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Cultură

Este adolescente quiere acabar con el concepto de escuela

Nikhil Goyal quiere acabar con el concepto de escuelas porque asegura que el sistema educativo actual sofoca la creatividad de los jóvenes.

Foto por el usuario de Flickr Ms. Phoenix

Asumí que Nikhil tendría cerca de 30 años porque interactué con él solo por Twitter y no di click para agrandar su imagen, pues hacerlo me habría hecho sentir como un acosador. Se comportaba con un nivel de madurez en las redes sociales mucho mayor al de su edad, mucho mayor, de hecho, al de la mayoría de los usuarios de internet. Sólo cuando anunció que iba a cumplir 19 ("sintiéndome viejo") me di cuenta: ¡este chico es un niño y ya ha hecho muchísimas cosas! El odio fue repentino y violento.

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En realidad no odio a Nikhil Goyal, el chico activista de la reforma educativa, pero ¿quién de nosotros podría evitar resentir su éxito? No somos ángeles. A sus 19, Goyal ha publicado un libro criticando el sistema educativo norteamericano y tiene otro que será publicado en el 2015 por Doubleday, El fin de la creatividad: cómo los colegios le fallan a los niños. Fue mencionado en la lista de Forbes de “30 menores de 30” a quienes les deberíamos echar un ojo y la primera vez que llamó mi atención fue cuando lo invitaron al South by Southwest a hablar sobre reformas educativas. A nadie le gustan los prodigios, pero Goyal es súper simpático y además esta diciendo lo que la mayoría de nosotros sentimos cuando estábamos en la prepa: “esto es una mierda”.

“Los colegios están realmente jodidos”, escribió Goyal en su primer libro, Una talla no le queda a todo el mundo, el cual publicó cuando tenía sólo 16. “13 años en el sistema educativo aniquilaron mi potencial creativo”. Cuando era más joven, amaba estudiar porque podía escoger aprender cualquier cosa que le fascinara sobre el mundo. A medida que creció, encontró su creatividad sofocada y su educación dictada desde arriba. Aprender se volvió muy aburrido.

Cuando se graduó del colegio, Goyal estaba listo para destruirlo todo. “Las reformas no van a mejorarlo”, escribió en su primer libro. “sólo la revolución lo logrará”.

Estaba interesado en lo que quería decir exactamente, así que llame a Nikhil y le pregunté algunas cosas.

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VICE: ¿Por qué odias tanto la escuela?
Nikhil Goyal: Incluso cuando era pequeño, no me gustaba ir a la escuela. Me considero un autodidacta y el ambiente de la escuela tradicional no me cuadró bien. Me decían qué hacer todo el día. No tenía mucha libertad. Y mucho de lo que me enseñaban simplemente no me interesaba.

Pero creo que mi odio y mi disgusto por la escuela, creció en la prepa. Fue un verano en que me cambié de colegio. Era una escuela muy bien ranqueada, prestigiosa, muchos chicos pasaban a la Ivy League (La red más prestigiosa de universidades de Estados Unidos) y a otras instituciones excelentes. Había mucha presión y estrés sobre los chicos, en términos de aplicaciones a la universidad y quedar preseleccionados. Entonces llegó un punto en el que sentí que tenía que hacer algo al respecto. Estaba tan frustrado con el sistema que me hizo ver la cantidad de problemas que tiene.

Foto cortesía de Nikhil Goyal.

Según entendí, tuviste problemas con el sistema educativo norteamericano desde que tenías 15, pero eran muy diferentes. Pensabas que el colegio debería ser un ambiente mucho más estructurado; que el año escolar debía ser más largo; que debería haber más tareas; más exámenes. ¿Entonces dices que el mismo colegio te cambió esa idea?
Yo veía el sistema indio (soy indio-americano) y si miras ese sistema, tienen días de colegio más largos, más tareas y tenía la impresión de que esa era la manera correcta de hacerlo. Luego comencé a investigar mucho y noté los problemas psicológicos y el estrés al que estaban sometidos los chicos y cuánto daño les estaba haciendo. Lo noté más cuando fui a este nuevo colegio: mis opiniones y asunciones previas estaban simplemente mal.

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Yo escribí y dije cosas cuando tenía 25 de las que me arrepiento profundamente. Eso no es tan grave como lo que solía creer.
Incluso ese primer libro que escribí. Tengo 19 y lo escribí cuando tenía como 16. Y hay muchas cosas ahí con las que difiero ahora. Mi opinión ha cambiado mucho y creo que sólo con haber leído más y haber experimentado más del mundo tengo una perspectiva mucho mejor sobre las cosas.

Foto del usuario de Flickr alamosbasement.

Parece que vas hacia una dirección mucho más radical. Asumo que no vas a citar a Tom Friedman (columnista del New York Times) en el segundo libro.
Definitivamente no va a suceder. No había leído mucho sobre capitalismo o neoliberalismo. No sabía mucho en ese entonces. Eso es algo que encuentro particularmente interesante porque veo que muchos jóvenes con pensamientos políticos que apoyan el partido democrático adquieren conocimiento sobre los problemas leyendo las páginas de opinión del New York Times y del Washington Post, los cuales promueven el disparate militarista neoliberal. Y eso fue lo que hice por algún tiempo. Así que no entendía los problemas institucionales y estructurales como lo hago ahora.

¿Cómo crees que tener una mirada más holista de cómo los colegios encajan en la institución del capitalismo le aportó a tu crítica de los colegios? Es decir, parece que es por eso que hay un enfoque tan grande en los puntajes de los exámenes de matemáticas y ciencias y en ser tan buenos como India o China.
Incluso en ese entonces, era bastante escéptico respecto a esas comparaciones internacionales, pero no había entendido cómo encajaba eso en un marco y una narrativa mucho más grande. Ahora que lo veo, por ejemplo, lo que está pasando en Chicago y Filadelfia y otras ciudades, es que hay un ataque neoliberal sobre la educación pública. Y conecté el hecho de que los principios del capitalismo se han ido filtrando en la esfera de la educación. Eso me ha dado mucha más información sobre por qué estos llamados "reformadores" están haciendo esas sugerencias.

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Y en realidad empeora las cosas, desde tu punto de vista.
Las hace mucho, mucho peores.

Foto dle usuario de Flickr smkybear.

Tu no eres un reformador. De hecho, dices que eres un revolucionario. Así que digamos que tienes un cargo importante de por vida. ¿Cuáles serían las acciones más importantes y estructurales que abordarías de inmediato?
Gran parte de mi investigación en los últimos dos o tres años se ha enfocado en muchas escuelas no convencionales y alternativas. A comienzos de 1900, en España, había una gran cantidad de escuelas conocidas como "Escuelas Anarquistas Libres". Muchas de ellas surgieron posteriormente en los años 60 y 70 en los Estados Unidos. Estos tipos de escuelas, básicamente, descartan todos los principios de la educación tradicional. Creen que los niños son aprendices naturales; que se debería confiar en ellos y darles una voz; que debería haber procesos democráticos dentro de la propia escuela en vez de prácticas arbitrarias como las notas y los exámenes; que los niños sólo deberían tener libertad.

He visitado varias de estas escuelas que están fuera del marco de la educación tradicional. El problema es que las que tenemos hoy en día son principalmente escuelas privadas. No son tan accesibles a los niños de bajos recursos. Pero hay un par de ellas que no son tan radicales y se financian con fondos públicos. Los resultados han sido extraordinarios. Uno de ellos es una escuela en Filadelfia llamada "La Escuela Taller". Esta es una escuela de aprendizaje basado en proyectos específicos para los niños de bajos recursos y de minorías.

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¿Estás en la universidad?
Me gradué de la preparatoria en enero de 2013 y no estoy en la universidad en el momento, pero no lo descarto.

¿Por qué no? Eres un chico brillante. ¿Es por tu crítica a los colegios?
La razón principal es que no podía ir a la universidad y a la vez continuar con todo el trabajo que estoy haciendo; doy charlas, escribo mucho y estoy trabajando en este nuevo libro, no sería capaz de hacer ambas cosas. Creo que en el trabajo que estoy haciendo, un diploma no es tan importante como parece. Tener una credencial no sería en realidad un beneficio para mí.

¿Qué consejo darías a los niños que se encuentran atrapados en este sistema de educación pública que está sofocando su creatividad? ¿Cómo pasar por el sistema sin ser aplastado por él?
Es una pregunta que me hacen mucho los jóvenes. Es muy difícil porque, por ley, si tienes cierta edad estás obligado a ir a la escuela. No tienes otra opción. Pero el en sistema, tan opresivo como puede ser, hay algunas lagunas. Si tu familia es lo suficientemente rica, puedes ir a uno de los colegios libres y democráticos que he mencionado. Y hay algunos distritos escolares, no tantos hoy en día como los que había en los 70, que tienen programas para niños que están fallando o que tienen problemas de comportamiento. Es curioso porque estos programas son en realidad mucho mejores que los otros. Podrías tratar de graduarte antes. Está la educación en casa. Pero es muy difícil buscar alternativas dentro de los límites actuales del sistema.

Muchas personas dicen que las escuelas chárter (un tipo de colegio público en los Estados Unidos con menos regulaciones) son una alternativa.
Yo no apoyo la privatización de la educación. Hay algunas buenas escuelas charter por ahí, pero yo soy muy receloso de ellas. A menudo se dejan de lado los niños con problemas de aprendizaje. Expulsan a los niños en tasas muy elevadas. Así que hay una gran cantidad de prácticas discriminatorias y realmente horribles que toman parte en la perpetuación de una población muy homogénea de estudiantes que solo aprueban exámenes. Yo vivo en Woodbury, Nueva York. Nunca encontrarás una escuela charter tratando de hacer camino en esta comunidad privilegiada. Sólo se encuentran en comunidades pobres de negros y marrones.

Y sugieres que ayudan a los mejores estudiantes y artificialmente inflan sus resultados en los exámenes, porque son instituciones con fines de lucro y esa es la mejor manera de asegurar más contratos.
Muchos de ellos están atados de manos en cuanto a su financiación. Tienen que cumplir con ciertos resultados en los exámenes; sólo se convierte en esta implacable fábrica de preparación para presentar exámenes.

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