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(Todos estos comerciales son muy nuevos, no encontré links más viejitos, pero no se agotan, son igual de fascinantes en cada década que pasa, aunque desafortunadamente el conductor de los primeros comerciales ya murió).Por obvias razones no hablaré de Lalo y Lagrimita.El CentroEl objetivo de toda mi vida, desde chiquita hasta ahora, es ir al Centro. De Guadalajara, obviamente. El Centro era seguro y vivía cerca de ahí, así que fue el espacio al que pude ir saliendo sola de casa, poco a poco. Ir al Centro significaba ir a La Playita (la mejor lonchería [de lonches, gente; no de baggels, sándwiches, tortas, wraps ni nada que en Marte llamen lonche "porque viene de lunch"]), visitar cualquier café de por ahí, ver discos, ir a la biblioteca, o simplemente dedicarme a la loable tarea de valer reata en una banca de la Plaza de Armas o en los escalones del Teatro Degollado.
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que tenía la obligación
como poeta consciente de lo que su trabajo debe ser,
poner un escritorio público
cobrando sólo el papel.La idea no me dejaba dormir,
así que me instalé en el jardín del Santuario.
Sólo he tenido un cliente,
fue un hombre al que ojalá haya ayudado
a encontrar una solución mejor que el suicidio.Tímido me dijo de golpe:
'Señor poeta, haga un poema de un triste pendejo'.
Su amargura me hizo hacer gestos.Escribí:
'No hay tristes que sean pendejos'
y nos fuimos a emborrachar".El Tianguis Cultural y el BaratilloEl primero es los sábados. Yo me quedé cuando se hacía en el Parque Agua Azul. Antes de eso se hacía enfrente del Ex Convento del Carmen, en el jardín del Carmen. Ahí iba a comprar colguijes y ropa tie-dye.El Baratillo cuesta trabajito. Hay mucha gente y hace un solazo que ahí les encargo. O será porque siempre nomás iba a acompañar a mi papá a comprar fierros. Dos veces fui a comprar una bicicleta.OtrosA mí el Roxy ya me tocó en las últimas. Pero la tradición oral dice que tenía onda y que fue el único sitio en la ciudad que llevaba buenas bandas. Ahí tocó Radiohead por primera vez en México.
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