Bienvenidos a la ciudad del crack de Alemania

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Bienvenidos a la ciudad del crack de Alemania

Hace tiempo que se consume droga en la zona de Bahnhofsviertel de forma abierta, sobre todo desde la llegada del crack a finales de los 90.

Hans, de 48 años de edad, se ha impuesto dos reglas antes de meterse un chute o fumar crack: asegurarse de que su labrador tiene suficiente comida para todo el día y procurar no "sacar de quicio" a la gente de su entorno. Hans es una persona sin hogar con cáncer de páncreas en fase terminal. No le han dado más de un año de vida. Robert, de 47 años, está junto a él. Tiene una desviación de la columna hacia la derecha. Sus expectativas de vida como portador del VIH son muy similares a las de Hans.

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Ambos están en Taunusanlage Station, en Frankfurt; durante la década de 1980, en esta estación se reunían varios cientos de drogadictos para pincharse en una especie de enorme orgía de heroína. Hoy, Hans y Robert pueden fumar crack en paz. El encendedor de Hans saca chispas al encenderse y un olor dulzón, como a plástico y amoniaco, se esparce por el aire. Hans exhala una bocanada de humo y dice secamente: "Ya llevo tres chutes, esta mañana".

La mayoría de los yonquis del Bahnhofsviertel de Frankfurt no se molestan en desplazarse hasta Taunusanlage, pese a que solo se encuentra a unos pocos metros de distancia. Suelen fumar en las calles justo después de comprarlo, acurrucados contra un edificio, entre dos coches o en la entrada de alguna tienda. Los que no han conseguido nada apelan a la generosidad de la gente que pasa, mordiéndose las uñas y apretando la mandíbula. Uno de ellos vomita en la acera a plena luz del día, debido al síndrome de abstinencia. Nada en este lugar es sagrado aparte de las piedras de crack.

El crack es una droga bastante inusual en Alemania. Si bien durante la década de 1980 la prensa lanzó mensajes alarmantes que aseguraban que la "droga mortal" estaba a punto de arrasar el país como una inundación, lo cierto es que el crack prácticamente no se extendió más allá de la ciudad de Frankfurt. Según un informe alemán sobre narcóticos, el estado de Hessen, donde se encuentra Frankfurt, encabeza la lista en lo que respecta a personas que consumen crack por primera vez. En 2013, se registró un total de 217 personas; en segundo lugar está Hamburgo, con solo 17.

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La droga ha causado estragos especialmente en Frankfurt debido a su ubicación céntrica y a que es un lugar de confluencia de gente de todas partes del mundo. Hace tiempo que se consume droga en la zona de Bahnhofsviertel de forma abierta, sobre todo desde la llegada del crack a finales de los 90. Desde entonces, prácticamente se ha dejado de vender cocaína en polvo y la popularidad del crack no hizo más que aumentar durante los siguientes nueve años. Asimismo, los precios de esta droga han caído en los últimos años.

Según la policía, lo que están consumiendo más de la mitad de los adictos de este barrio es una mezcla de cocaína, levadura y productos químicos de relleno, una mezcla que se vende incluso más que la heroína. Desde el año pasado, el crack ha sido la droga más consumida por los adictos más enganchados. El año pasado murieron dos de ellos por una sobredosis de crack mezclado con otras drogas.

Las "piedras" que se consumen en Bahnhofsviertel están minando la ya deteriorada moral de los drogadictos. No existe una droga que cause tanta adicción y tan rápidamente o que se consuma de forma tan excesiva. El crack causa estragos en el cuerpo y se refleja terriblemente en las caras de quienes lo consumen, generalmente en combinación con otras drogas.

Las enfermedades crónicas se agudizan por el consumo de drogas y están azotando la zona. Asimismo, cada vez son más los casos de violencia o agresiones en el barrio. La mayoría de la gente se niega a hablar con franqueza por miedo a represalias de los traficantes, que se pasean por las calles comerciales y amenazan a los propietarios de establecimientos. Los dealers suelen almacenar la mercancía en habitaciones de hotel pagadas por horas, en cafeterías de dudosa legalidad o en edificios abandonados. El aumento de la adicción ha traído un mayor número de delitos menores en las calles. Algunos vecinos han acudido a los Ángeles del Infierno en busca de protección y para pedir que se imponga el orden.

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Sea lo que sea que ocurra en Bahnhofsviertel, Hans y Robert no vivirán para verlo. Para ellos este quizá sea el último verano en que fumen crack.