FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Los problemas de retrasar la eyaculación

Sin saberlo, podrías desarrollar la eyaculación retardada o la eyaculación retrógrada, que es cuando el semen va hacia la vejiga en vez de salir por la uretra y se mezcla con la orina.

Imagen vía.

Para los hombres —al menos para muchos hombres entre los que me incluía hasta hace poco— tardar en venirse es una cuestión de hombría. Por mucho que se intenten cambiar las reglas del juego, para la mayoría la virilidad se sigue midiendo con estándares arcaicos que consideran que cosas como el tamaño del pene o el tiempo que tardas en terminar es lo que te hacen más o menos hombre a la hora de coger. Nadie duda que el tamaño es secundario, pero aguantar menos tiempo del esperado es algo que nos hace sentir como unos perdedores.

Publicidad

Relacionado: Hicimos una encuesta sobre el tamaño del pene


Muchos hombres —por no decir la mayoría— viven ajenos a la burbuja progresista en la que el sexo es algo poliédrico que va mucho más allá de la penetración y del tiempo que se tarda y siguen buscando técnicas para no venirse o simplemente aguantar lo más que puedan, cuando eso no tiene por qué ser necesariamente bueno para nuestra vida sexual. Aunque todos hemos oído hablar del sexo tántrico y de los beneficios de no eyacular, creer que agarrarte los huevos o apretarte el perineo justo cuando vas a correrte será bueno para ti y mejorará tu experiencia sexual es como creer que si dejas de comer carne roja tu salud será mejor aunque te estés metiendo tres paquetes de papitas al día.

Imagen vía.

En primer lugar, querer aguantar más tiempo solo demuestra que los hombres también estamos dominados por el sexismo y los roles de género y que la forma en la que vivimos el sexo y la sexualidad es un producto directo de la voluntad de cumplir con unas expectativas que muchas veces nuestras parejas sexuales ni siquiera tienen.

Además, muchas veces esas expectativas generan ansiedad y estrés que hace que el cumplimiento de ese supuesto deber viril esté por encima de disfrutar realmente el sexo. Si no cambiamos esa manera de pensar y lo convertimos en elementos determinantes de nuestra vida sexual, se pueden generar problemas físicos y sicológicos que perjudican aún más la salud de quienes los padecen.

Por ejemplo, en muchos casos la eyaculación precoz es un problema de origen sicológico que se puede solucionar mediante la terapia adecuada, pero la vergüenza y el miedo a exponer esa "falta de hombría" hace que muchos hombres arrastren ese problema durante años en secreto. El miedo al ridículo que seguimos arrastrando pueden generar problemas como el estrés, la inseguridad y todo lo que de esto se deriva, que pueden tener aún más repercusiones que una simple corrida fuera de tiempo.

Para los que nos corremos en un tiempo normal hay otros problemas que también son capaces de jodernos la fiesta y de los cuales no nos damos cuenta. Entre el estrés del día a día, de las expectativas impuestas, la sobreexposición a todo tipo de pornografía y, en general, todo lo que nos afecta sin que nos demos cuenta cuando estamos a punto de meter nuestro pene en un orificio ajeno, podemos acabar desarrollando disfunciones sexuales como la eyaculación retardada —que convierte la eyaculación y el orgasmo masculino en algo tremendamente difícil— o la eyaculación retrógrada, lo que popularmente se conoce como venirse hacia dentro, que consiste en que eyaculamos pero el semen va hacia la vejiga en vez de salir por la uretra y se mezcla con la orina, lo que aunque no impide el orgasmo puede provocar esterilidad entre otros problemas.

Seguramente todos nos hemos encontrado en una situación así, en la que por ser incapaces de tragarnos nuestro estúpido y mal entendido orgullo masculino hemos dejado de disfrutar del sexo para cumplir, y no hace falta ser Freud para darse cuenta que eso es porque el sexo es un elemento crucial en nuestras vidas y más en una sociedad tan hipersexualizada como la actual, en la que una parte del éxito y del fracaso se miden en la capacidad del individuo a la hora de coger o el número de personas con las que lo ha hecho. Es precisamente por eso por lo que deberíamos romper con ese tipo de construcciones culturales y sociales, reaprender a follar y convertirlo de nuevo en algo fácil y sencillo. Por nuestra salud mental y la de nuestros penes.