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Cultură

Una mujer que ha rodado un documental sobre vaginoplastia

Rochdale, al norte de Inglaterra, es una localidad famosa—hasta cierto punto—por haber alumbrado a la cantante “soul” Lisa Stanfield. Hasta allí nos fuimos para entrevistar a la cineasta Heather Leach, quien se metió hasta el cuello en el oscuro mundo...

RETRATO DE ALEX STURROCK

Rochdale, al norte de Inglaterra, es una localidad famosa—hasta cierto punto—por haber alumbrado a la cantante “soul” Lisa Stanfield. Hasta allí nos fuimos para entrevistar a la cineasta Heather Leach, quien se metió hasta el cuello en el oscuro mundo de la vaginoplastia, es decir, “la operación quirúrgica consistente en reducir los labios vaginales”. Hablamos con ella acerca de las cosas que averiguó, y la conversación resultó bastante reveladora. Eso sí, no es algo que debáis leer a la hora del almuerzo. Menos aún si en el menú hay rosbif y pastrami. Vice: Hola, Heather. Dinos, ¿qué te decidió a rodar esta película?
Heather Leach: Bueno, fue un encargo del Channel 4. Me puse a investigar y descubrí que, al menos en Inglaterra, el número de mujeres que deciden operarse los labios vaginales se ha duplicado en 5 años. Más asombroso quizá sea el hecho de que sólo en los dos últimos años el porcentaje se ha elevado en un 300%. Ahora hasta las chicas de 16 años se someten a labioplastia. ¡Caray!
La razón principal para hacerlo es la opinión de los demás. Algunas chicas me han explicado comentarios muy, muy feos que les han hecho, cosas como, ‘Tu vagina es tope desagradable’, o ‘Entrar en ti es como entrar en el túnel del Mersey’. Hubo una chica que se operó porque no aguantaba más los malvados comentarios de su hermana. “Lo de ahí abajo parecen dos lonchas de jamón colgando”, y otras barbaridades del mismo calibre.

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Esta escultura de moldes se llama “Design a Vagina” y es del artista británico James McCartney. Algunas de las chicas del documental de Heather accedieron a que McCartney sacara moldes de sus intimidades.

No es muy elegante, no.

Hay diferentes razones físicas y psicológicas para operarse la vagina, y distintos métodos, pero la mayoría de cirujanos rehacen la vulva mediante amputaciones y recortes: cortan los labios menores para que no sobresalgan de los labios mayores.

Calla, calla.

Lo hacen con un escapelo. Hay cirujanos que seccionan los labios, cosen los terminales nerviosos para que conserven la sensibilidad y luego ponen puntos. Una cosa que mucha gente no sabe es que los nervios de los labios menores están conectados al clítoris, y que con la operación se corre el riesgo de tener problemas el resto de su vida durante el acto sexual. Creo que muchas adolescentes ni siquiera piensan en esto. Lo único que quieren es “tener un coñito perfecto”. Hace años, allá hacia 1985, someterse a una operación en los pechos automáticamente significaba para una mujer “tener unas tetas perfectas”. Sucede lo mismo con esto: entrar al quirófano y operarse la vagina es para muchas chicas sinónimo de “tener unos labios perfectos” También son habituales las operaciones de liposucción vaginal.

¡Oh, venga ya!

Extraen materia grasa del área púbica para hacerla más plana. Otra cosa que se está practicando es la inyección de Bótox donde se supone que está el punto G. Lo llaman “el chute G”. Cuesta 1600 dólares la sesión y sólo lo hacen los cirujanos plásticos privados.

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¿A qué atribuyes el gran aumento de adolescentes dispuestas a operarse los labios vaginales?

A las campañas publicitarias de grandes corporaciones médicas que aparecen en las revistas femeninas. Y a la presión de la gente de sus edad, en particular los chicos.

Antes.

Después.

¿Y eso?

A los chicos adolescentes les encanta la pornografía. Hasta donde yo he podido comprobar, en la pornografía moderna no se muestran lo que yo consideraría vaginas normales. En consecuencia, la gente tiende a pensar que el coño perfecto es el que está depilado y los labios menores no sobresalen.

¡Pues claro!

La depilación total juega un papel importante en todo esto. Cuando Bill Clinton decidió relajar las leyes americanas antipornografía, los productores empezaron a insistir a las actrices en que tenían que afeitarse para que los espectadores pudieran sus vaginas al completo de un vistazo y en primer plano. Ahora estas imágenes están en todas partes, y provocan que las chicas jóvenes crean que lo más natural, lo ideal, es tener un coño depilado y de labios muy delgados.

Se ha convertido en una tendencia.

Pero no tienen en cuenta lo terrible que puede ser la operación. El período de recuperación puede ser de hasta seis meses. Yo filmé una de estas operaciones y era espeluznante. Los trozos de carne sobrante van a parar directamente al cubo de residuos clínicos y arrojados a la basura con el resto de desperdicios.