LOS PLEBES STILL 1
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Identidad

'Los Plebes' es un retrato de la juventud que trabaja para el crimen organizado en México

Este documental coproducido por VICE Studios narra la vida íntima de jóvenes sicarios.

Los plebes son los pibes. El término viene de plebeyos, una palabra asociada a las personas que pertenecen a lo más vulnerable de la sociedad. En Sinaloa es común decirle plebe al pibe. Los Plebes se llama el documental dirigido por Eduardo Giralt y Emmanuel Massú y coproducido por VICE Studios que se estrenará este domingo 21 de marzo en la edición 2021 de FICUNAM en México y en el BAFICI en Argentina.

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Un joven de Sinaloa acaricia a su perro y le compra flores a una chica. Habla de la muerte, el amor y la libertad. A pesar de ejercer una actividad que ha dejado miles de cadáveres en el camino, nos permite observar un costado que nadie conoce: sus conflictos, deseos y frustraciones llegando a los 30 años, el final del espectro de vida de un sicario. 

Grabado con celulares y utilizando recursos del cine experimental, el largometraje logra adentrarnos a un plano de familiaridad con un grupo de jóvenes sicarios que muestran su parte más íntima; nos aleja de los prejuicios y creencias individuales, pero también nos provoca escalofríos en la piel.

Hablamos con los directores para que nos cuenten cómo crearon este documental que muestra el otro lado de jóvenes millenials dentro del crimen organizado.

VICE: ¿Cómo nació este proyecto?

Eduardo Giralt: Siempre me ha interesado la maldad en las personas. De chico era una obsesión. Con el tiempo comencé a interesarme también por los casos de genocidio urbano y apenas llegué a México me topé con esta situación de una amiga: unos chavos mataron a su padre y ella los había encontrado en las redes, donde se podían ver sus caras, sus fotos, su doble vida donde no son 

cien por ciento asesinos, donde también son hijos y son novios. Me obsesioné con cómo la juventud mexicana que trabajaba para el crimen organizado usaba las redes sociales para mostrarse abiertamente.

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Poco tiempo después empecé a hacer un casting callejero para otro proyecto cinematográfico y comenzaron a presentarse estos morros, con sus radios y sus armas; histriónicos, sin vergüenza a la cámara. El otro proyecto se cayó, y con Emanuel entendimos que teníamos algo para hacer dentro de ese proceso de trabajo. Coincidimos en un ángulo que nadie había explotado: su intimidad. Diferente a lo que se puede ver en Narcos o Miss Bala.

¿Por qué hablar de su intimidad y no de su trabajo?

Emmanuel Massú: Una vez me dijeron: “nunca hay que juzgar a un libro por su portada”. La persona que me lo dijo tenía un trabajo que lo hacía verse como un psicópata, sin embargo, lo veía en su intimidad y esa persona cuidaba mucho la relación con sus padres y sus hermanos; también cuidaba de sus amistades. Esa fue mi inquietud y así es cómo nos preguntamos la manera de retratar a los plebes. 

¿A todos los plebes se les presenta en algún momento de su vida la oportunidad de pertenecer a un grupo de sicarios?

Emmanuel: En Sinaloa sí. Quizás algunos opinen distinto, pero estoy seguro que si no es a ti directamente es tu hermano o tu primo o algún amigo tuyo. En una etapa de la adolescencia, estando en Sinaloa, se te va a presentar la oportunidad de delinquir, de alguna u otra manera. Ahí está en cada uno si decide participar o no. Culiacán significa el lugar de los caminos torcidos, la historia está representada por la sangre, el dicho de que hay bandidos es cierto, no es un orgullo, pero sí una realidad. 

¿Qué sintieron al verse inmersos en el mundo de los plebes?

Emmanuel: Yo quería conocer ese lado [la vida íntima de los sicarios] porque el otro ya lo conozco. He cargado cajones de amigos, he tenido que ver las caras de las madres cuando pierden a sus hijos por estar dentro de grupos de crímenes organizados. Mi sensación fue todo el tiempo curiosidad, me saciaba saber que podía mostrar algo de los plebes que no se ve comúnmente.

Eduardo: Yo sentí cierta empatía con estos pibes, más allá de los momentos complejos. La empatía es la consecuencia de dos cosas: por un lado, pasamos muchas horas juntos, por otro te sumergís en el mundo de verdad, negarlo es vivir en una burbuja.