De la lucha por la educación a la educación para la lucha

El erudito profesor Enriquete Peñajeña, célebre por los comentarios de crítica literaria, ha declarado la guerra al último bastión de incultura que queda en nuestra esclarecida patria: la escuela pública y sus horrorosos maestros.

En los estados del empobrecido sur, los profes habían logrado elegir a los candidatos que prometían defenderlos, sólo para comprobar que todos los partidos están compuestos por hombres tan bien educados como el propio Profesor Peñajeña. Así que, desplegando mala educación que los caracteriza, los muy bestias decidieron asumir su propia defensa y tomar las carreteras el último día de vacaciones. En consecuencia, la policía y la prensa comercial (esos adalides de la cultura) compiten por ver quién educa a los maestros con más severidad, pues ambos entienden que la letra con sangre entra. “La ley no se negocia”, dicta el Profesor Peñajeña, que sabe mucho de democracia. Y, como es un país educadísimo, nadie osa defender a los indisciplinados, pues semejante cosa sería de pésima educación.

Mientras tanto, los astros, ajenos a las bendiciones de nuestra verdadera enseñanza pública (la televisión), contemplan el espectáculo desde el cielo con su habitual sonrisa burlona. Quizá ellos puedan aportar un antídoto a la excelente educación nacional que ha producido lumbreras como el doctor Profesor Peñajeña.

(Dedicado a la grata memoria de Maggie Thatcher, esa Dolores Umbridge de los pueblos.)

Aries: Los esclavistas del sur estadunidense penalizaban que se enseñara a leer a sus esclavos. Frederick Dougulass recuerda a un amo explicando: “La educación deja a los hombres incapacitados para la servidumbre.” Tenía razón.

Tauro: Toda la riqueza privada de las sociedades actuales es producto del trabajo colectivo y debería servir a las necesidades colectivas, empezando por la educación.

Géminis: Alegar que el recorte a las escasas prestaciones laborales de los maestros servirá para mejorar la calidad de la educación es de un cinismo indignante. Sólo una opinión pública sistemáticamente embrutecida podría tragarse semejante atentado a la lógica.

Cáncer: Sólo conocemos efectivamente el mundo en la medida en que intervenimos para transformarlo. Sólo transformamos el mundo efectivamente en la medida en que lo conocemos.

Leo: El capitalismo requiere trabajadores que sepan leer, multiplicar y dividir para que puedan utilizar manuales técnicos. Por eso implementó la educación pública. Pero con el mismo alfabeto se puede leer El manifiesto comunista y con los mismos números se puede calcular un reparto de utilidades.

Virgo: La semana pasada, los maestros de Guerrero aprendieron empíricamente lo que la teoría conoce desde siempre: que los partidos burgueses (PRI, PAN, PRD y anexos) sirven sólo a la burguesía.

Libra: Si los postulados marxistas son científicos no es porque sean verdaderos, sino porque están permanentemente sujetos a verificación en el laboratorio de la historia universal. Sin una cultura igual o superior a la del enemigo de clase, el movimiento obrero está desarmado.

Escorpión: El militante que quiere ilustrar a su entorno, debe ilustrarse constantemente a sí mismo. Nuestra tarea más importante no es enseñar, sino aprender.

Sagitario: Para alcanzar y difundir el conocimiento de una sociedad donde los valores dominantes se han vuelto abstracciones vacías, la irreverencia y el sentido del humor son armas irremplazables.

Capricornio: La Revolución Cubana tiene defectos gravísimos. Pero sus logros en materia educativa (desde la erradicación del analfabetismo hasta el acceso masivo a la universidad) bastan para probar la superioridad objetiva de una economía colectivizada por sobre la anarquía capitalista.

Acuario: La clase obrera puede ser homogénea respecto a sus intereses objetivos, pero no lo es en cuanto a su cultura o su consciencia. Bajar el nivel de la propaganda para que llegue “a los obreros” es forzar a la vanguardia a adaptarse a los prejuiciosos de los sectores más atrasados. Es decapitar a la clase.

Piscis: Los libros electrónicos tienen un gran potencial para la democratización de la cultura. Pero para que este potencial se realice, hace falta completar el cambio tecnológico con el correspondiente cambio social.

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El imperio contraataca

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