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Pase y llore

Está bien rebelarse, pero con obediencia

Sobre la idiotez de pedir permiso para manifestarse.

Foto por Alejandro Mendoza.

El miércoles 9 de abril, una camioneta (bueno, para ser precisos, fue un señor que usó la camioneta para eso; la camioneta es inocente, se podría decir) se le dejó ir a un plantón de 200 y feria de estudiantes, en una de las salidas de Morelia. El problema fue que el señor quería pasar por ese tramo de la calle y durante algo así como una hora el encabronamiento se fue sedimentando en su aparato síquico, hasta que decidió "pedirles permiso" de transitar. Con mayor exactitud, les dijo de la forma más directa posible que lo dejaran pasar a la verga. O mejor, se las hizo de pedo, con bastón de seguridad para el volante en mano y le acomodó un bastonazo a uno de los estudiantes. Los normalistas michoacanos, que no son precisamente famosos por su imperturbabilidad zen, le gritaron lo que parecen ser sonetos de Shakespeare como respuesta y le encimaron una patada para repelerlo. Él se subió de nuevo a su van color vino y se echó un trompito hacia el plantón, donde dibujó una ese, para abarcar a tantos manifestantes como se pudiera.

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La camioneta (el señor, pues) dejó doce personas heridas, según el último recuento. Una de ellas, una chava estudiante de biología, está en coma por traumatismo craneoencefálico. El conductor, parece, ya está detenido en la procu local y le están armando una averiguación.

Por si les da comezón (debido a razones sobre las que no pienso especular, yu nou) ver el momento en que esta persona decidió hacer camino al andar, chequen:

Aunque el video está hábilmente editado para que resalte el patín del plantonero, más que la provocación del conductor, es clara la intención dolosa de hacerlos cátsup. Otra lindura que se puede apilar es que, de acuerdo a los testigos, antes de bajarse a hacer bronca, el señor se tomó su tiempo para quitarle las placas a la van, lo que, de menos, indica premeditación. Unos días más tarde, gracias a un poco de presión a las puertas de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, los manifestantes lograron que esta oficina atrajera la investigación sobre el madrazo (aunque ellos dijeron que fue "por oficio"; es decir, porque ellos hacen su chamba con gusto, y no necesitan que alguien les recuerde en qué consiste. Pero, bueeeeeeno). Y total, lo más probable es que al detenido lo procesen y con toda la evidencia que hay en su contra, lo entamben. (Pero sí, falta ver por cuáles delitos y en qué modalidades, lo que hablaría mucho de cuáles criterios se siguieron a la hora de considerar la gravedad del asunto).

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Lo que no deja de dar ñáñaras es la forma en que varios medios cubren esta nota a partir del "hartazgo ciudadano" que lleva a conductores, despojados de su "derecho al libre tránsito", a "expresar" su ira de esta forma.

Tómense un minuto para ver este video, que me parece de lo más representativo. (Cuando menos, los segundos en los que transcurren las primeras frases).

En él, la reportera afirma, como si tuviera todas las canicas, que el crimen fue cometido por el cansancio ante la falta de respuesta de las autoridades (¿cuál respuesta?, ¿la que deberían darle a los manifestantes? Porque, hasta donde entiendo, según la ley estatal de Michoacán, y sobre todo, la Constitución, la autoridad no tiene facultad para disolver manifestaciones), los "actos de vandalismo" (un hermoso sintagma… si tienes 115 años y no has superado la división de castas de la Nueva España) en contra de instalaciones y vehículos que se enlistan a continuación, así como las fechas en que estos actos ocurrieron, los "estragos" que sufre la ciudadanía, a cargo de las "ocho normales del estado"… En fin, como si el vato hubiera pasado al costo esta hábil lista de motivos al momento de ser detenido, lo que se trata de bullshit de la calidad más cremosa.

Esta postura ante las marchas y plantones es compartida por una lista interminable de medios. Nada más échense un clavado a la cobertura de los periódicos y canales que les dé la gana acerca de cualquier manifestación en el DF. O gugleen marcha + caos + vial y vean la cantidad y calidad de los resultados. En casi cada uno de los casos, la nota parece ser acerca de las filas de autos, más que las causas de la marcha en sí.

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Y por lo general, hay dos lados donde esta postura se enchueca. La primera es que se da por hecho que el "hartazgo" es del lado de los "ciudadanos" que circulan por la calle EN COCHE. Como si los manifestantes no sintieran algo parecido a ese "hartazgo", sino que se plantaran en la calle para comunicar su enorme satisfacción con el estado de cosas. Sobre todo, como si ellos no fueran también ciudadanos.

La segunda tiene que ver con el tan graznado "derecho al libre tránsito", que se invoca casi siempre para indicar la capacidad para manejar un automóvil de un punto A a un punto B. Según entiendo, se supone que aquí no cuentan como violadores de este derecho las procesiones religiosas o las vallas de seguridad militar o de la PF. Tampoco, las obras de ingeniería civil como la que tiene cerrada desde hace cuatro años la cuadra entre la Torre Mayor y lo que será la Torre Reforma (sí, donde se cayó la grúa la semana pasada). Creo que, según la tele, los únicos que coartan este derecho son los que marchan. (Pero tampoco todos, si hacemos memoria. ¿Se acuerdan de la vez que, en 2008, marchó de blanco en el DF una enorme masa de acarreados de Televisa, en contra de la inseguridad? Resulta que tiene que ser una manifestación palomeada, o algo así).

Foto por Alejandro Mendoza.

El asunto es que el derecho al libre tránsito se refiere a la posibilidad legal de que cualquier ciudadano se desplace en el interior del país. Se trata de una obligación para las autoridades, e implica que no haya un documento necesario para hacerlo. No tiene nada que ver con el hecho de que la feria del pueblo se instaló en la plaza y no me deje cruzarla en diagonal.

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Hace poco se aprobó un dictamen para una ley de manifestaciones en el DF que aún no se discute en el pleno. Entre los puntos que incluye, están los de restringirlo a cierta duración, horario y tipo de vialidades, limitar el lenguaje que debe usarse en ellas (serio, no es mamada), así como anunciarlo ante las autoridades con dos días de anticipación (¡!) para ver si la aprueban (¡¡¡!!!) y la capacidad de disolverlas con la fuerza pública si se considera necesario. En otras palabras, nos van a pasar al costo un reglamento para rebelarnos como chicos obedientes. No sé si logré hacerlo sonar como la absoluta pendejada incoherente que es.

No es para sorprenderse, después de los indicios de gorilismo (con todo respeto para los gorilas por lo gastado del símbolo) que ha dado Mancera desde que entró y tomando en cuenta la forma en que ha crecido el discurso mediático contra las manifestaciones de inconformidad. (De hecho, nuestro jefe de gobierno ya aprobó un protocolo de acción para la tira, que se brinca las molestas discusiones legislativas y aprueba disolver manifestaciones con gas pimienta y putacera). Es cierto que en una ciudad de millones de habitantes se requiere plantear con cuidado la forma en que deben resolverse los problemas compartidos, pero aquí no parece que la intención sea priorizar el interés común, sino afianzar los medios de control del Estado. De nosotros depende qué tan barato pueda salirles.

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