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En los textos sobre farmacopea mexicana los preparados con opio eran recetados para combatir el insomnio, calmar dolores, disminuir la exaltación, neuralgias, enajenación mental, diarreas, cólera, vómitos, bronquitis y en la mayor parte de las afecciones crónicas del aparato respiratorio. De la resina extraída de los bulbos de adormidera se han obtenido múltiples preparaciones, que van desde tinturas, jarabes, pomadas, polvos y extractos, hasta supositorios, inyecciones y láudanos. De entre éstos últimos elíxires destacó el creado por el médico inglés Thomas Sydenham, en el que se debía mezclar el opio con vino de Málaga. Sin embargo, debido a las dificultades de adquirir este licor en México, se preparaba algún otro alcohol. Una receta del libro Nueva Farmacopea Nacional de 1896 indicaba que para preparar la tintura de opio azafranado o láudano de Sydenham se requerían:
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-50 gramos de azafrán de Gâtinais
-16 gotas de esencia de clavo
-16 gotas de esencia de canela
-8 gramos de acido acético cristalizable
-800 gramos de alcohol de 30ºSe comenzaba por machacar el azafrán en el alcohol y se dejaba reposar por ocho días, se exprimía y se filtraba. Posteriormente a este líquido se le agregaba el opio y el acido acético, lo cual se maceraba por otros diez días, agitándolo constantemente; después de ser colado se le agregaban las esencias. Este líquido debía quedar de color café oscuro y con un sabor muy amargo en el que predominaba el azafrán. Las dosis iban de 9 a 35 gotas cada 24 horas; según la dolencia y las características del paciente.
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Por otro lado, la mariguana en México no sólo ha sido usada con alcohol para las reumas de nuestras abuelas. Desde su llegada a la Nueva España en tiempos coloniales, el cáñamo fue utilizado como fibra, con fines rituales, recreativos y medicinales. Durante el siglo 19 se reportó la preparación de una "horchata" preparada con las semillas de cannabis para tratar la gonorrea. Además se ha empleado el aceite esta simiente para las hemorroides y para la galactorrea, es decir, la secreción anormal láctica de la glándula mamaria. Asimismo en las boticas se vendían extractos grasos y alcohólicos cannábicos; pomadas, tinturas y cigarros de mariguana para el asma.Los antiguos médicos mexicanos recetaron pócimas con cannabis para la neurosis, la enajenación mental, trastornos de estómagos y dolor de cabeza. En 1902 el farmacéutico Juan Manuel Noriega en su Curso de historia de las drogas señaló que a pesar de las dificultades para obtener ejemplares auténticos de mariguana, era usada con éxito como antiespasmódico y como estimulante del sistema nervioso. Para la década de 1920, a pesar de que ya comenzaba a gestarse la prohibición de esta planta, en la farmacopea seguía recomendándose dosis de 5 a 30 gotas de extracto de cannabis para tratar el tétanos, hemorragias uterinas, la neurastenia, la histeria, el insomnio, la depresión y todo tipo de dolores.
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