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Música

14 Cosas que Sacamos en Claro del San Miguel Primavera Sound 2011

Lunes post-Primavera Champions Sound League. Estamos vivos. Nadie tiene muchas ganas de hablar. Pero bueno, si os empeñáis en preguntarnos que qué tal ha ido, esto es lo primero que nos viene a la cabeza.

Lunes post-Primavera Champions Sound League. Estamos vivos. Nadie tiene muchas ganas de hablar. Pero bueno, si os empeñáis en preguntarnos que qué tal ha ido, esto es lo primero que nos viene a la cabeza.

1. Moon Duo hace música para norias y caballitos

Que estiren hasta los 10 minutos canciones que a los dos ya lo han dicho todo, pues vale; grupos como Silver Apples o Suicide ya lo hacían 30 años atrás y con más gracia, pero vale. Pase también que lo suyo, más que espacial, sea feriante: música para subirte en el tiovivo y luego ganar un perrito piloto. Pase. Lo que no podemos ignorar es que la chica lleve un teclado de síntesis sustractiva de puta madre y se pase toodo el concierto utilizando el preset “organillo de verbena”. Corcho, ¡léete el manual!

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2. Todd Trainer, de Shellac, se merendaría al reparto entero de ‘Perros Callejeros’

Este hombre, aparte de tocar la batería como Dios, podría haber formado una banda de lo más profesional junto al Fitipaldi, El Torete y El Corneta. Pero, afortunadamente para Primavera Sound, sigue programándose cada año sus vacaciones en España junto a El Cerebrín Albini y El Gordo Weston. Su bolo fue incluso más bueno que los ¿3, 4, 5? anteriores.

3. El rostro humanista de P.I.L. no se lo cree nadie

Tiene mucha gracia ver a John Lydon lanzando consignas humanistas. Sus manifestaciones mahatmas no hay quien se las crea y menos si las acompaña de un aparato gestual propio de Groucho Marx, pero da igual porque el hombre está magnífico y su voz a medio camino entre una cabra y un muecín llamando a la oración sigue inimitable. P.I.L. dieron un señor concierto, lo clavaron todo al milímetro y gozaron de un sonido tremendo. Alguna voz se oyó reclamando a John que interpretara el spot de la mantequilla inglesa, pero a palabras necias él ni caso. Eso sí: si no te quieres quitar la chaqueta no te quejes del calor, tío coqueto.

4. Pissed Jeans deberían follárselas a todas

Es el mejor piropo que se nos ha ocurrido. Esta vez no hubo vomitonas ni amplis crujidos y su concierto fue impecable. En fin, todo lo impecable que pueda ser un concierto de los hijos borrachuzos de una groupie de Flipper y un camello de los Eyehategod con carta de recomendación firmada por Birthday Party. Muy buenos.

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5. Somos incapaces de ponernos de acuerdo sobre el bolo de Swans

Básicamente hay dos opiniones: A) Tras tantos años escuchando sus discos uno esperaba que cuando por fin les viera en directo sería algo así como una explosión atómica que me lanzaría, impregnado de radioactividad, 500 metros más allá. Y no; aquello fue un concierto rotundo y a cara de perro, pero no la experiencia místico-brutalista que andaba buscando.

B) Fue la hostia, el mejor concierto de este Primavera. Pero de calle, además. Nos sometió, nos hipnotizó, nos aplastó, se meó en nosotros. Y –comparación odiosa al canto– hizo que la madurez macarril y marchosa de Nick Cave pareciera una bufonada al lado de lo suyo.

6. A Glenn Branca se le pasó por la noche el cabreo de la mañana

Por cosas de la vida (hacerle una entrevista, vamos) estuvimos presentes a media mañana en la prueba de sonido de Glenn, bajo un lorenzo justiciero, sin una mísera sombra bajo la que cobijarse. Nos pilló una ligera insolación. Además Glenn estaba más cabreado que una mona, no le habían traído los amplis que había pedido y el volumen distaba de ser tan descomunal como a él le gusta. Ni tanto así. Temíamos por él y también por nosotros, por haber recomendado a todo el que nos quiso escuchar que fuera a verle, que el tío es un crack y su actuación sería una experiencia. Afortunadamente no hubo tierra trágame: el sonido respondió, el grupo se lució lo suyo, y Branca, airoso, sonrió lo que le permiten sus comisuras neoyorquinas. Bien.

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7. Pere Ubu cuentan unas historias que te mondas

David Thomas tiene pinta, y voz, de viejo buscador de oro borrachín de esos que salían en las películas del oeste a la hora de la sobremesa. A lo mejor hasta llevaba ropa interior de cuerpo entero. ¡Qué tío, David Thomas! El típico al que se la repampinfla todo y te da la murga en el bar y se pone faltón, pero te cae simpático porque te recuerda a tu abuelo antes de que muriera de cirrosis y sus historias tienen gracia si te detienes a escucharlas. De estas contó bastantes, porque el disco que tocaban era breve y había que completar minutaje en el escenario. Así transcurrió la cosa, entre el punk disonante y la patafísica de bareto. Nos veríamos otro concierto suyo ahora mismo, sí.

8. Einstürzende Neubauten lo petaron a la hora del fútbol

Estaba petao de gente, y Blixa, con una deferencia que nadie le recordaba, dio las gracias al “público no futbolero”. Bien tienes que darlas, Blixa, porque el marrón que os tocó era de los grandes. Los Einstürzende Kaiserslautern estuvieron bien, muy bien, requetebien, menos el bajista, que se creía que estaba en el Wacken Open Air y se hinchó a hacer poses. El Bargeld, elegantote como es él, puso el saber estar; los demás pusieron el cachiporreo y las disonancias, y uno que estaba a mi lado puso la tontería confundiendo a los Neubauten con los Bad Seeds.

9. Ducktails son secretamente dioses del rock

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Aunque el rollo de Ducktails sea el reverb empapado de melodías lo-fi, fue muy mono cuando empezaron a rockear hacia el final de su actuación. Es evidente que dentro de sus cabezas se creen Richard Hell o Angus Young, pero son demasiado honestos con ellos mismos como para creerse estrellas del rock. Felicidades.

10. Alan Vega está muy p’allá, pero mucho

Nos lo pasamos bien en el bolo de Suicide. Una burrada de tal calibre que provocó más de un mal viaje entre los asistentes, mientras el resto aguantaba entre el estoicismo y el estupor un chaparrón de pulsaciones espídicas, puñetazos al teclado y caretos extraños. Un espectáculo demencial que quizá, sólo quizá, Whitehouse puedan igualar si siguen tocando cuando tengan 120 años. Decíamos lo de que Alan Vega está muy mal porque hasta tres amigas nos han contado que al acercarse a hablar con él, el hombre se tocaba la minga como un mono loco en un zoo de Brasil la noche más calurosa del más caluroso verano.

11. La tia de SALEM esta preñada

La gente le da mucho bombo a Salem por haber inventado el Witch House pero nunca hablan de que, introduciendo a los hipsters en el rollo de Gucci Mane han conseguido mejorar las relaciones entre razas más que los hippies en el Rock against Racism. Su música sigue siendo una mierda y la mayoría de gente sólo se acercó al concierto para ver el bombo de Heather y luego irse a ver algo que no fuera un tío blanco rapeando sobre bases happy hardcore lentas con el volumen bajo.

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12. El escenario Pitchfork estuvo lleno de alemanes maricas durante todo el festival

Esto es simplemente una observación pero, ¿cuándo empezaron a escuchar indie todos los gays? El escenario Pitchfork era como la primera love parade lo-fi del mundo. Había gente haciendo coreografías durante Ariel Pink, y el concierto de James Blake estaba tan lleno de ositos berlineses sudados hasta el culo de MDMA que pensamos que estábamos en el Berghain.

13. Que te toque actuar a las 4 de la mañana es una putada, se mire como se mire

Es obvio que a esas horas la gente ya va del revés y va a bailar cualquier cosa, pero Battles se pasaron haciendo un set completamente techno ¿Qué pasó con los que nos gusta el grupo pero no íbamos drogados? Pues que fue un coñazo. Y otra cosa, ¿hacía falta poner en las pantallas a la gente que ha colaborado cantando en el nuevo disco? Me cagué de miedo al ver a Gary Numan. De hecho estuve mucho rato pensando que era Alice Cooper.

14. El salto que pegó Tyler The Creator es el de un puto atleta de élite

TEXTO: VICE STAFF

FOTOS: SERGIO ALBERT AVILÉS, HELIO REGUERA