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‘Caro Quintero es protegido por la Casa Blanca’: ex piloto de la CIA

Aunque la DEA y la agencia de inteligencia de EU nieguen tener vínculos con el capo de capos, amigos del asesinado Enrique 'Kiki' Camarena, reconstruyen una versión que dista mucho de la oficial.

El ex piloto de la CIA, Robert Tosh Plumlee.

Horas después de que Rafael Caro Quintero, supuesto asesino del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena, fuera liberado el 9 de agosto pasado, los gobiernos de México y Estados Unidos anunciaron una cacería en su contra. Pero en realidad se trata de un falso espectáculo. Caro Quintero no asesinó a Kiki Camarena, y es posible que el don del narcotráfico mexicano viva bajo una nueva identidad como protegido de un programa secreto de la Casa Blanca.

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En entrevistas, tres ex agentes de inteligencia de EU —Héctor Berrellez, de la DEA (Agencia Antidrogas), Robert Tosh Plumlee, de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y Phil Jordan, de EPIC (Centro de Inteligencia de El Paso)— me fueron armando una versión del caso totalmente opuesta a la línea que ahora domina la agenda antidrogas de ambos gobiernos. Una realidad que no alcanzamos a ver y donde se vislumbra que los enemigos de EU son más bien sus protegidos.

Tuve acceso a documentos que prueban que detrás del asesinato más simbólico de la Guerra contra las drogas de los ochenta estuvo la misma CIA y que el actual Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, estuvo enterado de esto desde 1991.

Si no fuera por estos escasos documentos que logré obtener —algunos aún clasificados hasta el 2020— las declaraciones de estos tres ex agentes me parecerían una teoría de conspiración de tres ancianos macabros.

Pero los documentos están aquí. El primero es una carta firmada por Gary Hart, ex senador demócrata, fechada el 14 de febrero de 1991 y enviada al senador John Kerry, entonces presidente del Subcomité para el Terrorismo, Narcóticos y Comunicaciones Internacionales de la cámara alta del congreso de EU. Esta carta es uno de los pocos documentos que no fueron quemados por Oliver North [ex teniente coronel de los marines, al servicio de Ronald Regan] en los sótanos del Pentágono.

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En el documento se nota la preocupación de Kerry tras enterarse de la operación Irán-Contra, que traficaba cocaína a Estados Unidos desde Sudamérica, mediante México y cuya venta patrocinó con armas a la Contra nicaragüense.

En la carta se habla de una reunión del ex piloto subcontratado de la CIA, Plumlee, con Bill Holen, de la oficina del senado en Denver, Colorado que entonces encabezaba Gary Hart. Y ahí suelta una bomba: "Además [Robert Plumlee] destacó que estas operaciones no eran de la CIA sino que estaban bajo la dirección de la Casa Blanca, el Pentágono y personal del consejo de Seguridad Nacional [NSC]".

Fue justo esta operación en la que Rafael Caro Quintero fue la persona clave. El plan de Reagan y amigos llevaba armas de norte a sur, desde Estados Unidos hasta Nicaragua y varios países en Sudamérica. Las avionetas que conducía Plumlee y una decena de sus colegas, aterrizaban en México, en los ranchos de Caro Quintero, específicamente en Veracruz. Pero además ahí mismo se entrenaba a la contraguerrilla.

Y Berrellez me apunta hacia el primer soplón: Guillermo González Calderoni, uno de los principales comandantes de la Policía Judicial Federal (PJF) en los años ochenta que, luego de colaborar con el Cártel de Juárez huyó a Estados Unidos en 1993, se convirtió en informante de la DEA y luego fue asesinado de un tiro en McCallen, Texas en 2003.

Berrellez fue el encargado de sacar a Calderoni de México en 1993. Me dice que Calderoni lo llamó desde un consulado en México pidiéndole que lo ayudara porque sino "lo iban a levantar y a asesinar".

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"Yo lo ayudé, mandé un Jet y lo traje a California. Acá, ya protegido por la DEA se volvió un informante y nos fue de mucha ayuda. El gobierno mexicano lo quería extraditar, pero yo hice lo que pude para que no fuera así porque yo sabía que lo iban a matar allá. Luego fue acusado de corrupción y tráfico de influencias y esas cosas, pero te digo que no es cierto", me explicó Berrellez en su último viaje a Texas para conocernos en persona.

"Lo que me dijo respecto a lo de Camarena fue: 'Héctor, salte de ese tema porque te van a chingar. Está involucrada la CIA en lo de Kiki, es muy peligroso que andes en eso'. Me dio nombres y detalles y todo, pero cuando mis jefes se enteraron me retiraron de la investigación y me enviaron a Washington DC".

A Calderoni lo asesinaron de un tiro en la cabeza en 2003, a diez años de haber llegado a Estados Unidos. Salía de la oficina de su abogado en una avenida de McCallen, Texas cuando un hombre le disparó desde un auto.

Cuando entrevisté a Plumlee, en la quinta visita que hice a su casa en Nuevo México, tras unas diez horas en total de hablar por teléfono, le pedí documentos que sustentaran su versión, y ver cómo cuadraba con la de Berrellez y Jordan.

Ahí me entregó la carta. Le pedí además fotografías, licencias de aviador y más.

Luego de bebernos una Corona para liberar las tensiones de la primera entrevista (me recibió con una .9 mm fajada en el pantalón), me mostró fotografías de él presuntamente en el rancho de Caro Quintero y otra donde aparece en una de las avionetas que voló a EU. Pero además me entregó una serie de documentos sobre una investigación a la que lo sometió el FBI aún marcada como secreta, para confirmar su participación en operaciones encubiertas de la CIA. Los investigadores concluyeron que "alias X muy probablemente es otro alias de Plumlee". Pedirle todo esto tal vez fue rudo de mi parte, pero Plumlee podía ser cualquier persona bien enterada de los negocios de la CIA con la Contra y con Caro Quintero. Para creer esas acusaciones tenía que comprobar su identidad, y desde luego, después comprobar su versión.

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Plumlee mostrándome sus credenciales.

Más tarde encontré otra evidencia interesante. Las copias de una serie de mapas entregados al gobierno estadounidense y clasificados hasta el 2020, delineados por Plumlee donde se detallan sus rutas por donde transportó armas, cocaína y miembros de la Contra nicaragüense que además entrenaban en los ranchos de Caro Quintero. Estos mapas terminaron por convencerme de que Plumlee efectivamente era ese piloto. El hombre que introdujo a Estados Unidos más de 40 toneladas de cocaína para la CIA, en un periodo de un año y que, en 1985, sacó a Caro Quintero del país.

2. Contacto en la costa del Pacífico, justo fuera de Cabo San Lucas. Este es uno de los puntos de contacto entre la ruta de Centroamérica y el desierto de Arizona y California durante 1983-1986.

4. Rafael Caro Quintero, San Felipe, Mex. [número telefónico], Gacha, M. Colombo, Penonome, Panamá, 1986. La nota en el mapa contiene un número de teléfono en San Felipe que Plumlee dice es el número de Quintero en el rancho de Delgado. Esta nota hace referencia a un trato de drogas entre Gacha y Caro Quintero en 1986 "relacionado a los Contras seguramente, porque estuve involucrado".

5. 12 grados L, 84 grados Long…, Bluefield NGA, River Escualito. Bluefields es un puerto en la costa Caribe de Nicaragua, uno de los tres zonas de aterrizaje minados por la CIA en 1984.

6. Luis Ochoa, Penonome, Panamá, en la villa junto al río. Anteriormente propiedad de Vesco y Rojas 6-9-83. Plumlee dice que Jorge Luis Ochoa, miembro del Cártel de Medellín, a veces se quedaba en la villa entre Río Hato y Penonome cuando enviaba cargamento a Panamá.

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Este mismo hombre me explica cómo la CIA indirectamente asesinó a Enrique Kiki Camarena, el agente de la DEA que investigaba a Caro Quintero. "Kiki no era tonto. Sabía que la droga no era todo lo que buscaba, entonces comenzó a seguir el dinero y se encontró con aviones cargados de droga volando abiertamente a Estados Unidos", me cuenta Plumlee desde su sillón en su casa de Nuevo México.

"Yo me enteré de esto porque la CIA pidió investigar quién había abierto la boca. Ese fue Kiki y entonces específicamente Oliver North pidió que fuera secuestrado e interrogado".

Para esto contrataron al narcotraficante nicaragüense Juan Matta Ballesteros, quien además era dueño de SETCO, la compañía de aviones para la que trabajaba Plumlee, bajo la CIA. Le explicaron la situación y a Matta Ballesteros se le ocurrió decirle a Caro Quintero que un agente infiltrado había encontrado su rancho Búfalo, en Chihuahua, que visité hace unos meses, el rancho de mariguana más grande en la historia de México. "Y a Caro se le pasó la mano, pero en presencia de dos agentes de la CIA que también estaban infiltrados y no hicieron nada", dice Plumlee.

"Me reportan que Caro Quintero está vivo y a salvo. Ahora vive bajo una nueva identidad y bajo un programa especial, un paso antes del programa de testigos protegidos", me explicó. "Estos, hasta ahora son rumores de mis fuentes, no hay nada que se pueda comprobar como un hecho, pero el tiempo se encargará de decir si es verdad o sólo fueron rumores".

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Así como Plumlee me ofreció su confianza, también lo hicieron Héctor Berrellez y Phil Jordan. Ambos me contaron la misma versión desde sus investigaciones. Ellos dos, según entiendo, buscan una sola cosa: justicia para el legado de Kiki Camarena. Según me dicen, ésa es la única agenda personal que los ha motivado a hablar ahora que finalmente son agentes retirados, y no los obligan a guardar secretos. Eran buenos amigos.

Los agentes además me confesaron que tienen indicios de lo que han escuchado de "fuentes militares y de inteligencia" tanto en Estados Unidos como en México, que apuntan a que Caro Quintero puede bajo un programa de protección especial de Washington monitoreado por la CIA y el Departamento de Estado de EU.

A Phil Jordan esta idea no le parece descabellada, de hecho le parece que es una probabilidad muy fuerte. En un extraño motel de mala muerte en El Paso, Texas, me explicó que el gobierno estadounidense está muy preocupado de lo que Rafael Caro Quintero pueda decir sobre la operación de Irán-Contra: que compraba droga en Sudamérica para venderla en Estados Unidos y con el dinero comprar armas para regalar a la Contra nicaragüense. Todo mediante las operaciones de Caro Quintero en México.

Para Jordan, Quintero debe estar protegido por los mismos que en cualquier momento se pueden convertir en su principal enemigo. Jordan va más allá: la CIA puede que esté dando protección al capo de capos, por ahora, pero en cualquier momento se puede deshacer de él.

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"A nadie en México le interesa matar a Caro Quintero porque ni el PRI ni nadie va a hacer nada, siempre ha estado protegido. Pero sí hay una agencia de inteligencia estadounidense de la que se debe cuidar, ¿ya sabes cuál?… la CIA".

Envié una serie de preguntas a las oficinas centrales de la CIA. Me respondieron un machote de la información que tienen en su página web y que envían a todos los periodistas que preguntan sobre el tema.

En las más de 12 páginas que obtuve de respuesta, la CIA habla específicamente de la empresa de aviación SETCO, de Matta Ballesteros, y mediante la cual se volaban las drogas de sur a norte y las armas de norte a sur.

"De acuerdo a los archivos oficiales de Estados Unidos, citados en el reporte del Senador Kerry, SETCO fue establecida por Matta Ballesteros, un criminal Clase 1. Además el Reporte Kerry afirma que estos registros indican que Matta fue una figura principal en el cártel colombiano y estuvo involucrado en el asesinato de Enrique Camarena", dice la CIA.

Sin embargo se niega la participación de la agencia de inteligencia en los vuelos de SETCO y su conocimiento respecto al tráfico de drogas.

"No se ha encontrado información que indique que la CIA recibió dichas acusaciones de que algunos aviones de SETCO estuvieran envueltos en narcotráfico durante la Contra. […] No se han encontrado archivos o información compartida con otras agencias de gobierno. No se ha encontrado información que indique que la CIA jugó algún rol en la selección de SETCO para entregar ayuda humanitaria y asistencia a la Contra".

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Lo último publicado por la CIA respecto al Frente Sur o Irán-Contra, fue lo siguiente:

"La comunidad de inteligencia no tiene información independiente de la DEA sobre este caso. La DEA ofrecerá información adicional tan pronto como esté disponible".

Desde luego la DEA no ofreció nada. Pero el pasado octubre las oficinas centrales de la Agencia Antidrogas se reunió para desmentir a Jordan, Plumlee y Berrellez.

Desde Washington, en conferencia de prensa dijeron lo siguiente: "Muchos de ustedes están conscientes de que hay dos ex agentes especiales de la DEA que recientemente han sido entrevistados por varios medios de comunicación sobre esta investigación, por razones que no están claras, los dos ex agentes han escogido por inventar historias sobre su implicación en el caso y las causas del asesinato de Kiki Camarena. Sus versiones de los hechos no podrían estar más lejos de la verdad. Las historias de ellos están perjudicando los esfuerzo de la DEA para asegurarnos de que podamos llevar ante la justicia a los verdaderos responsables".

En una entrevista, otro ex agente de la DEA me dijo desconfiar de lo que los tres agentes han estado diciendo. Gilbert González, quien fue infiltrado en el Cártel de Guadalajara en los años noventa y quien ahora entrena a agentes en activo en técnicas de infiltración, dijo que "lo único que están haciendo [estos tres agentes] es hacer que la gente quite el dedo del renglón".

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"Jordan es un gran amigo, él sí tuvo información de primera mano, pero no sé por qué esté diciendo estas cosas. Plumlee no sé quien es, pero Berrellez estuvo a cargo de la investigación del asesinato de Kiki desde acá, él nunca viajó a México, no sabe cómo son las cosas", me explicó sonriente.

"Yo no digo que lo estén haciendo conscientemente, pero nos están distrayendo en el objetivo principal: traer a la justicia norteamericana a Rafael Caro Quintero por el asesinato de Camarena".

Por ahora Robert Plumlee me ha confesado que tiene miedo. A más de una decena de sus amigos, los otros pilotos que volaron cocaína para el Tío Sam, han sido asesinados o están tras las rejas. Él es ya un anciano y no quiere terminar su vida bajo esas circunstancias. Así que ha decidido protegerse de una manera muy paradójica, haciendo público todo lo que sabe sobre el operativo para el que fue contratado.

Uno de sus amigos fue Celestino Castillo III, un ex agente de la DEA quien cumplió su sentencia en prisión por traficar armas durante esta misma operación.

El mismo Castillo ha escrito en su libro Powderburns cómo el gobierno estadounidense lo encarceló por filtrar información del Irán-Contra.

"Aún estoy intentando limpiar mi nombre. Y yo sé que lo que estos hombres están diciendo [Tosh, Jordan y Berrellez] es verdad. Yo serví en la avanzada de Latinoamérica por seis años cuando todo esto estaba sucediendo", me contó en una breve entrevista por teléfono.

El otro amigo, uno de los que más ha llorado, fue Barry Seal, un piloto estadounidense involucrado en distintas operaciones encubiertas subcontratado por la CIA que fue asesinado cuando estuvo muy cerca de hablar.

De acuerdo a una investigación interna del FBI, cuando Seal fue asesinado, los agentes del Buró Federal de Investigaciones allanaron sus artículos personales del laboratorio forense de la Policía de Louisiana, donde murió de un tiro. Entre los documentos que decomisó el FBI estaba el teléfono personal de George Bush.

Además, una vez que los asesinos fueron localizados dijeron a sus abogados que recibieron órdenes de un oficial identificado como Oliver North.

"A mí no me importa la política ni el dinero o quién es presidente y quién no, yo quiero salvar mi trasero", me respondió cuando finalmente le confesé que sospechaba de que pudiera tener agendas ocultas al revelarme todo esto.

Para ser sinceros a nadie más que a los políticos les importa la política. Pero decir que la CIA estuvo detrás de un operativo ilegal que además terminó con la vida de un agente de la DEA va más allá de ser demócrata o republicano; PRI o PAN o PRD.

Así sabemos cómo se mueven las cosas: en las calles de Guadalajara, de la Ciudad de México, de Ciudad Juárez, El Paso, Nuevo México, California, hay narcos, y donde hay narcos está la DEA y muy probablemente la CIA protegiéndolos.

Ronald Reagan fue un presidente que traficó drogas a su propia gente y armas para aniquilar a sus enemigos. Pero qué chingados, que levante la mano el presidente que no lo ha hecho.

@LuisKuryaki