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Sin embargo, la vida de Massaquoi empezó a cambiar en el verano de 1934. "Cuando llegué a la escuela en una hermosa mañana de 1934, nuestra maestra de tercer grado informó a la clase que el director había dado instrucciones de que todos los estudiantes y maestros tenían que reunirse en el patio de la escuela", escribió. "Ahí, vestido con el uniforme nazi que usaba en ocasiones especiales, el director anunció que 'el momento más importante de nuestras jóvenes vidas' estaba por llegar, que el destino dictaba que éramos afortunados porque íbamos a ser de los pocos que llegan a contemplar a 'nuestro amado Führer' con sus propios ojos. Nos aseguró que era un privilegio y que íbamos a ser la envidia de nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. En ese entonces yo tenía ocho años de edad y no me di cuenta de que, de entre los 600 niños reunidos en ese patio, yo era al único al que no se dirigía Herr Wriede".
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El final de la Segunda Guerra Mundial provocó otro cambio radical en la vida de Massquoi. Durante la posguerra se ganó la vida como saxofonista de jazz y emigró a Estados Unidos (con una pequeña escala en Liberia, el país natal de su padre), donde el Tío Sam lo reclutó para luchar en la Guerra de Corea.Después de servir como paracaidista en el ejército estadounidense, estudió periodismo en la Universidad de Illinois. Trabajó como periodista por más de 40 años y fue director editorial de la revista Ebony, la legendaria publicación afroamericana. "Al final todo resultó bien. Estoy bastante satisfecho con mi vida. Sobreviví para contar la historia de la que fui testigo. No obstante, desearía que todos pudieran tener una infancia feliz en una sociedad justa. Aunque en mi caso no fue posible".Massaquoi falleció el 13 de enero de 2013 en Nueva Orleans.Sigue a Brais en Twitter.