Especial de narrativa: Partenogénesis

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Especial de narrativa 2015

Especial de narrativa: Partenogénesis

"Cuando el incidente de la volcadura aparezca en el noticiario nocturno, el espectador se enterará concretamente de lo que hasta ahora sólo ha intuido, es decir, el furtivo trasiego de bebés congeladas".

Fragmento de guión para una película apócrifa.

[ cold open para la versión latinoamericana ]

La primera escena es el close up de una gota en la punta de una hoja. Segundos ocurren antes de que caiga y se reviente al impactarse con la tierra que de inmediato la absorbe. Un lento zoom out nos dejará percibir su origen líquido: condensación de una superficie blanca azulada con algunas degradaciones que van del gris al lila. Es un objeto de piel que de pronto se convierte en cuerpo: un bebé que aún conserva la posición modelada por el útero. Perlada superficie en una multitud de gotas, irregular el brillo con el que intuimos el resplandor del sol sobre el rigor mortis del neonato. Comienza a descongelarse. A un par de metros de hierba hay otro y a éste le sigue otro y luego un grupo de cinco y más adelante un par que la solidez de fluidos unió a capricho de temperatura en el congelador. Mientras el zoom out, aumentan los bebés congelados encima del verde y si pausáramos la imagen y con curiosidad enumerásemos, diríamos que son veinticinco, y quizá dudosos, contaríamos de nuevo, esta vez con el dedo pegado a la pantalla para cerciorarnos. Play. Travel around: la escena baldía de una carretera poco transitada. Tenues colinas adjetivadas de similar levedad en sus cañones. Recovecos cromados de diversas clorofilas y de flores invasivas que aún no maduran sus fines: la primavera comienza. El viaje de contexto se detiene en una pick up blanca, la caja seca dañada, puertas abiertas mientras el tono de un teléfono le sigue al hiss de un voice en off. La llamada sucede mientras nuestra perspectiva se sitúa en picada, panorámica de los bebés y al centro, como una ominosa flecha que señala la obviedad, la pick-up volcada. En la agitación de la voz que llama presentiremos la huída. Se aleja de la escena que nosotros seguiremos viendo y dice que hubo un accidente. Y se le escapa un ellas que pretende resarcir con un espeso carraspeo: bodies lie in the bright grass and some are murdered and some are picnicking.1 Las bebés siguen y seguirán descongelándose, es lo que por ahora sabemos. Y probablemente alguna, en el universo paralelo que es nuestra realidad de espectadores (y si continuásemos viendo la misma escena), esponjaría su carne compactada por el hielo para inaugurar síntomas de descomposición. Pero no.

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Cuando el hombre cuelga, suceden los primeros acordes de una canción y una por una (en fade in), encima del descontexto de los cuerpos sobre el verde, las letras:

PARTENOGÉNESIS

(fade out) y la cámara entra velozmente por un túnel que desemboca en una granja de mujeres con estómagos hinchados. (Es aquí donde la historia comienza a suceder).

[ sinopsis de la historia que comienza a suceder ]

Cuando el incidente de la volcadura aparezca en el noticiario nocturno, el espectador se enterará concretamente de lo que hasta ahora sólo ha intuido, es decir, el furtivo trasiego de bebés congeladas. El argumento medular es la ilegitimidad de la empresa, sin esclarecer las actividades de la misma: no se proponen nuevos hallazgos ni se informa si las autoridades han avanzado en sus investigaciones. Se especula alrededor de la noticia, alrededor de esas imágenes que el espectador ha tenido oportunidad de visualizar al comienzo de la película. En el elíptico manejo de la información queda implícito que todas las desgracias históricas han encontrado su causa en el efecto alegórico que representa esta volcadura. Al tiempo que la información de las escenas es interpretada cognitivamente por el espectador, un espectador-personaje aparece al centro de una cocina y, conforme escucha la noticia, reduce la velocidad con que embadurna mayonesa sobre un pan, fijando, progresivamente, su atención en la pantalla.

El personaje-espectador no es otro que el célebre y retirado reportero Pedro Martínez. Un ex testigo de Jehová cuyo trabajo periodístico adquirió notoriedad tras la realización de una serie de reportajes sobre el negocio de trasfusión de sangre y trasplante de órganos en el mercado negro. La popularidad de Martínez fue en declive cuando en sus siguientes reportajes decidió investigar los efectos ontológicos de trasplantes y cirugías reconstructivas practicadas de forma ilegal. Su tesis se basaba en el caso de un hombre al que presuntamente le fue trasplantado el brazo de un asesino. La progresiva falta de credibilidad en sus siguientes entregas fue cancelando la información de sus previas investigaciones cuando los lectores calificaron su trabajo de poco serio y el periódico cesó su contrato; aunque casi de inmediato encontró en la televisión la posibilidad de culminar sus investigaciones en una plataforma más mediática. Pero poco a poco también el público se fue cansando de los reportajes que, a petición del productor, se fueron tornando más cómicos por absurdos.

Para contextualizar al espectador sobre la importancia que tendrá Pedro Martínez en la historia, dentro de la película se reproduce, a manera de antecedente, el tráiler de la investigación que dio pie a su tesis sobre los efectos ontológicos de los trasplantes y cirugías practicados ilegalmente. En la forma de reportaje documental puede verse a un hombre de rostro pixeleado que a intervalos resume lo más destacado de su historia, o de la historia que Pedro quiso contar. Que tras un accidente con explosivos (nunca se hace mención de la causa que llevó al hombre a estar explotando cohetes de alto impacto en un campo de tiro ilegal), fue llevado por un amigo a donde él (el hombre) pensaba que era un hospital. En el camino, su amigo le hizo una serie de preguntas y el hombre, dolorido y con el brazo destrozado, no hizo más que responder que sí a todas (intuimos que las preguntas tenían que ver con el trasplante y su disponibilidad para costearlo). En la siguiente escena del tráiler, extiende los brazos y vemos la diferencia de longitud y grosor entre ambas extremidades, además de la coloración de piel y la felpa de cabello oscuro que le recubre un antebrazo pero no el otro. Luego, como sospechosa prueba al estigma de la criminalidad del brazo, se hace close-up a un tatuaje descuidado (grafito-verdoso) con el nombre de Liliana. Liliana es lo único que el hombre sabe de su ahora brazo. Lo siguiente es un intertítulo con la pregunta: ¿Por qué es importante saber los antecedentes de las extremidades que nos serán trasplantadas? E inmediatamente, como respuesta a su misma pregunta, una cita de Fredric Jameson que sentencia: los recuerdos son, en primer lugar, recuerdos de los sentidos y son los sentidos los que recuerdan y no la persona o la entidad. Aparece de nuevo el hombre, esta vez con closed caption porque su voz ha adquirido un tono pastoso, dramático, de temblor en las palabras. Dice (y leemos) que desde el trasplante ha experimentado los recuerdos del brazo y son como si estuviera soñando despierto; que no sólo son recuerdos sino también ideas, intenciones, necesidades, deseos que él jamás habría tenido. Escuchamos la voz de Martínez que le increpa el contenido de estas nuevas sensaciones. El hombre responde lacónico: pues me dan ganas como de matar. Entonces, Martínez sugiere, que tal vez el brazo, en el pasado, correspondió a un asesino. Y el hombre conjetura: yo creo que sí. El tráiler concluye con un frenético sonido de violines que un amigo del reportero compuso para personalizar las cápsulas.

1 "Cuerpos yacen sobre el brillante pasto: algunos, asesinados; otros, en un picnic". [N. de la T.] De Survival Series (1983-1985), Jenny Holzer.