La Costa Chica de Guerrero es una tierra mágica: entre los habitantes se cuentan experiencias con duendes, chaneques, y apariciones que toman diferentes formas. Entre estas historias, llamó mi atención la de los Tonos, por lo que decidí visitar pueblos de decencia africana en donde me han dicho que "viven muchos tonos".Según la leyenda; cuando nace un bebé, uno de los parientes "roba" al niño. Lo llevarán donde se cruzan dos caminos "allá en el monte", mientras el pariente se esconde y espera. Si hay un animal que cruce y lama al bebé, ese animal se convierte en su tono. El nombre de ese animal-tono es guardado en secreto. A partir de ese momento, también hay una relación de dependencia entre el animal y la persona: el animal cuidará al hombre pero si el animal-tono enferma, es herido o muere, eso pasaría también al hombre. También me explicaron que para los tonos las medicinas clásicas no sirven, por lo que hay curanderos específicos que curan del tono.
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La cura depende de la enfermedad. Se usan hierbas y plantas como el Timoreal, mezclas con aceite de coco y pomadas de eucalipto. Sin embargo, además de curar a la persona, hay que curar al animal en el monte. No todos los curanderos quieren hablar sobre sus experiencias y para ser testigo de una curación se necesita mucha suerte y paciencia. Doña Inés, quien es curandera, partera y huesera, me dice que el animal-tono suele tener el mismo olor que la persona.Aunque la tradición de los tonos se está perdiendo —pues hay pocos jóvenes que se inician— tanto en la Barra de Tecoanapa como en el resto de pueblos con curanderos afromexicanos se escuchan muchas historias sobre los milagros relacionados con los tonos, desde un hombre que se alivió de su enfermedad tras llamar traer un cocodrilo (su animal tono) desde Salinas en la Costa Chica a Chilpancingo; hasta una mujer que regresó desde Tijuana para ser tratada por doña Inés.El mes pasado se llevó a cabo el XVII Encuentro de Pueblos Negros que tuvo lugar en Vista Hermosa, en el municipio de Ometepec. Se trató un encuentro con demostraciones culturales y diálogos por derechos de los pueblos con decencia africana. La existencia de estos pueblos así como sus tradiciones han pasado mayormente desapercibidas por al exterior de estados. Sin embargo, eventos como este proponen que se hable de Guerrero y Oaxaca más allá de la violencia y las drogas que muchos asumimos intrínsecas a la región.
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