Compañía:EA Sports
Plataforma:Xbox 360, PlayStation 3, Wii U, PC Muy bien tiene que estar algo para que una de las pocas cosas que queden por hacer sea añadir imperfecciones que humanicen el asunto; eso es justo lo que le ha pasado a FIFA este año. FIFA es como ese grupo del Primavera que miras con desdén por ser demasiado mainstream cuando anuncian el cartel completo, ese grupo al que en cualquier caso acabas yendo a ver (por un par de amigos muy fans, casi siempre) y en cuyo concierto te lo pasas muy, muy bien: quizá mejor que en otros que esperabas con muchas más ganas. Tener el pico fino cuando te dedicas a la crítica de videojuegos es muy duro, porque al final siempre acabas jugando mucho a los equivalentes interactivos a Transformers o Piratas del Caribe. Con los FIFA llega un punto en el que simplemente te rindes: es demasiado bueno como para ponerse señoritos, y nunca está mal tenerun punto de unión claro con el quinqui que vive en tu bloque y que se pasa el día en casa escuchando Estopa y fumando petardos; para diferenciarte de él ya tienes a Django Django, que por cierto están en la banda sonora de FIFA. Así de bueno es, joder. Decía que la única forma de que la cosa avanzara a estas alturas era añadir imperfecciones: uno de los puntos más interesantes de FIFA 13 es la adición de la imprevisibilidad en las jugadas. Ahora un pase arriesgado tiene más probabilidades de no salir bien de forma creíble, los jugadores responden de manera coherente a las jugadas en función de sus puntos fuertes y flojos, las herramientas que tenemos para controlar el balón son más avanzadas. Es un juego de fútbol con tema: lo imprevisible. Eso no lo consiguen ni algunas películas. Este año, por ir al grano, toca otra vez FIFA. Y que siga así.
Compañía:2K
Plataforma:Xbox 360, PlayStation 3, PC ¿No es estupendo que Jay-Z sea productor ejecutivo de un juego de baloncesto? Es como si Ted Nugent produjera un juego de matar hippies. Justo arriba hablo de FIFA 13, y preguntar si es mejor el simulador de fútbol o este NBA 2K13 es como lo típico de si quieres más a mamá o a papá: mamá huele a césped y papá es un negro de dos metros, y es muy difícil decidirse. La edición del año pasado de NBA 2K parecía haber tocado techo, pero no tener rival en el mercado porque has echado a los demás (literalmente: NBA Live, el equivalente de EA Sports, dejó de desarrollarse porque no podía competir con 2K) tiene sus cosas buenas: ahora pueden dedicarse a pulir detalles a un nivel enfermizo, además de seguir introduciendo novedades muy sustanciales como el juego con el stick derecho o el modo Mi Equipo. Jay-Z no sólo pone nombre, además: el actual dueño de los Brooklyn Nets ha conseguido, entre otras cosas, que Charles Barkley aceptara estar en el juego, pudiendo por fin incluir el Dream Team del 92 en la lista de equipos. Ahí es poco. En España también tenemos un caramelito bastante especial: la edición de aquí es la única con comentaristas locales, y vaya trío: Sixto Miguel Serrano, Jorge Quiroga y Antoni Daimiel. No nos podemos quejar. Con chulería de rapero de la costa este, NBA 2K13 vuelve a dar un golpe sobre la mesa para que todo el mundo se entere perfectamente de que está aquí, que sigue manteniendo el trono y que no tiene ninguna intención de abandonarlo pronto.