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Así fue crecer en

Así fue crecer en: Guadalajara

Una disculpa pública por el eslogan "Jalisco es México".

La autora rodeada de chivos .

Soy del '82. En la Guadalajara en que me tocó crecer —la ochentera y noventera, del centro de la ciudad— llovía casi diario; no era el rostizadero de hoy en día. Intentaré reconstruirla. De antemano pido disculpas por todas las omisiones que haré de Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá (municipios conurbados) y que también forman parte de la educación sentimental de los tapatíos.

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Foto Parque Morelos, vía.

En los ochenta la ciudad todavía se dividía en cuatro sectores: Hidalgo, Reforma, Libertad y Juárez, luego eso cambió y se empezaron a identificar colonias, pero para fines prácticos la capital jalisciense se va a dividir siempre entre jodidos y no tan jodidos. Esto es: los que viven de la Calzada para allá, y los que viven de la Calzada para acá, respectivamente. Antes de ser una línea que demuestra el clasismo de la ciudad, esta avenida era un río y luego, un río de caca. Yo crecí muy cerca de ese afluente de excremento y diversión cuyo nombre científico es la Calzada Independencia.

A ambas orillas del río entubado, se encuentran parajes indispensables en mi trayectoria como tapatía: la Barranca, el Zoológico, el Estadio Jalisco, el Centro Médico, la prepa 11, el Parque Morelos, San Juan de Dios, Obregón y el Parque Agua Azul.

En Guadalajara uno aprendía a amar, desde la primera infancia, la segunda mitad del año. A partir del 14 de septiembre, Día del Charro, a un lado de la Catedral se ponen tarimas para todos los desfiles de esa temporada, y no se quitan hasta el horroroso desfile cocacola, en diciembre. A lo largo de estos meses por 16 de Septiembre y Alcalde (la misma avenida a diferentes alturas) desfilan: charros, militares, las reinas y carros alegóricos de las Fiestas de Octubre, la Virgen de Zapopan, más militares, y personas con botargas de osos polares.

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Todo esto significaba que en cada desfile el centro de la ciudad colapsaba y tenías permitido faltar a la escuela.

La Romería, también llamada la Llevada de la Virgen, acontecimiento que mereció varias creaciones de la tradición oral, como por ejemplo: "Primer acto: Llega la Virgen y te pica un ojo. Segundo acto: Llega la Virgen y te da una patada en la espinilla. Tercer acto: Llega la Virgen y te jala el pelo. ¿Cómo se llamó la obra? La llevada de la Virgen". [Sé que es malo, pero era un trámite para sobrevivir la primaria].

Desfile del Charro, vía.

Enfoquémonos en las Fiestas de Octubre. Eso fue lo más remotamente cercano a algo llamado diversión en la ciudad durante mis primeras décadas de vida. Ahora todo dios da conciertos en Guadalajara, pero antes, antes, el único objetivo en la vida de los adultos era conseguir lugar en el palenque para ir a ver a Vicente Fernández, Juan Gabriel, Luis Miguel, Alejandro Fernández y Joan Sebastian, o a sus equivalentes al Auditorio Benito Juárez. Uno como bestiecilla lo único que quería era vomitar en los juegos mecánicos, y ver a los más grandes que se aventaban de la atracción más reciente: el bungee jump.

Medios

No todo era calle. También había televisión. Estaban el Canal 6, el Canal 4. Radio Universidad, Stereo Soul (la única estación donde podían pasar a Bowie y a Cocteau Twins), 101.3 Súper Stereo, la Radio Pirata (ya fue despuesito) y mi amor: La Consentida, donde pasan boleros y los domingos, zarzuela, lo cual convierte los deprimentes domingos citadinos en potenciales holocaustos suicidas.

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Sixto nos educó a toda la bola de sixtines y sixtinas que volvíamos en hordas de la primaria. Sixto es una botarga azul que siempre dialogaba con Checo, y a veces invitaba a magos al programa. Según recuerdo también pasaban caricaturas. Tenía una variante racista del personaje llamada Aminowana, donde Sixto no era azul, sino negro, y traía un huesito en la cabeza.

Además de su programa en la tele, el Tío Carmelo tenía un programa de radio. Los peques hablaban desde las siete de la mañana para compartir con la joven audiencia sus problemas generacionales, tipo: "Tengo sueño, no quiero ir a la escuela". Y Tío Carmelo los regañaba al aire, y luego les ofrecía una complacencia musical.

El Tío Carmelo siempre se coscorreonaba morritos.

87.8, un programa de video clips.

Ekar de Gas es una mueblería que se anunciaba con una canción de las Jilguerillas y cuya mascota es una rana gigante.

Ya después desarrollaron el complejísimo concepto de Festijú.

(Todos estos comerciales son muy nuevos, no encontré links más viejitos, pero no se agotan, son igual de fascinantes en cada década que pasa, aunque desafortunadamente el conductor de los primeros comerciales ya murió).

Por obvias razones no hablaré de Lalo y Lagrimita.

El Centro

El objetivo de toda mi vida, desde chiquita hasta ahora, es ir al Centro. De Guadalajara, obviamente. El Centro era seguro y vivía cerca de ahí, así que fue el espacio al que pude ir saliendo sola de casa, poco a poco. Ir al Centro significaba ir a La Playita (la mejor lonchería [de lonches, gente; no de baggels, sándwiches, tortas, wraps ni nada que en Marte llamen lonche "porque viene de lunch"]), visitar cualquier café de por ahí, ver discos, ir a la biblioteca, o simplemente dedicarme a la loable tarea de valer reata en una banca de la Plaza de Armas o en los escalones del Teatro Degollado.

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La autora en su primera comunión, en Autlán de la Grana, Jalisco.

Pero para ir al Centro lo primero que uno tiene que hacer es ir a misa. Así es como empieza todo. Así que como tip para los pequeñines: vayan a la iglesia de su preferencia el domingo, llévense la Hojita Parroquial (que además incluye el suplemento infantil "El Amiguito"), lean de qué va el evangelio —porque, créanme, en casa les van a preguntar— y listo. Tienen cuarenta minutotes de placer para hacer dagas en el Centro, o ir por unos elotes y buñuelos afuerita del templo en cuestión.

Fuera de eso no había lugares a dónde ir realmente. Las opciones eran ir al cine a La Normal, de niños ir al Cine Reforma (que ya no existe), o ir a plazas. La más bonita era Plaza del Sol, aunque también estaba Plaza Patria, y ya muy entrada en la adolescencia estaban el Centro Magno y la Gran Plaza. Ahí uno iba a tomarse una nieve y platicar con los compitas en una banca. A dar la vuelta, pues.

Noticias

Cuando empecé a trabajar en periódicos me di cuenta de que uno va relacionando acontecimientos o temporadas de su vida con noticias. Igual como pasa con los libros o con discos. La primera gran noticia que recuerdo fueron las explosiones del 22 de abril, en 1992, en el barrio de Analco, por fugas de gasolina en el alcantarillado. Estas explosiones dejaron miles de muertos, heridos y personas sin casa. Fue la época más triste de la ciudad.

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El 24 de mayo de 1993, asesinaron al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto, aquello era la sensación. En la PGR dicen que fueron los Arellano Félix, que porque habían confundido al cardenal con El Chapo.

Yo crecí con la aspiración de entrar a estudiar a la U de G. Nombres como la FEG, la FEU y sus representantes en cuestión van acompañándote a todos lados. Un día te das cuenta de que la U de G se zafó del movimiento estudiantil del '68, y que seguramente por eso no hay intercambios entre la UNAM y la U de G. Aprendes a odiar a los tecos de la UAG por fresas, mochos, cretinos y opusdeístas; y a querer quedar bien con los del ITESO, porque son fresones pero alivianados. Sabes que hubo guerra sucia en los setentas, donde desaparecieron a muchos estudiantes, y empiezas a tener pesadillas donde Raúl Padilla te persigue como zombi güerito y primermundista de Danny Boyle.

Comida

Jaliscienses del mundo: no salgan del estado. Resistan lo más que puedan. Fuera de la ciudad no hay salsa. Repito: ¡No hay salsa! O le llaman salsa al chile, o a un aguacate diluido en tres litros de agua, o a la crema. No existe la maldita salsa fuera de Jalisco. Los tacos dorados carecen de ella. Es difícil sobrevivir en un entorno tan hostil, así que háganme caso y sálvense ustedes.

Por lo demás, crecí con una dieta rica raspados del Parque Morelos, lonches de los Tres Alegres Compadres, birria de Las Nueve Esquinas, costillas en salsa del Mercado Alcalde, menudo de Doña Chole, elotes de San José, tacos de Cande y tostadas-pozole-flautas-tacos de mi restaurante favorito del universo: La Morenita, del Santuario.

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El Santuario es una iglesia con su plaza. Está rodeada de cenadurías y de farmacias clandestinas donde uno puede abastecerse de benzodiazepinas y productos aledaños sin la monserga de tener que falsificar o robar recetas.

Aquí les dejo un poema del tapatío Ricardo Castillo, en su libro El pobrecito Señor X:

"El poeta del jardín

Hace tiempo se me ocurrió
que tenía la obligación
como poeta consciente de lo que su trabajo debe ser,
poner un escritorio público
cobrando sólo el papel.

La idea no me dejaba dormir,
así que me instalé en el jardín del Santuario.
Sólo he tenido un cliente,
fue un hombre al que ojalá haya ayudado
a encontrar una solución mejor que el suicidio.

Tímido me dijo de golpe:
'Señor poeta, haga un poema de un triste pendejo'.
Su amargura me hizo hacer gestos.

Escribí:
'No hay tristes que sean pendejos'
y nos fuimos a emborrachar".

El Tianguis Cultural y el Baratillo

El primero es los sábados. Yo me quedé cuando se hacía en el Parque Agua Azul. Antes de eso se hacía enfrente del Ex Convento del Carmen, en el jardín del Carmen. Ahí iba a comprar colguijes y ropa tie-dye.

El Baratillo cuesta trabajito. Hay mucha gente y hace un solazo que ahí les encargo. O será porque siempre nomás iba a acompañar a mi papá a comprar fierros. Dos veces fui a comprar una bicicleta.

Otros

A mí el Roxy ya me tocó en las últimas. Pero la tradición oral dice que tenía onda y que fue el único sitio en la ciudad que llevaba buenas bandas. Ahí tocó Radiohead por primera vez en México.

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Lo que sigue no es un comercial de detergentes, sino el video de "Nada" de La Dosis, grupo tapatío lidereado por Sara Valenzuela. En él se ve a los integrantes del grupo en el metro del DF, la Torre Latinoamericano y otros hábitats chilangos. Gracias, Dosis, por su mensaje subliminal de sacarme de mi terruño. Ya de esa Guadalajara no queda nada, nada, nada queda.

Ni el mercado Corona. ☹

Foto vía.

Hay muchas cosas más que contar sobre cómo fue crecer en Guadalajara (y en Autlán, Jamay, Tomatlán…) pero esto ya se me fue de las manos. Los único que me queda por decir es que —obviamente debido a mis circunstancias, en las que no tuve que vivir en el Polanco tapatío, por ejemplo— considero que Guadalajara es la mejor ciudad para crecer, a pesar de que Jalisco destaque por gobernadores colosalmente ineptos y desagradables como Francisco Ramírez Acuña, Emilio González Márquez y ahora, Aristóteles Sandoval.

Aquí un clasicazo: de Emilio mentándole la madre a la gente para defender a la Iglesia

.

Sólo me resta usar este espacio para disculparme públicamente por el eslogan de la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado: "Jalisco es México". Bien saben que México no sólo es charros, mariachi y tequila, pero se hacen los que la Virgen les habla.

Epílogo

Inexplicablemente en Guadalajara siempre sabes hacia dónde está Saltillo y hacia dónde, Nogales.

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@misslexia