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Hace poco, una amiga me contó sobre una película porno que había visto que se basaba en "sexo diplomático". Consistía en reuniones diplomáticas de presidentes de todo el mundo, en las cuales la única manera de resolver los conflictos que trataban era teniendo relaciones sexuales —que si Merkel con Enrique Peña Nieto— por ejemplo.Me explicó que esto era absolutamente normal, todo gracias a la "Regla 34". Luego se dio cuenta de que yo no tenía la más mínima idea de lo que me estaba hablando —me delató mi cara de idiota— y me explicó en qué consistía la regla:
Regla 34
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Obviamente no me masturbé con eso, no creo que nadie quiera ver porno mesozoico, digo yo. Pero al final del día creo que entiendo a esta productora de porno, la zoofilia común con animales que no estén extintos es demasiado mainstream para el porno actual. Me gusta.—Desirée Noriega