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Sexo

Frida: del teibol a la industria del cine porno

Platiqué con mi amiga, con quien compartí pista en un teibol hace algunos años, sobre su carrera como actriz porno, su ninfomanía y los pros y contras de ser actriz porno.

Imágenes cortesía de Frida Santé.

Conocí a Frida Santé cuando inició mi pubertad. Estudiamos en el mismo colegio católico. Era una de esas chicas alegres y desenvueltas que usualmente son etiquetadas como "populares". Ya desde entonces dejaba ver un toque de rebeldía al pertenecer al grupo de chicas que no respetaban la regla de mantener la falda debajo de la rodilla. Dejamos de frecuentarnos por un tiempo justo al terminar la secundaria.

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Cuando tenía 17 años volví a verla. La encontré por la calle mientras me dirigía a presentar un examen de la preparatoria. Nos saludamos calurosamente y decidimos ir a tomar un café para contar chismes y novedades. Yo tenía una noticia muy peculiar que contarle, y era que por azares del destino, se me había presentado la oportunidad de trabajar en un teibol. No sé por qué se lo dije, aunque durante la secundaria mantuvimos una relación cordial, nunca habíamos sido grandes amigas. Simplemente en ese momento, en esa cafetería, se había establecido una química especial. Ante su fascinación e interés por el tema, decidí no sólo contarle de mis planes futuros, si no extenderle una invitación de complicidad, la cual para mi fortuna aceptó con mucho entusiasmo.

La siguiente semana éramos dos adolescentes emocionadas e inconscientes trabajando en un teibol al sur de la Ciudad de México. Su nombre de bailarina era Amélie. Creo que siempre tuvo un talento innato de seducción, por lo que gozó de un éxito discreto mientras trabajó ahí. Sin embargo, a los pocos meses de haber iniciado nuestra aventura, ella decidió terminarla. Diez años después, lejos de la pista de baile, me enteré de que es actriz porno.

La pregunta "¿Qué habrá sido de Amélie?" nunca cobró tanta fuerza hasta el momento en el que supe sobre su nueva faceta, así que me di a la tarea de buscarla para preguntárselo personalmente.

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Amélie evolucionó casi como una especie de pokemon sexual en una actriz del porno internacional llamada Frida Santé.

La busqué para saber qué fue de su vida y fue una experiencia fascinante.

Ahora es una chica de 29 años que mantiene la misma sensualidad innata de cuando estábamos en la preparatoria o de cuando bailábamos juntas en el teibol. Frida llevaba una ombliguera color turquesa que dejaba al descubierto sus hombros y unos calzoncillos azules —probablemente pertenecientes a un traje de baño— que mostraban la excelente forma de sus piernas. Mientras platicamos su actitud fue relajada y alegre. Donaba notas de feminidad y sensualidad a través de las intermitentes fumadas que daba a su cigarro electrónico —rigurosamente rosa—, la manera de beber y sostener su vaso de vino rojo californiano, y de la manera en la que jugaba con su cabello castaño.

VICE: Frida, ¿cómo fue que después del teibol llegaste a la industria del porno?
Frida:Realmente un día me desperté con las ganas de convertirme en actriz porno y simplemente se lo dije a mi marido.

¿Cómo reaccionó tu marido ante esto?
Mi marido siempre me ha apoyado en todas las ideas locas que me han venido por las mañanas y créeme, han sido muchas. Al principio me dijo que si realmente estaba segura de querer hacerlo, entonces él me daba todo su apoyo. Naturalmente, por motivos de seguridad, quiso acompañarme al casting.

De hecho, en la biografía que expone la agencia para la que trabajas, está escrito que fuiste al casting con tu esposo y con tu novio. ¿Cómo es eso?
Bueno, más o menos por marzo del año pasado mandé una solicitud con mis fotos a la agencia para la que trabajo actualmente, diciéndoles que quería hacer un casting. Después de decírselo a mi marido, se lo conté al que era mi novio, con quien llevábamos una relación de convivencia con nuestro matrimonio desde hace seis años. Era una relación de tres personas, así que la decisión tenía que ser tomada por los tres. Mi ahora ex, así como mi marido, tuvo la misma reacción apoyando mis decisiones y acompañándome al casting en el hotel que la agencia me había indicado.

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Después del casting, ¿cómo inicio tu aventura como actriz porno?
Alrededor de dos meses después, ellos me contactaron para preguntarme si quería volver a grabar y participar en algunas expos. El resto es historia, y una muy entretenida por cierto.

¿Cómo reaccionaron tus familiares y conocidos al respecto? ¿Se los contaste desde el principio o preferiste que lo descubrieran por sí mismos?
A mis allegados decidí contárselos yo misma. Estaban acostumbrados a mi personalidad explosiva y espontánea, así que no hubo ningún momento de shock, sino todo lo contrario. Me apoyaron mucho y conforme va creciendo mi carrera, se van mostrando cada vez más entusiastas, cosa que me alegra mucho. Algunos conocidos llegaron a verme en algún póster o en alguna película, y cuando me preguntaron si era yo, claro que fue un poco extraño, pero después de reír, todo pasa a un: "¡Ah, qué buena onda!" o a un "Te ves muy bien, ¿eh?" y en algunos casos el clásico: "A ver cuándo nos tomamos un café".

¿Cómo estructurarías una línea del tiempo entre esta mujer de personalidad explosiva y su relación con el sexo?
Mi primer contacto con la industria del sexo fue a los 18 años como bailarina de teibol. Aunque fue una experiencia corta, fue un primer gran paso para entender que soy una mujer que adora explorar su sexualidad. Después de poco tiempo, conocí a mi marido y decidí proseguir mi exploración sexual a su lado a través de encuentros swinger y cosas por el estilo. El sexo estaba presente en mi vida también en disciplinas que practicaba para ejercitarme, como la del pole dance. Después, conocí a mi ex a través de una red social y nos enamoramos. Fue cuando los tres tomamos la decisión de experimentar una convivencia a la Ménage à Trois, y tengo que decir que fue una experiencia que me enriqueció mucho. Cuando empecé mi carrera en la pornografía, descubrí que muchas de las actrices también son escorts. Al inicio, la idea me asustaba un poco porque no lograba relacionarla con la plenitud del sexo, pero después de platicarlo con mi marido, decidí experimentar también por esa vía y me encantó. Por este canal experimento sensaciones que el porno no puede darme, como la de establecer una conexión con el cliente y el ritual de la conquista y seducción que preceden al sexo. Realmente para mí, la persona que tengo enfrente ya no es un hombre alto o bajito, feo o guapo; es más bien una idea.

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¿Crees que tienes control sobre esta avalancha sexual o que realmente es algo que se te está saliendo de las manos y te está llevando a dimensiones desconocidas?
Siempre he sabido que soy una ninfómana y soy consciente que el control que tengo sobre mis ideas es y será influenciado por este estado, pero soy consciente también de todas y cada una de las decisiones que tomo en mi vida y de las consecuencias que estas pueden traer consigo. Aunque mis ideas son impulsivas y espontáneas, siempre las medito cautelosamente antes de llevarlas a cabo.

¿Cómo ha cambiado tu vida después del porno?
Definitivamente ahora doy mejores mamadas [risas]. Creo que cambió para bien, por ejemplo, ahora cuido mucho más mi imagen. Hasta el momento, no ha traído ninguna desventaja. Claro que a veces, como en cualquier trabajo, no todo es color de rosa y se requiere muchos esfuerzos o sacrificios, pero la recompensa hasta ahora ha sido satisfactoria.

Se dice que la industria del porno, está en declive. ¿Qué piensas al respecto? ¿Aún se puede sacar provecho de ello?
Creo que la industria del sexo es algo que nunca va a terminar. Siempre se renovará y evolucionará en otras formas. Ahora en México están cerrando todos los teibols, pero la industria del porno sigue en pie y evolucionando.

Yo gano alrededor de 800 dólares por escena (película) y a eso hay que sumarle que como actriz internacional, viajo mucho y me divierto bastante, muchas veces ya ni lo veo como un trabajo. Si te gusta el sexo auténticamente, es un sector que puede traerte satisfacciones en muchos sentidos.

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¿Cuáles son tus puntos fuertes como porno-diva y cuáles tus puntos débiles?
Empecemos por las cosas que, al menos por el momento, no hago. No me gustan las escenas de sexo anal ni aquellas de Bondage o Fetish. Digamos que no me gusta todo aquello que represente cierto dolor.

Mi punto fuerte diría que es la autenticidad. Cuando estoy en el set, me dejo llevar por la vibra sexual que flota en el aire. Cuando los actores son inexpertos, trato de romper el hielo antes de empezar a rodar y cuando se trata de un actor con experiencia, me dejo guiar por sus manos expertas. En ambos casos, esto trae muy buenos resultados que se ven reflejados en mis películas.

¿Tienes relaciones sexuales fuera del set con otros actores?
No siempre, pero si se estableció una buena química y ambos nos divertimos durante el rodaje, definitivamente volvemos a interactuar.

¿Qué tip nos darías como actriz porno?
El mejor consejo que puedo darles es llevar a cabo las fantasías que tienen en la cabeza. Atreverse a experimentar sin miedo. Realizarte como mujer significa también explorar.

Sigue a Frida y conoce más de su trabajo:

@FridaSante

Ahtziri es una fotógrafa mexicana que vive en Roma y está trabajando en su primer libro, conoce su trabajo en su cuenta de Instagram:

@instant_hunter