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​Entrevista con un hombre que identifica partes del cuerpo después de una catástrofe

¿Qué pasa cuando el accidente es tan grave que deja a los cuerpos en pedazos? Alguien tiene que reunir e identificar las partes. Y ese alguien es Richard Bassed.

Ilustraciones por el autor.

El mes pasado se estrelló el avión Germanwings A320 y murieron los 150 pasajeros a bordo. Cuando ocurre una catástrofe de esta magnitud, una de la prioridades inmediatas es recuperar los cuerpos. Si están intactos, la tarea es rápida. ¿Pero qué pasa cuando el accidente es tan grave que deja a los cuerpos en pedazos? Alguien tiene que reunir e identificar las partes.

Esta tarea poco envidiable recae en los expertos en identificación de víctimas de catástrofes. Estos especialistas voluntarios acuden al lugar de los hechos. En caso de que se sepa el número de víctimas en una catástrofe, como cuando se estrella un avión, se le denomina "cerrada". Cuando es imposible contar el número de víctimas, como en un desastre natural a gran escala, se le conoce como "catástrofe abierta".

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Richard Bassed es especialista en odontología forense y lleva 13 años trabajando como experto en identificación de víctimas de catástrofes. Cuando Richard estaba en el Instituto Victoriano de Medicina Forense, se encargó de identificar a los muertos de los atentados de Bali en 2002, del tsunami de Indonesia en 2004 y de los incendios forestales de Australia en 2009.

VICE: ¿Me puedes explicar cómo identificas los cuerpos?
Richard Bassed: En general, casi todos tienen un registro dental, por lo tanto es el recurso más utilizado. Gracias a los dientes es posible identificar entre la mitad y dos terceras partes de los muertos en cualquier catástrofe. Sirven porque son resistentes. No se destruyen tan fácilmente. El cuerpo se puede quemar hasta quedar hecho cenizas pero los dientes perduran. También utilizamos el ADN pero el proceso suele ser más caro y más lento. Por último, también utilizamos los antecedentes médicos. Si tienes un marcapasos o una prótesis de cadera, lo único que tenemos que hacer es buscar el número de serie y con eso basta para identificarte. Así mismo, es posible identificar a la gente son base en sus propiedades, como en la ropa que traían puesta o la identificación en su cartera. Pero es nuestro último recurso porque no garantiza la identidad de las víctimas.

¿Cuál fue tu primera misión de identificación de víctimas?
En los atentados de Bali en 2002. De los 202 muertos, 86 eran australianos. Ya estaba acostumbrado a ver muertos porque solía trabajar como dentista forense en la morgue. Pero es muy diferente cuando pasa una de estas catástrofes. El nivel de adrenalina es mayor, al igual que las emociones.

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Además, los países pobres o en vías de desarrollo no tienen protocolos de seguridad en caso de que ocurra un desastre. En Bali, las familias escarbaban entre los restos para tratar de identificar a sus familiares.

Qué horror. ¿Hay desastres donde tu trabajo resulta más difícil?
Por supuesto. Los incendios forestales en Australia fueron horribles. Fueron muy cerca de donde vivía. Cuando llegué, vi los lugares donde las familias trataron de esconderse. En los reportes de la gente que llamó al número de emergencia se escuchaban las llamas en el fondo. Todo el mundo tiene miedo de morir quemado. Es aterrador. Creo que esa vez fue la que más me costó trabajo.

La vez del tsunami, ya se había recuperado gran parte de los cuerpos cuando llegamos. Unos los encontramos en el océano, otros en los árboles y algunos se quedaron botados en toda la costa. Aquel día no hubo una conexión emocional con la forma en que murió toda esa gente.

¿Cuáles son los obstáculos que enfrentas para identificar los cuerpos?
El primero, y el más obvio, es el estado en que se encuentran los cuerpos. En caso de que se estrelle un avión, de un incendio o de alguna explosión, los cuerpos se hacen pedazos, se mezclan y terminan regados por doquier. A veces es muy difícil separarlos. En el caso de los dientes, mi especialidad, el problema es que algunos países tienen formas diferentes de catalogar los registros dentales y eso dificulta la identificación.

En caso de catástrofes no accidentales —como el avión MH17 que se estrelló en Ucrania—, identificar los cuerpos puede llegar a ser muy difícil. Cuando los rebeldes por fin dejaron entrar a los expertos en identificación, muchos de los cuerpos ya estaban en un estado de descomposición avanzado y otros terminaron al otro lado del país porque los echaron a los trenes. No logamos recuperar gran parte de los cuerpos. Además, como el avión explotó en el aire, muchos cuerpos terminaron regados a varios kilómetros de distancia.

¿Hay casos en los que resulta imposible identificar a una persona?
Depende de la escala de la catástrofe. Por ejemplo, en el tsunami de Tailandia murieron cinco mil personas y la misión duró casi un año completo. Y al final quedaron 400 cuerpos que no fue posible identificar. Tomaría cuarenta años identificar a las 200 mil personas que murieron en el terremoto de Haití. No hay suficientes expertos en identificación forense en todo el mundo para completar una labor de esa magnitud.

¿Hay momentos en los que te sientes abrumado por tu trabajo?
A la larga sí afecta. Hasta el momento no he tenido una crisis nerviosa pero cada que acudo a esta clase de misiones, me siento vacío cuando regreso a casa. Es difícil continuar con la vida diaria. Me quedo pensando: "¿Y ahora qué hago?".

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