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Cultură

Platicamos con personas que sólo pueden cagar en su casa

"Es algo tan íntimo que uno solo lo quiere compartir con el cosmos".

Seguro conoces a alguien así. No es que sean mejores o peores personas; simplemente no pueden cagar en ningún sitio que no sea su retrete. Unos buscan comodidad, otros una higiene perfecta y otros la tranquilidad existencial que requiere el acto de hacer popó. Todos tenemos un compa que, de repente, se levanta de la silla, se termina la cerveza y dice "voy a cagar a mi casa". Aunque muchos no comprendamos, ellos tienen razones de peso para no sentarse donde el resto del mundo defeca. Son capaces de recorrer todas las salas del museo aguantándose las ganas. Es una cuestión de aguante, un maratón. Su dolor, su sufrimiento y sus principios se convierten en belleza. El arte no está colgado en las paredes del museo, sino en los intestinos de estos bizarros caballeros de armaduras inquebrantables.

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Las personas con las que hablamos nos pidieron que dejáramos sus identidades en sus baños, así que se usaron nombres falsos.

Quique Setién.

VICE: Hola Quique, ¿cuándo empezaste a tener esta fijación por cagar únicamente en tu casa?
Quique Setién: Todo empezó en primaria, en cuarto año. Un día me cagué encima. Tendría diez años y fue la consecuencia de un atracón de palomitas en el cine la tarde anterior. No quise ir a cagar al baño de la escuela porque veía lo que hacían los demás y me daba bastante asco: se llevaba eso de cagar al extremo y llenaban el baño de papel; yo creía que tenía bastantes posibilidades de tocar mierda ajena con el ano. Así, esa fatídica tarde decidí cagarme encima antes que ir a un baño ajeno.

¿Entonces fue por una cuestión de higiene?
Sí. No me gusta cagar en sitios ajenos por una cuestión de limpieza y comodidad. Primero porque tengo diferentes etapas de limpieza. Como los coches. Primero paso un poco de papel higiénico y después paso las toallitas húmedas.

¿Ha habido alguna situación en la que hayas tenido que hacer fuera de casa?
No, prefiero concentrarme y correr a casa poniendo cualquier excusa. Desde olvidar la cartera a dejar la estufa encendida. Son treinta años de experiencia en aguantar la hora de cagar. A veces, si no puedo ir a casa, me concentro a tope en una esquina del bar argumentando estar muy cansado.

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¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?
Por un lado, que son muy afortunados y que no saben la suerte que tienen. Por otro, que son unos cerdos. ¡Conozco gente que puede cagar sin limpiarse después! No puedo hacerlo. No podría hacerlo jamás.

Cuéntame alguna anécdota jodida; supongo que este tipo de exigencias te ha generado situaciones complicadas.
Una vez, me fui de campamento dos semanas. Cagué una sola vez en dos semanas. El campamento tenía letrinas, y por ahí no paso. Más que nada porque no sé que tendría que hacer con la ropa. Cuando localicé una zona civilizada, a mitad de estancia, tomé una bici del campamento y me fui a cagar a un bar que estaba a tres o cuatro kilómetros. Al volver con el culo sin pulir, en bici, en pleno agosto, decidí que podría esperar ocho días más para ir al baño en mi casa.

¿Percibes cierto rechazo social por parte de tus amigos, pareja o gente desconocida?
No. Creo que, de algún modo, ellos me ven como un héroe de la misma manera que ellos lo son para mí.

Héctor Cigarro.

VICE: ¿Cuándo empezó todo?
Héctor Cigarro: Pues lo hago desde que tengo uso de razón. No recuerdo ir de adolescente cagando alegremente por ahí. Tampoco de niño. Supongo que de bebé cagaba en el pañal…

¿Por qué no puedes cagar fuera de tu casa?
Pues realmente no lo sé. Creo que es una especie de manía sumada a algún proceso psicosomático. Sencillamente, cuando estoy fuera de casa se me cierra el ano y alguien tira la maldita llave al río. Sólo conocemos el 10 por ciento de las capacidades de nuestro cerebro; de algún modo ahí está la clave.

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Alguna vez habrás cagado fuera de tus dominios, ¿no?
Sí, por desgracia. Por lo general cuando estoy de viaje más de una semana llega un punto en el que hay que tragar saliva, cerrar los ojos y rezar para que todo salga bien. Pero eso no es lo peor, una vez tuve que hacerlo en un bar. Y dio la casualidad que cuando me dio el retorcijón no me encontraba en el lounge de un hotel de Montecarlo.

¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?
Cuando veo a mis amigos cagar tan a la ligera en cualquier antro, hostal o pescadería siento una mezcla de admiración, desconfianza y asco. Realmente no sé qué les empuja a hacerlo y creo que quiero seguir sin saberlo.

¿Alguna vez has preferido cagarte encima que cagar en un baño desconocido?
He llegado a pensarlo pero en el último momento me arrepiento. Quizá por decoro, quizá por no tener que dar demasiadas explicaciones, pero nunca por falta de ganas.

¿Percibes cierto rechazo social por parte de "los normales"?
Percibo algo de burla pero mis seres queridos han aprendido a vivir con ello y creo que hasta lo agradecen. Nunca me van a tener que esperar mientras salgo del baño. Yo soy el que está tomándose un refresco mientras ustedes se ensucian las pantorrillas con mierda de camionero.

¿Crees que algún día podrás superar el asunto?
No, pero no lo veo tanto como un problema sino como una bendición. Creo que seguiré así hasta el fin de mis días, cabalgando mi fiel corcel de porcelana mientras a mi alrededor todo es promiscuidad, muerte y sinsentido.

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Detrito Moreno.

VICE: ¿Cuándo te convertiste en una persona tan exigente a la hora de cagar?
Detrito Moreno: Desde que era un niño.

¿A qué se debe?
Quizá fue una especie de idea del útero materno, una extraña fijación freudiana por utilizar el mismo asiento que mi madre. Y como en mi casa había bidé, acostumbro siempre a limpiarme el culo con agua.

Cuéntame cómo es limpiarte el culo con agua.
Lo de limpiarse el culo con agua es lo único que debería hacerse. En occidente utilizamos el eufemismo del "papel higiénico" para restregarnos la plastilina por ahí. El agua limpia y deja una sensación de frescor. Los árabes, por ejemplo, nos llevan siglos de ventaja. Utilizan siempre agua para ello. En los baños públicos siempre tienen un cubito con agua que vacían y llenan de nuevo tras utilizarlo. Eso sí, los baños más sucios que he visto han sido en Marruecos.


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¿Crees que la gente que solo caga en casa lo hace por cuestiones higiénicas más que por un terrible terror a sentarse en tazas desconocidas?
Puede ser. Yo creo que son imbéciles, como yo mismo lo era. Como anécdota cabe decir que un amigo mío se limpió el culo una vez con los hielos de una cuba en una fiesta.

Un momento, ¿entonces ya puedes cagar tranquilamente fuera de tu casa?
Sí, hubo un punto de inflexión definitivo. Fue un viaje a Marruecos que hice con mis amigos. Dormíamos en el vehículo, nos bañábamos en gasolineras y cagábamos en la calle. Así que esta especie de terapia de shock cambió mi manera de entender el asunto.

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¿Y todo ese rollo de limpiarte con agua? ¿Ya no te hace falta?
Cuando no tienes comodidades, esas mojigaterías desaparecen y no comprendes como podías ser así. Pero bueno, incluso cuando no hay bidé, mojo el papel higiénico en agua y ya está.

Enrique Manrique.

VICE: ¿Cuándo empezaste a tener esta fijación por cagar únicamente en tu casa?
Enrique Manrique: Supongo que ha sido algo que progresivamente se ha ido instaurando en mi modus operandi.

¿A qué se debe?
El motivo fundamental es que para mí cagar es un ritual, y como tal requiere:

1) Instrumental adecuado, como por ejemplo un escalón de los chinos para apoyar los pies que se adapta a la altura del retrete de mi casa y que posibilita una perfecta posición para la deposición.

2) El tiempo necesario. Fuera de casa parece que debes tardar poco, ya sea por disimular o porque en realidad es un baño muy solicitado, y eso para mí es inaceptable.

¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?
Que no se respetan a sí mismos.

Cuéntame alguna anécdota jodida.
Una vez que me urgía muchísimo, tardé dos horas en llegar a mi casa porque el baño de la casa de mi amigo no reunía los requisitos anteriormente nombrados. Tuve que aguantarme durante tanto tiempo para controlar mi esfínter que desarrollé la capacidad de aguante de la que ahora gozo y que me permite llevar una vida normal cagando siempre en mi propio baño.

¿Percibes cierto rechazo social por parte de tus amigos, pareja o gente desconocida?
No, de hecho creo que agradecen que no esté tanto tiempo y que no les contamine sus respectivas casas.

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Ebdul Jabbar.

VICE: ¿Qué es lo que te pasa exactamente?
Ebdul Jabbar: Para empezar, he llegado a la conclusión que mi culo es una entidad propia, con personalidad y muy mala leche. Se caga en todo, pero sólo cuando él quiere y donde le apetece, en casa… ¡y ya! No recuerdo la primera vez en que se negó a recibir órdenes de mi bendita cabeza, pero hace años que no responde a los estímulos.

¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?
No saben la suerte que tienen. No lo saben.

¿Has vivido alguna situación límite?
Retener las heces durante tantos días atrae a La Parca, ¿sabes? Es un peligro. Por mi trabajo y aficiones solía viajar bastante… He llegado a pasearme por todo el país con la tripa más dura que el hormigón, con el consiguiente problema de llegar a casa rozando la muerte, sentarme en el WC y sacar pinos (duros y rasposos como el papel de lija), como para repoblar veinte hectáreas. Duele y apesta.

¿Crees que algún día podrás llegar a superar el asunto?
No.

Jose Mª Casals.

VICE: ¿Cuándo empezaste a tener esta fijación por cagar únicamente en tu casa?
Jose Mª Casals: Es algo con lo que tienes que caminar durante toda la vida. No recuerdo el momento exacto en el que me di cuenta de esta peculiar tara, pero convivo con ella desde que tengo uso de razón. Estando de vacaciones con mi familia cuando era pequeño casi me operan de apendicitis por un dolor de tripas brutal que se descubrió en las radiografías que era un tapón por no cagar.

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¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?
A mí no me gusta cagar en cualquier sitio, pero en cierta manera envidio a la gente que es capaz de hacerlo en donde sea. En especial a un amigo mío que es un verdadero especialista en el tema. Lo mismo le da un bar, que casa ajena, que un baño portátil de esos que se instalan en conciertos, fiestas al aire libre etcétera. Lo hace con verdadera soltura, y no le cuesta ningún esfuerzo.

¿Percibes cierto rechazo social por parte de tus amigos, pareja o gente desconocida?
La gente en general no lo comprende. Cuando te ven con mala cara y preguntan qué te pasa y si se lo cuentas empiezan a decirte que no pasa nada, que te dejo unos Kleenex y mierdas así.

¿Has superado el asunto?
Con la edad he podido ceder algo, pero la mejor manera de no encontrarte con el problema es salir de casa con los deberes hechos, bien vacío.

Francis Lorenzo.

VICE: ¿Este tipo de cagadores nacen o se hacen?
Francis Lorenzo : Creo que se nace. No recuerdo un momento en que de repente ya no pudiera excretar heces en tazas ajenas; simplemente siempre fue así. Recuerdo que ya de muy pequeño en la escuela me sabía incapaz de manchar la porcelana del poco íntimo baño del colegio. Desde que tengo memoria que aguantaba tormentos innombrables solo para recibir como premio el placer de poder liberarme en un ambiente conocido y controlable.

¿Sabes a qué se debe todo esto?
Es una mezcla de lujuria y vergüenza. Creo que el factor más importante en mi caso es la libertad de poder hacer aspavientos, emitir ventosidades explosivas y ruidosas y disfrutar al máximo de un momento tan placentero evitando, al mismo tiempo, molestar a personas ajenas. Aparte de este hedonismo fecal también hay un punto vergonzoso; uno quiere disfrutar sin ataduras pero tampoco que todo el mundo se entere de que a uno le encanta el drama, vivir el momento y exteriorizarlo sin ataduras pero con un poco de pudor. Es algo tan íntimo que uno solo lo quiere compartir con el cosmos.

¿Has tenido que hacer fuera de tu casa?
Sí, claro, infinidad de veces. Se pasa vergüenza, mucha vergüenza. En mi caso intento emitir el mínimo de ruidos y apasionarme lo mínimo y eso hace que se eche a perder un momento tan fantástico. No lo acabas disfrutando como tú y la situación lo merecen. Prefiero no cagar que cagar con la opresión que se ejerce cuando falta la intimidad que te asegura poder expandir "tu mundo interior".

¿Tienes alguna anécdota desagradable?
Bien jodida. En una de mis primeras fiestas universitarias estuve aguantándome la mierda toda la noche en casa de un amigo porque, bueno, esos son mis principios. Todo fue bien hasta que el dispositivo estalló en el peor momento. Esa noche íbamos a un antro con unos baños asquerosos. Pues en un estado casi inconsciente tuve que hacer uso de los baños más asquerosos y vomitados y acabé durmiendo un par de horas en la taza con la puerta semi abierta. La vida tiene esas ironías; por no querer pasar un momento de pequeña vergüenza en un ambiente relativamente controlado acabé compartiendo el capítulo menos digno de esta experiencia con media ciudad.

¿Percibes cierto rechazo social por parte de tus amigos, pareja o gente desconocida?
En absoluto; cada vez vivimos en sociedades más abiertas y tolerantes que aprecian estas pequeñas particularidades. Lo máximo que puede generar mi característica es un puñado de risas alrededor de una mesa de un bar. Todo el mundo nace con ano y eso ayuda a que la gente pueda empatizar con ello.

Es normal tener ritos o comportamientos especiales durante el proceso. En fin, es un momento crítico para todos, en mayor o menor grado. De hecho es una prueba de lo intenso del acto en sí.

Deduzco que aún no lo has superado. De hecho supongo que ni te interesa.
A medias, cada vez puedo tolerar mejor las defecaciones fuera de la zona de confort aunque no sea lo más deseable y no lo disfrute al máximo. He desarrollado una aceptación relativa a retretes conocidos como el de la casa de un amigo concreto. Pero no los voy a engañar, señores, el escenario óptimo siempre estará ubicado en mi feudo.