FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Los búnkeres a prueba de suicidios de Berlín

Cualquiera que creciera durante la Guerra Fría, recordará el terror extremadamente plácido de cada día, que venía con una constante amenaza de aniquilación nuclear global. A día de hoy, tememos que un dispositivo nuclear caiga en manos de terroristas o...

Fotos cortesía de Berlin Unterwelten

Cualquiera que creciera durante la Guerra Fría, recordará el terror extremadamente plácido de cada día, que venía con una constante amenaza de aniquilación nuclear global. A día de hoy, tememos que un dispositivo nuclear caiga en manos de terroristas o de un estado corrupto. No sería el fin del mundo. La humanidad podría sobrevivir a un ataque terrorista nuclear, o dos, por muy devastadores que fueran. La destrucción mutua asegurada era otro tipo de movida, y en cierta manera era un tipo de miedo más apetitoso. No tenías que ser converso para creer en el Armageddon; todo el mundo sabía que estaba a la vuelta de la esquina. Berlín, particularmente, era un sitio surrealista donde vivir durante la Guerra Fría. La ciudad, con bloques de fuerzas occidentales y soviéticas mirándose a la cara literalmente, era un polvorín a punto de explotar en una Tercera Guerra Mundial. Los ciudadanos del Berlín Occidental sabían que eran prescindibles: si los soviéticos invadían, el plan de la OTAN era un retirada estratégica, seguido del despliegue de 23 ojivas nucleares tácticas. El canciller de la Alemania Oeste, Helmut Schmidt, firmó este plan, dando luz verde a la obliteración total de los alemanes en nombre del dominante comunismo. La ciudad de Berlín Occidental construyó 23 búnkeres nucleares, empleando a cientos de científicos e investigadores para diseñar y construir estas instalaciones. Paradójicamente, estos refugios sólo ofrecían espacio suficiente para menos del 1% de la población. Era un plan de contingencia de placebo, para que el gobierno pudiera afirmar que estaban haciendo algo. Actualmente, en la parada Pankstrasse de la línea de metro U-8 en Berlín, puedes aventurarte en un refugio construido para 3.000 personas. Aunque técnicamente sigue siendo funcional, se duda de que esta instalación pudiera ser usada en una emergencia. Las cañerías, por ejemplo, no han sido revisadas en más de 40 años. La función práctica del refugio es ser un  destino para turistas y amantes de la historia. En un hipotético caso de guerra nuclear, unas puertas enormes cerrarían las entradas del túnel, así como las entradas a la propia estación. El mismo refugio abarca la plataforma U-Bahn, la cual se convertiría en un dormitorio enorme, y el laberinto de túneles detrás de los paneles metálicos en las paredes, contiene baños, cocina, zonas de almacenamiento y un generador eléctrico con motor diesel. Las primeras 3.000 personas serían admitidas en orden a una cámara de descontaminación, obturada al aire, bajo la supervisión de guardias cargados con ametralladoras. Entonces, una persona detrás de un cristal indicaría que los supervivientes se quitaran toda la ropa. Después de una ducha helada para descontaminar, las masas de personas tiritantes y aterradas pasarían dentro. Al entrar al refugio, a cada persona se le facilitaría un chandal de poliéster amarillo chillón.

Un mensaje sobre estos trajes apocalípticos: en términos de moda, son increíbles. El refugio de Pankstrasse fue construido en 1977 y estos uniformes del Apocalipsis son divinamente futurísticos. Aún así, la idea de 3.000 personas encerradas ahí dentro, vestidas idénticamente con estos atuendos fantásticos, viviendo sus últimos días en agonía miserable, es absurdamente dantesco. Las paredes del refugio están pintadas de verde pastel. Este color fue elegido especialmente por psicólogos por sus cualidades calmantes y reductoras de estrés. Las paredes brillan en la oscuridad, en caso de un funcionamiento defectuoso del generador. La fosforescencia dura dos horas, tiempo en que se esperaría arreglar el generador. Pero incluso en el mejor de los casos, el sistema de filtración de aire en el búnker es efectivo sólo un par de semanas. El refugio nuclear es un ejercicio de cinismo arquitectónico. La instalación no está diseñada para que funcione. La enfermería no está equipada para llevar a cabo una cirugía mayor ni para ningún procedimiento médicos. Principalmente, hay instrumentos ginecológicos y cunas para bebés. Los diseñadores aprendieron de la experiencia alemana en la Segunda Guerra Mundial, que las mujeres embarazadas rompen aguas antes de tiempo si son sometidas a condiciones precarias en los refugios anti bombas. Calcularon que la enfermería se llenaría de embarazadas y recién nacidos. No hay mucho que ofrecer a aquellos que sufrieran de otros males, excepto bolsas para cadáveres.

En la plataforma del U-Bahn, miles de personas se aamontonarían, unos encima de los otros, en este chabolismo final de la civilización. La ración diaria de alimentación sería un plato de sopa. Las condiciones de alojamiento para dormir consistirían en literas hechas de andamios de aluminio ligero. Incluso en el post-Apocalipsis, la estructura de clases quedaría intacta. Dentro de las paredes de la estación hay unas habitaciones, relativamente exclusivas, que sólo serían compartidas por 40 personas cada una. A pesar de que los uniformes de poliéster nivelarían los límites de las clases sociales, no parece que los alfas tardaran mucho tiempo en colocarse donde les toca. Los baños son la parte más grotesca de la estructura. Las dos docenas de retretes son sumamente inadecuados para las necesidades de 3.000 personas, y las endebles cortinas ofrecen una privacidad mínima durante los 30 segundos de tiempo asignados para hacer tus necesidades. Repito, todo esto es un diseño súper calculado. Muchas personas que se enfrentaron a la insuperable catástrofe y a la desesperación de la Segunda Guerra Mundial, se encerraron dentro de los baños para suicidarse. Los ingenieros de los años 70 resolvieron este problema diseñando baños a prueba de suicidios. ¿Cómo? Haciendo que siempre hubiera una larga cola esperando a entrar y con una cortina separándote de la muchedumbre. Los espejos del baño están hechos de un metal pulido irrompible. No hay tuberías, ni andamios suficientemente robustos para poder ahorcarte. Si tienes la suerte de sobrevivir al Armageddon, habrás perdido tu derecho de morir.