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Zeynep Arsele: Todo el mundo niega ser un hipster. Un hipster es quien no queremos ser. Incluso cuando parezcamos exactamente uno.En ese caso, ¿qué es ser hipster exactamente?
Si te refieres a cómo la gente de marketing define a los "hipsters", por lo general, el término hace referencia a una categoría bastante nebulosa de personas y a quienes superficialmente describen como veinteañeros urbanos que están a la moda y en la búsqueda de un estatus.
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Yo veo este concepto como una mitología que evoluciona, una idea —un estereotipo— en lugar de como una categoría sociológica objetiva. Es una idea que evoluciona a partir de la opinión pública. Alguna vez fue un mercado preciso que representaba una contracultura, pero hoy en día no significa mucho. Incluso el New York Times admitió que usa excesivamente el término.
¿Alguna vez este término tuvo un significado claro? ¿Una época de oro?, por así decirlo.Escuchamos a ciertas bandas, bebemos cierta cerveza y nos vestimos de cierta manera por las razones correctas, y los hipsters no.
No estoy segura de que haya habido una edad de oro tal cual, pero si ves el término de manera histórica de hecho una vez se llegó a interpretar de una forma mucho más positiva. En los años 50 un hipster era un auténtico rebelde contracultural. Como a mediados de los 90, los medios de comunicación pintaron una relación homóloga y simbiótica entre el término hipster y la escena indie emergente. Los hipsters eran cool. Las cosas comenzaron a complicarse más en la década de los 2000 cuando vimos no sólo un aumento en la frecuencia con la que los medios de comunicación hablaban de los hipsters, sino también un cambio en el contenido de la discusión sobre los hipsters. Este es el punto de inflexión y el comienzo de la reacción negativa.¿Dirías que el odio hacia los hipsters es una objeción a cómo se viste la gente?
No creo que el estereotipo deba reducirse sólo a la moda. Es una representación más compleja de un estilo de vida. Además, vestirse de forma convencional —por ejemplo: con la moda normcore— podría ser un juego de estatus en sí. Pero si una persona suele seguir la moda común y corriente, probablemente se escape de que lo identifiquen como hipster.
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Hay más asociaciones negativas que positivas. Mi trabajo sobre el tema cubrió las percepciones públicas de los "hipsters" durante la última década. No he hecho un análisis sistemático del discurso público en torno al término en los últimos cinco años, pero me sorprendería si las cosas hubieran mejorado. Algo aún más importante es que creo que la categoría se hizo tan nebulosa, vacía y se diluyó tanto que ni siquiera significa algo.¿Qué pasa cuando un término es nebuloso?
Que cualquiera que tenga menos de 35 años y tenga como una especie de curiosidad cultural, o un corte de pelo inusual, fácilmente podría ser etiquetado como hipster. El mayor problema con este estereotipo es que es algo así como la falacia del hombre de paja, en el sentido de que la representación pública del hipster tergiversa, o al menos trivializa, los intereses y las motivaciones de las personas a las que se les podría clasificar como tal.Pero la pregunta es, ¿por qué encasillar a un grupo de gente en un contenedor con la etiqueta de "hipster"?
Estamos tratando de dar sentido a una realidad social con diversas capas, y el agrupar a toda una generación en una caricatura de dos dimensiones nos ayuda a minimizar nuestros esfuerzos por tratar de entender esta realidad, sin tener que lidiar con sus ambigüedades, contradicciones y complejidades. Todos queremos darle sentido al mundo, y los estereotipos nos ayudan. Un "hipster" también nos permite legitimar nuestras acciones, al darnos permiso para contrastar nuestras propias vidas con los que nomás pretenden ser algo. Escuchamos a ciertas bandas, bebemos cierta cerveza y nos vestimos de cierta manera por las razones correctas, y los hipsters no.Entonces como ejemplo de una de esas "funciones sociales", ¿alguien podría hablar mal de los hipsters cuando está con sus amigos, pero no resistirse de cerveza de diseño orgánica, sin gluten y artesanal?
Todo se trata del encuadre y del contexto, y creo que los seres humanos son muy hábiles para hacer distinciones simbólicas. Estos son mecanismos tácitos de estatus y diferencia. El mismo conjunto de ropa podría interpretarse como relajado y nada hipster o como pretencioso y hipster, en dos contextos diferentes.Sigue a Mike Pearl en Twitter.