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No es que mis pezones fueran libres, sino que los obligaban a salir. El disfraz no estaba diseñado para mantenerlos ocultos. Además de los clásicos juegos de casino, los clientes también podían apostar por cual de mis pezones sería el próximo en salir.
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Cuando tienes una dolorosa infección en las vías urinarias, lo último que quieres es utilizar un tampón. Es casi tan atractivo como morir hervido. Lo que quieres es ponerte los calzones más grandes que tengas y toallas del tamaño de un colchón, levantar un espectacular que diga "prohibido el paso" y dejar esa zona en paz.Por desgracia, no puedes darte ese lujo cuando la entrepierna de tu disfraz es tan delgada como una lima para uñas. Como me quejé de que mis pezones se salían constantemente, la costurera alargó mi disfraz de la entrepierna y la dejó tan delgada que tenía que subirme la tanga para que no se asomara por los lados.
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Nos metíamos cualquier cosa en el disfraz para tratar de emular las bubis estilo Playboy. Las copas parecían cavernas que se tragaban entero mi cajón de calcetines.Mi pecho izquierdo yacía sobre plumas de ganso y mi pecho derecho sobre un rollo de papel higiénico. Incluso llegué a robar material de la casa de mis padres. Ningún material suave estaba a salvo. Era como si mi disfraz tuviera el síndrome de Prader-Willi: nunca era suficiente para llenarlo.Ir al baño es difícil cuando estás vestida como conejita
Cuando bajábamos el cierre de nuestros disfraces, el contenido de nuestras copas se salía de inmediato; nuestras bubis armables terminaban regadas por el piso. Después de quitarnos las medias que apretaban como boas constrictor y hacer pipí, teníamos que recoger del piso todas las piezas para reconstruir nuestros senos y contorsionarnos para volver a subir el cierre de nuestros disfraces.No todas estaban dispuestas a vivir este infierno sólo para hacer pipí. Una de mis compañeras se aguantaba durante todo el turno. "Dejo que mi estómago se infle poco a poco y cuando acaba mi turno voy al baño y me quedo ahí por horas", me confesó en una ocasión. Como pasábamos 40 horas a la semana con nuestras vaginas atrapadas dentro de un calabozo de tela sintética, era lógico que muchas sufriéramos de infecciones vaginales o en las vías urinarias.
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Cuando trabajaba en la noche, ingería una gran cantidad de pollo y de pan. Ninguno de esos dos productos le hace bien a tu cuerpo, en especial si se come en grandes cantidades por un largo periodo de tiempo, y menos si consideramos la calidad del "pollo".Tu piel resiente las consecuencias de ingerir alimentos que equivalen a beber del drenaje. Un día que iba de regreso a casa, uno de mis vecinos me dijo que tenía el mismo tono de piel que Bob Esponja. Entonces decidí usar un poco de bronceador, y con "un poco" me refiero a que mi rostro terminó pareciéndose al de David Dickinson. El problema es que Londres no es tan soleado como Los Ángeles y yo no me veía como Crystal o Kendra, más bien parecía que había bebido demasiado jugo de naranja y me había quedado atrapada en una cama de bronceado.
En realidad no importa cuándo Paco Rabanne te eches en el cuello si no has dormido en tres días. No importa que te lo apliques con un extintor, igual vas a seguir oliendo a mierda. Si no te has bañado en casi una semana, podrías hacer el Ice Bucket Challenge con todas las fragancias de Harrods y de todas formas no podrías ocultar tu olor.Había una cliente frecuente en Playboy cuya mugre podía detectarse a distancia. Su suéter tejido y su cabello corto desprendían ese olor. Cuando te acercabas a 1.5 m de distancia, su olor era como el que yo imagino que desprende un colon en descomposición. Torcía mi cabeza cada que respiraba. Incluso superé a la evolución al desarrollar un cuello expandible como el del Inspector Gadget. Esta cliente era una jugadora compulsiva. Para sacarla del edificio se necesitaba una falla en las tuberías, una alarma de incendio y un grupo de negociadores altamente capacitados.No es coincidencia que cada que se encendía la alarma de incendio, casualmente ella llevaba 40 horas apostando. Cuando evacuaban en edificio, mis compañera y yo nos íbamos platicando y fumando a la iglesia que estaba en la esquina. Nuestras batas con puntitos y tacones altos nos hacían ver como las Marías Magdalenas contemporáneas. Después firmábamos las hojas de registro en casos de incendio mientras que los encargados de la limpieza bañaban el piso con aromatizante.Los vestidores de las conejitas son lugares muy extraños
La autonombrada Conejita Líder camina de un lado a otro usando nada más que sus medias color piel. Sus tetas picudas flanquean un matorral negro de vellos púbicos que se asoman a través de sus medias. En mi opinión, esa imagen es perturbadora y desagradable, aunque puede ser que el aneurisma visual de una persona sea la fantasía sexual de otra.@Samantha_J_Rea