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Los demonios del deporte

Estem Fotuts

En España, el sentimiento nacionalista depende mucho del futbol.

Aún queda una copa que los equipos españoles con tonos nacionalistas pueden obtener, pero también es la copa que puede significar tanto una vergüenza como, al mismo tiempo, orgullo. Tanto el Real Madrid como el Atlético de Madrid han logrado obtener copas este año, las cuales ganaron luego de enfrentarse a los equipos que pueden representar el mayor sentimiento de separación del estado español: el Athletic Club de Bilbao perdió ante el Atlético de Madrid en la final de la Europa League, y el FC Barcelona perdió la Liga ante el Real Madrid.

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Quizá te preguntarás sobre la importancia de esta mezcla de sentimientos nacionalistas con el futbol. Pues en España el futbol es parte de la sociedad y sobre todo del sentimiento nacionalista que cada región española puede tener y, peor aún, que los gobiernos usan a su favor como palanca social.

Las últimas dos semanas han sido un periodo difícil y negro para el Barça. En un periodo de tiempo muy corto, perdió el clásico español ante el Real Madrid en casa (lo que le significó perder la Liga), fue eliminado de Champions y, para rematar, su timonel y estandarte del club Joseph Pep Guardiola renunció. Todo esto pasó en medio de un escándalo político dentro del club, que también tuvo efectos en las cúpulas políticas de Catalunya y España. Se comenta que el presidente del club blaugrana montó el teatro de la despedida de Pep pero en realidad ha logrado su sueño de convertirse en el amo y señor del equipo, ser el verdadero protagonista y más aún, de poder hacer libremente negocios con Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, los cuales comprenden recalificación de terrenos, bienes raíces y hasta se rumora de un posible arreglo de juegos a favor del Real Madrid.

Para el nacionalismo catalán esto podría significar un golpe bajo, sobre todo porque proviene de “su misma casa”. El FC Barcelona se ha vuelto en los últimos seis años el símbolo del catalanismo, las cosas bien hechas, la inovación y el ser inimitables. El haber perdido a Guardiola, un hijo de la Masia del Barcelona, puede significar el comienzo del final de este grandioso equipo que, supongo, quedará en la memoria de muchos. Y consigo bajará la presencia de la nación catalana en el mundo a causa de esta decaida del equipo.

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Por su parte el Athletic club de Bilbao se hubiera podido convertir en el mejor club de Europa si hubiese ganado la Europa League, aún les quedaba la Copa del Rey y la Supercopa de Europa contra el campeón de la Champions, (todo son suposiciones potenciales) y la noche del miércoles dejaron ir esa oportunidad en el campo del Estadio Nacional de Bucarest.

Al igual que el Barça, el Athletic Club es un equipo que representa el nacionalismo vasco. De inicio todos sus jugadores tienen que ser vascos o de herencia inmediata vasca y, para orgullo del cuadro, ha sido el único otro equipo además del Barcelona y Real Madrid que nunca han bajado a segunda división. El Bilbao ha tenido entre sus filas de ultras a personas afiliadas a la Kale Borroka y otros movimientos de nacionalsimo vasco. Con estas pérdidas la difusión del País Vasco y sus valores como nación se han quedado dentro de sus fronteras.

Así que, como dijo hipócritamente Sandro Rosell en la conferencia de prensa para anunciar la renuncia de Guardiola: Estem fotut (“estamos jodidos”, en catalán). El imperio español en sus dos bandas ha derrotado este año a los separatistas “analógicamente hablando”, pero sólo queda refrendar el orgullo conquistando la Copa de su majestad el Rey de España, al menos para reconquistar España y poner de vuelta, con cualquier resentimiento que este conlleve, el nombre del club junto con el del Rey. No se lo pierdan, será el próximo 25 de mayo desde el estadio Vicente Calderón en Madrid. No dejen ir esos tonos políticos que envuelven ese partido, chiflada al Rey y chiflada al himno español: “estamos jodidos”.