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Cultură

Aunque soy vegetariana, me divertí mucho descuartizando un conejo muerto

Fácil: primero masajeas al conejo para así aflojar la piel. Después la desprendes poco a poco hasta pasarla por encima de la cabeza, como si le estuvieras quitando un suéter.

Foto cortesía de la autora.

"No soporto la sangre", dijo la taxidermista Katie Innamorato mientras se preparaba para arrancar la cabeza de un conejo muerto. "Me da muchísimo miedo".

Sentada en el sótano del Museo de Anatomía Mórbida, en Brooklyn, Nueva York, formaba parte de un grupo de nueve estudiantes asustados esperando el inicio de nuestra primera clase de taxidermia. "¡Nos vemos tan normales!", dijo Erin McCarson, una compañera, antes de que empezara la clase. Innamorato, nuestra maestra, se dedica a recorrer el país enseñando a los curiosos y a los valientes cómo hacer sus propias cabezas de jackalope —que es una cruza imaginaria entre un conejo y un antílope— para colgarlas en la pared. Cada clase cuesta más o menos 250 dólares (3,711 pesos).

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De valiente no tengo nada, pero sí soy muy curiosa. Además, también soy vegetariana, por lo que los nervios aumentaron. Me preguntaba si manipular el cadáver de un conejo y transformarlo en una obra de arte era tan malo como comérselo, desde un punto de vista ético.

Sin embargo, Innamorato despejó todos mis temores. En el salón de clases se movía de un lado a otro para ayudar a cada uno de sus estudiantes. Una cola de zorro colgaba de su cintura y en su muslo se podían ver los tatuajes de Banjo, un zorro que es su mascota, y de Havoc, su "esposo felino". Quería ser veterinaria pero desistió porque no soportaba ver a los animales sufriendo. En vez de eso, decidió recoger los animales que murieron atropellados y usar su talento para transformar los cadáveres en una obra de arte. Algo parecido a una forma de reciclaje.

Innamorato da clases de taxidermia usando diferentes tipos de roedores pero la del jackalope es probablemente la más tierna. El concepto del jackalope existe desde la década de los 30 y mucha gente aún se pregunta si los híbridos entre liebres y antílopes son reales. Pero no lo son: "Creí haber visto un jackalope cuando vivía en Arizona", comentó en clase nuestra compañera Fifi Dupree. "Pero me equivoqué".

Según el New York Times, el creador del jackalope es Douglas Herrik, del estado de Wyoming. Ralph, el hermano de Herrick, dijo para la sección de obituarios del periódico que Douglas tuvo la idea después de aventar un conejo muerto en medio de su tienda. "Se deslizó por el piso hasta quedar frente a un par de cuernos que estaban en exhibición. Parecía que el conejo tenía cuernos".

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La primera instrucción de Innamorato para hacer nuestros propios jackalopes era ver cómo torcía la cabeza del conejo y seguir su ejemplo.

"No sé si pueda hacerlo", dijo alguien en el salón.

Los pasos antes de la decapitación parecían fáciles. Primero masajeamos a nuestros conejos congelados para así aflojar la piel. Después del masaje, les cortamos sus pequeñas y peludas muñecas. Después introdujimos el escalpelo hasta llegar a la nuca. (Para este punto, la mayoría de los conejos ya estaban sangrando por la nariz.) Como la piel ya estaba floja, la desprendimos poco a poco hasta pasarla por encima de la cabeza, como si le estuviéramos quitando un suéter. Luego limpiamos toda la piel para quitarle los restos que carne que podían podrirse y la cabeza en carne viva, con ojos saltones, nos observaba desde la mesa.

Innamorato nos explicó cómo podíamos limpiar los cráneos por si queríamos conservarlos. Una opción era hervir la cabeza a fuego lento en una olla durante 45 minutos y después bañarla en peróxido. Otra opción era enterrar la cabeza en el patio y esperar unos meses antes de desenterrarla. En lo que respecta a otros métodos de preservación, lo que dijo fue: "Mucha gente no sabe, pero pueden comprar formaldehido —un compuesto químico altamente volátil y muy inflamable— en Amazon".

Los participantes que no tenían interés en preservar los cráneos prefirieron donarlos a Innamorato. Ella utiliza cada rincón del cuerpo de los conejos para sus obras de arte. Por el momento, la pieza que tiene en mente consiste en dos colitas de conejo pegadas y quiere llamarla "Vagando sin rumbo".

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Después metimos las pieles de conejo en recipientes con alcohol. Innamorato nos dio hule espuma y tuvimos que tallarlo para darle la misma forma que las cabezas decapitadas. (Aunque algunos estudiantes tuvieron el valor necesario para torcer la cabeza del conejo y desprenderla, yo preferí cederle el honor a nuestros maestros). Una vez que limpiamos por completo las pieles, las colocamos sobre los cuerpos hechos de hule espuma, arcilla y trozos de madera. Después pegamos cuentas en las cuencas de los ojos y utilizamos alfileres para dejar que la piel se adhiriera y se secara de forma natural. También metimos trozos de plástico en las orejas para que quedaran paraditas y, como toque final, pegamos los trozos de cuernos de venado a las cabecitas de los conejos. Cinco horas de arduo trabajo después, por fin terminamos nuestros jackalopes.

Siendo honesta, el proceso es asqueroso. No obstante, incluso como vegetariana, no me sentí culpable con la taxidermia. La forma en que Innamorato trata a los animales es muy respetuosa y profesional gracias a su punto de vista ético tan arraigado. Además, está deseosa de educar a sus estudiantes acerca de este tema. "De pequeña, mi padre me decía: '¿Sabes de donde viene la carne? Córtate la pierna. Eso es carne'". Al final de cuentas, no somos tan diferentes de estos cadáveres de conejo.

Si quieres ver más taxidermia de conejitos, visita la página web de Innamorato. También puedes comprar su obra en Etsy.

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