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Ip Wai Lung: La gente de Hong Kong cree que sus ancestros muertos pueden recibir ciertas ofrendas, porque una vez que se queman se convierten en 'objetos reales' en el mundo de los espíritus. La razón por la que usamos papel es muy simple: en épocas antiguas el papel era fácil conseguir y quemar. Al quemar estas ofrendas, la gente siente que hace algo bueno por sus ancestros, ¿sabes? Es como un deber filial. Se cree que la vida después de la muerte se crea basada en la realidad actual, así que las tiendas que fabrican estos objetos, simplemente siguen la demanda del mercado. Realmente lo que quemamos es un reflejo de lo que necesitamos y queremos en el mundo contemporáneo.Tú decidiste quemar juguetes sexuales, ¿es porque crees que los espíritus están calientes y se mueren por tener un poco de acción? Hong Kong es considerada una ciudad sexualmente reprimida, ¿intentas reflejar eso de alguna manera?
Hice juguetes sexuales porque faltaban en todas las opciones que existían. Mira, si la oferta de productos para quemar está basada en la demanda de lo que queremos como seres humanos, ¿por qué no incluir sexo? Si los fantasmas quieren dinero, nueva tecnología y ropa, deben tener deseos sexuales también.
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Estoy parado entre creer y no creer. Por un lado empecé este proyecto porque realmente creo en todo eso de quemar cosas; y del otro, tengo mis sinceras dudas sobre si los muertos recibirán nuestras ofrendas de papel. Es exactamente esta paradoja la que me ha intrigado en el proyecto.Ha habido mucha reacción en la gente de Hong Kong con el proyecto. Dicen que le has faltado al respeto a la muerte y que ahora te has vuelto susceptible a encontrarla.
No creo que le haya faltado al respeto en ningún momento. Más bien creo que lo que hice a la muerte fue algo que nadie había tomado en cuenta, prestar atención a sus deseos sexuales que habían pasado desapercibidos durante muchos años en nuestra cultura. Realmente no entiendo porque la gente se ofende cuando algo se relaciona con sexo. Realmente estaría muy agradecido si alguien quemara juguetes sexuales para mí después de morir.