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Cultură

Las leyes contra la violación han sido siempre malas

Así han tratado a lo largo de la historia muchas y muy diferentes culturas las agresiones sexuales.

Cuadro de 'La violación de Lucrecia' vía Wikipedia

De repente, Brock Turner es el violador más famoso de Estados Unidos. La semana pasada, el exnadador de 20 años fue sentenciado únicamente a seis meses de prisión por agredir sexualmente a una mujer detrás de un contenedor de basura después de que esta se hubiera desmayado; esta condena tan poco severa causó indignación, al igual que la carta del padre de Turner, en la que decía que la vida de su hijo se había arruinado por "20 minutos de acción", y la carta de un amigo de la infancia de Turner, en la que aseguraba que la corrección política era la culpable de todo este lío.

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Casi una semana después de la sentencia, los medios de comunicación y el público siguen hablando sobre el caso. La víctima, que quiso permanecer en el anonimato, leyó en voz alta ante el tribunal una declaración que se hizo viral después de aparecer publicada en BuzzFeed; hay una petición en línea para exigir el despido del juez indulgente; algunos observadores han descrito el caso de Turner como el ejemplo más notorio del privilegio del hombre blanco y el mismo Turner sigue buscando excusas, alegando que el delito es resultado de la cultura universitaria de la fiesta.

Sin embargo, lo más importante de la polémica es la forma compleja y aparentemente injusta en que se procesa el delito de violación. Por ejemplo, en abril, un juez en Oklahoma descubrió que según los estatutos de ese estado, practicarle el sexo oral a una persona inconsciente es técnicamente legal. Al menos consideramos la violación como un delito violento. En la Antigüedad, incluso las sociedades que también tipificaban las agresiones sexuales como delito, las consideraba una infracción contra la propiedad y no un acto vejatorio contra una persona. Así castigaban algunas culturas a las personas como Brock Turner:

Antiguo Oriente Próximo

La vida en la época bíblica no era un camino de rosas para nadie pero, como era de esperar, las mujeres se llevaban la peor parte. Robert Kawashima, profesor de derecho bíblico en la Universidad de Florida, cita el Éxodo 20:17 como evidencia de que las mujeres eran consideradas objetos según la ley porque estaban en la lista de cosas que no podías codiciar, junto con las casas y los sirvientes. "El principio básico más impactante —en mi opinión—es que las mujeres eran una clase de propiedad", afirmó. "Por aquel entonces, en Oriente Próximo, incluido Israel, no existía el concepto de "violación forzada" —solo conocían el adulterio con la esposa de otro hombre o la fornicación con la hija virgen de otro hombre—. En cualquier caso, el otro hombre era siempre la víctima del crimen".

Por ejemplo, en Babilonia, si una mujer estaba comprometida pero la violaban y era virgen, el violador era sentenciado a pena de muerte. Pero si la mujer estaba casada, ella también tenía que morir. En Asiria, el padre de una víctima de violación podía violar a la esposa del violador como castigo.

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Básicamente, si violaban a una mujer dentro de las murallas de la ciudad, se asumía que debía haber gritado pidiendo ayuda, si es que no fue consensuado. Tanto ella como su agresor morían por lapidación. Si la violación ocurría fuera de las murallas de la ciudad, la mujer no era culpable porque no había nadie cerca que pudiera ayudarla. En vez de lapidarla, la obligaban a casarse con su agresor (que tenía que pagar una dote a su padre), si no estaba comprometida. Y si ya estaba comprometida, el arreglo se cancelaba porque la mujer era considerada un bien dañado y la devolvían al mercado con descuento.

América prehispánica

Las mujeres en la América prehispánica estaban más seguras que sus contrapartes bíblicas, según Amy Casselman, profesora de Estudios Nativos Americanos en la Universidad Estatal de San Francisco. Casselman dijo que la agresión sexual era algo inaudito en América antes de la llegada de los europeos. "Como las mujeres jugaban un papel central en todos los aspectos de la cultura indígena, la violencia contra ellas era incongruente con la concepción propia del ser y la sociedad", explicó. "Y en el raro caso de que agredieran sexualmente a una mujer, los pueblos nativos usaban sus propios sistemas legislativos para castigar al violador y restaurar el equilibrio en la comunidad".

Los indígenas americanos tenían sus propios tribunales, muy diferentes al sistema actual, que se basa en sentencias máximas/mínimas y asume la inocencia del agresor. Los tribunales indígenas dejaban que la víctima decidiera el castigo —que podía ser desde una disculpa o una sentencia corta hasta alguna clase de humillación pública—. "Hoy en día, las mujeres que denuncian una agresión sexual son sometidas a juicio y rara vez tienen voz y voto en el resultado", explicó. "El caso de Brock Turner es el ejemplo perfecto de esto".

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El Imperio romano

La violación no existía como tal en la Antigua Grecia o en la Antigua Roma —ni siquiera tenían un término para definirla, aunque pareciera que todas las historias de la mitología contenían episodios de lo que hoy consideramos violación—. "Si tenías el dinero y el poder suficientes, la venganza personal era una posibilidad", afirmó Michael Peachin, profesor de Filología Clásica en la Universidad de Nueva York. "Sin embargo, las agresiones sexuales de cualquier tipo no estaban consideradas como un asunto en el que debía involucrarse el gobierno".

Peachin dijo que, a diferencia de Oriente Próximo, la violación en estas civilizaciones ni siquiera se consideraba un delito de propiedad. De hecho, en ciertos aspectos era todavía peor: si la víctima estaba casada, se le podía acusar de adulterio. Roma era un lugar todavía más anárquico a la hora de proteger a los niños. "Si tenías un bebé y no lo querías, podías tirarlo a la basura sin consecuencias jurídicas", señaló Peachin.

Inglaterra medieval

La violación se castigaba con pena capital a partir de 1285 en Inglaterra, pero el jurado nunca quería aplicar el castigo porque se creía que las mujeres eran criaturas de naturaleza seductora que querían o merecían ser violadas, según el historiador Sean McGlynn. En un artículo de History Today, McGlynn explica que era muy poco probable que los jurados formados únicamente por hombres condenaran a otro por lo que hoy se consideraría una violación: "En la región central de Inglaterra entre 1400 y 1430, de 280 casos de violación, no hubo una sola condena".

Aunque señaló que las mujeres no tenían muchas opciones si sufrían una violación, dijo que hubo una excepción. En 1439, un jurado inglés exoneró a Joan Chapelyn por matar a un hombre en defensa propia cuando trataba de violarla. El pasado era una mierda.

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Estados Unidos en la época colonial

En Estados Unidos, la palabra "violador" no se utilizó hasta finales del siglo XIX, en un caso de linchamiento. El diccionario de inglés Oxford subraya que el primer uso fue en referencia a un "violador negro". En ese entonces era mucho más fácil castigar a un hombre negro que a un hombre blanco por algún delito porque los juzgaban en tribunales de esclavos que no requerían veredictos unánimes por parte del jurado. Sharon Block, autora de Rape and Sexual Power in Early America (La violación y el poder sexual en los primeros días de Estados Unidos), explicó que normalmente reducían los cargos de los hombres blancos acusados de violación.

Block dio el ejemplo de una mujer llamada Sylvia Patterson, que fue violada por el capitán James Dunn en la ciudad de Nueva York a principios del siglo XIX. A Dunn se le acusó únicamente de "agresión con intento de seducción", algo que ocurría con frecuencia cuando a un hombre blanco y poderoso se le acusaba de violar a una mujer de clase trabajadora —en especial si era una mujer de color—. Durante el transcurso del juicio, Patterson fue tachada de promiscua y se dijo que tenía enfermedades venéreas.

"Al final, el tribunal declaró culpable a Dunn y su castigo fue pagar una multa de un dólar, algo que ilustra perfectamente cuánto valía su integridad sexual según el jurado", dijo Block. "Lo que pasó en el caso Stanford es un recordatorio de cómo era Estados Unidos en la época colonial. Los hombres poderosos tenían la libertad de violar las veces que quisieran sin sufrir represalias. El poder social se traduce en poder sexual".

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