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Música

¡Qué viva la polvadera!: Con la tinta de mi sangre

"Como estoy preso no tengo pluma ni lápiz, / por eso escribo con la tinta de mi sangre”.

Aquí en Vice somos "un libro abierto", como dice la canción. Así que cada quince días le pedimos a uno de nuestros escritores, músicos o artistas favoritos del Norte que escojan una canción norteña y escriban un texto a partir de ella.

Originaria de Matamoros, División Minúscula es una de las bandas pioneras de pop punk en México. En 1996, cuando todas las bandas de estos rumbos hacían tributos a Limp Bizkit, División Minúscula estaba desarrollando un estilo de rock en español contagioso y orgullosamente norteño.

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El año pasado, su primer disco cumplió diez años. Recientemente, terminaron de grabar su cuarto LP en la ciudad de Baltimore, en donde pasaron un par de meses trabajando. El disco sale en septiembre, y emprenderán una extensa gira para promoverlo.

Javier Blake —vocalista, guitarrista y principal compositor de este quinteto— creció escuchando a Creedence, los Beatles y algunos corridos. Aquí nos comparte esta joya de Los Relámpagos del Norte, un grupo integrado por Ramón Ayala y Cornelio Reyna, quienes no estaban exagerando cuando se autodenominaron “los amos del mundo musical norteño”.

Con la tinta de mi sangre

Por Javier Blake

Mi papá fue la persona que me introdujo a la música. Él no es músico, ni tampoco se le podría llamar un melómano, pero conforme fui creciendo me di cuenta de que tiene muy buen gusto musical. De niños, cuando nos subía en su camioneta a mi y a mi hermano, siempre nos ponía música y nos hablaba un poco de ella. Podían ser los Beatles, los Beach Boys, The Ventures, Creedence o música norteña.

Al hablar de norteña se me vienen a la cabeza dos nombres: Ramón Ayala y Cornelio Reyna, quienes formaban Los Relámpagos del Norte, un grupo originario de Reynosa, Tamaulipas. Yo soy de Matamoros, y tal vez la proximidad influya un poco en mi gusto por lo que hacen. En la voz de Los Relámpagos… escuché una de mis canciones norteñas favoritas: “Con la tinta de mi sangre”, del legendario compositor de corridos Paulino Vargas.

De entrada, el título es poético y fuerte. La canción abre con el verso maestro: “En un papel que de una cesta he recogido / pongo estas letras dedicadas a mi madre, / como estoy preso no tengo pluma ni lápiz, / por eso escribo con la tinta de mi sangre”.

Esa línea puede resumir la canción, que habla de un tipo que desde la cárcel le escribe a su madre porque ésta no ha ido a visitarlo en mucho tiempo y él ignora la razón. La letra pareciera extraída del repertorio de Johnny Cash.

La melodía es tradicional y pegajosa. Desde la primera vez que la escuché se me quedo marcada, al igual que la letra, con el coro sobre el hecho de que no importa si eres pobre o multimillonario, nada puede compararse con “la bendición y las caricias de una madre”.