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Música

Escucha 'Bellum' de Montebel, rap para sacarte la bestia

El nuevo disco de esta rapera de la CDMX son ocho tracks de boom bap oscuro para amaestrar a la bestia.

Ha pasado solo una semana desde las elecciones, históricas para México no sólo por su tamaño, su costo, por su violencia, sino por la afrenta política que decidía: la continuidad del histórico y rapaz partido derivado de la Revolución, o la instauración de uno nuevo que envista la moral como su principal arma, y que promete acabar con la pudrición que mora en todos los estratos de la vida política del país.

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Ganó el segundo, y con una abrumadora mayoría. No solo a nivel federal, sino estatal, municipal, y en el Congreso de la Unión, el reemplazo del viejo partido tricolor fue contundente. Se convirtieron en la tercera fuerza política del país. En la Ciudad de México la ganadora de las elecciones fue Claudia Sheinbaum; histórica decisión también.

En la CDMX nunca había gobernado una mujer, salvo el interinato de Rosario Robles entre septiembre del 99 y diciembre del 2000. Y precisamente me encontraba redactando una nota sobre el encuentro de Sheinbaum con José Ramón Amieva, actual en el cargo, cuando en mis bocinas comenzó a sonar Bellum, el nuevo disco de Montebel.

La de Montebel es una voz constante en el rap que se hace en la Ciudad de México, lo ha sido durante tres años; en una escena dominada por varones, la presencia de Montebel no sólo es una de las honrosas excepciones, refresca y renueva el espíritu y el style.

Con solo 20 años, Montebel se ha convertido en una “puntero” de la escena, con apariciones en las TCE Mic Check de Cyhper Effect, una batalla en Línea 16; y shows al lado de Danger, Serko Fu, Big Metra, o Mike Díaz, el sensei de Aguascalientes.

A Mike Díaz una vez le escuché decir: “La escena del Distrito es la más perra, la más dura; un rapero que la arma en la escena del D.F. es un rapero que ya la armó en el resto del país”. Aunque la sentencia puede ser discutida, ilustra de forma importante lo que significa la capital para el resto de los raperos que orbitan fuera de ella.

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Pues de sus entrañas ha surgido y suena fuerte Montebel. Rapera de Apothheosis Music, ahora representando también el sello de Proyecto Marte, una casa de producción de la que han surgido otras piezas clave del hip hop capitalino. Una de las más recientes y frescas es “Cartucho”, de Bull Montana.

En Proyecto Marte también hay nombres como el de Dracks Meckanicks y Metrick Vader, raperos de Quintana Roo; Lessar y Lancer Lirical. Todos son producidos por Luzock. Luzock es un bato de pocas palabras, pero muchos ritmos. Una vez me dijo: “Yo no soy lo que se dice un melómano, pero con cualquier PC puedo producir lo que sea; nunca nadie se ha salido de aquí [de Proyecto Marte] sin el sonido que quiere”.

Al lado de Luzock está Vi Lohe, el primero al mando de Proyecto Marte. Una vez estuve ahí con ellos, comimos pizza y tomamos cerveza; el estudio está hasta arriba de una casa roja de cinco pisos, y desde ahí han maquinado Bellum, este nuevo material de Montebel.

Producido por Luzock y por Albert SQ, de Veracruz, Bellum son ocho tracks, dos que ya conocíamos: “Terror”, que fue enlistada en Las mejores canciones del rap mexicano del 2017 de Noisey, y “Aftershock”, ambos tracks con sus respectivos videos. Cuenta con colaboraciones de Vi Lohe, el propio Bull Montana, y Bizor del Azufre Squad, de Saltillo, que cerró el 2017 con su sesión TCE Mic Check. DJ King Klang está en los scratchs.

El disco suena oscuro, y extiende los trazos y las temáticas que Montebel ya había dibujado en Génesis, su primer material. Es un disco, como todo lo que se hace en Proyecto Marte, esencialmente nocturno, que conjura sombras, espectros, y las batallas internas de su protagonista.

Sónicamente Bellum destaca por la cuidada producción de Luzock y Albert SQ, que se adapta perfectamente a la voz y personalidad de Montebel, y constituye un todo cerrado. Bellum puede escucharse de principio a fin sin sobresaltos, sin tracks de relleno, sin paja.

Ante la acostumbrada producción de hoy día, bajos hondísimos, incesantes tiempos de hi hat y autotune, Luzock, Montebel y compañía presentan una que se alimenta del viejo arte del shadowboxin’. Bombo y caja, atmósferas, sampleos de cuerdas, de marchas fúnebres, y poco más. El resultado es un álbum breve, sólido, que nos invita a mover la cabeza y disfrutar de la ciudad en la noche.

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