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Cultură

Una entrevista con el point man británico de la provincia de Helmand

Un soldado hijo de soldado.

Kenny en Sangin, en la provincia de Helmand, en junio de 2007.

El brillante libro de Mark Townsend Point Man cuenta la historia de Kenny Meighan, un joven soldado de infantería en el ejército británico. Kenny, quien viene de una familia con una larga historia en el ejército, empezó su carrera militar en Irak en 2005. Pero el libro se enfoca en su estancia en la provincia de Helmand en Afganistán como el soldado británico con la carrera más larga como point man, la posición más expuesta y peligrosa en una patrulla militar, el soldado que explora el terreno como vigía al frente de la patrulla.

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Entre muchas otras cosas, el libro de Townsend estudia las implicaciones que tiene que un soldado mates a otro, lo que se siente en el campo de batalla y lo que implica regresar a casa luego de presenciar actos que la gente normal no ve ni en sus peores pesadillas. Habla de un gobierno dispuesto a enviar a hombres y mujeres jóvenes a la guerra, pero indispuesto a ayudarlos cuando regresan a casa.

El padre de Kenny, John, quien sirvió en Irlanda del Norte y en la primera guerra de Irak, actúa como segundo líder en Point Man. Tras ser diagnosticado con el desorden de estrés post-traumático luego de darse de baja, el gobierno decidió que el tratamiento para John era demasiado costoso y terminó pasando un rato en prisión. Entrevisté a John y Kenny. A continuación puedes leer mi conversación con Kenny, quien me pidió que no “glorificara la guerra”.

Kenny en la base de Sangin después de patrullar la provincia de Helmand.

VICE: El libro de Mark Townsend se llama Point Man. ¿Me puedes explicar el papel que juega un point man en el ejército?
Kenny Meighan: El point man va al frente de la patrulla, buscando al enemigo. Su trabajo es inevitablemente el más peligroso. Sueno muy engreído, pero eres el primero en entrar a una habitación, eres el primero en limpiar una zanja y eres el primero en entrar a cualquier nido de ratas porque eres el mejor.

¿Qué crees que hace a un buen soldado?
Muchas cosas, pero creo que realmente te tiene que preocupar. No sólo por ti, sino por todos a tu alrededor y por el uniforme que llevas puesto. Amo a mi país, no por los políticos, la gran mayoría son unos idiotas, pero porque la gente que vive en este país es extraordinaria.

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¿Te sentiste desilusionado cuando estuviste peleando en Afganistán?
Habla con cualquier soldado y te dirán que, cuando peleas en el frente, los políticos nunca asoman la cabeza. Los políticos se llevan toda la gloria o todos los reclamos del público si la guerra se gana o se pierde, pero no son ellos quienes la ganan o la pierden, así que nunca nos involucramos en esas cosas.

La gente en tu familia han sido soldados durante siglos, y eso es algo de lo que estás muy orgulloso, ¿cierto?
Sí, el apellido es algo muy importante a lo que hay que aferrarse y de lo que hay que estar orgulloso. Mi familia ha luchado en todos los grandes conflictos que ha tenido el país. Eso en si es un logro.

Y, por supuesto, los conflictos han cambiado mucho. Me impresionó algo que dijiste en el libro sobre la inmoralidad los dispositivos explosivos improvisados (IED). ¿Me podrías explicar eso?
No puedo luchar contra un IED, y eso me irrita. Sé que tenemos Apaches y todo eso, pero nunca he disparado contra nadie que no tuviera un rifle y me estuviera apuntando con él. Nueve de cada diez veces ellos abren fuego primero, así que lo veo como alguien que intenta golpearme en la calle y tengo que detenerlo. Los IED simplemente están ahí tirados, esperando para volar a alguien en pedazos.

Kenny, de 18 años, en su primer tour con el ejército en Basora, Irak.

Sí. ¿Cuáles eran las diferencias entre la vida en Basora y en Helmand?
Cuando estuve en Basora, aunque era un terreno difícil, el combate era muy limitado. Nunca disparé mi rifle contra otro ser humano en Irak, aunque otros soldados eran atacados todo el tiempo en las mismas ciudades casi todos los días. Cuando fui a Helmand en 2007, fue una experiencia más sanguinaria. El talibán estaba bien atrincherado y tenían muchos recursos y no querían soltarlos. Así que mi tour en 2007 fue una guerra con todo, con palos y bayonetas. Ni siquiera me dieron una bayoneta en Irak.

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¿En algún momento tuviste que usar una bayoneta?
No. Un par de personas que sirvieron conmigo sí, pero yo no. El ejército británico es uno de los últimos ejércitos que todavía usa bayonetas, lo cual parece un retroceso. Pero cuando vez a los soldados británicos corriendo con cuchillas de 20 centímetros en sus rifles, sabes que están listos para usarla, ¿sabes? Te da una ventaja en el campo de batalla.

¿La idea de tener que usar una te preocupaba?
Sí, todos los días estaba aterrado por todo, pero era capaz y estaba preparado porque quería regresar a casa. Sabía que tenía que hacer mi trabajo. Si alguien quiere quitarme la vida, tengo que defenderme. El ejército británico siempre dice esto, y yo también; nunca he visto que abusen de un soldado del talibán o de algún civil. Sé que ha pasado en raras ocasiones, pero creo que lo hemos hecho muy bien en Irak y Afganistán.

¿Quieres decir que nunca has visto ninguna falta a la moral o un comportamiento fuera de control?
Por ejemplo, nos están disparando y usamos nuestros lanzagranadas, entonces ellos responden con lanzagranadas de propulsión a chorro, así que sacamos nuestros lanzamisiles. Algunos tabloides dicen que nuestra respuesta fue exagerada, pero quiero verlos ahí tirados mientras alguien les dispara con cohetes.

Sí, sería interesante ver a un periodista de tabloide ahí fuera.
He conocido a muchos periodistas como tú y estuve con Mark Townsend, y están igual de aterrados que nosotros. Estaba asustado porque sabía que lo que estaba haciendo podía costarme la vida, pero estaba dispuesto a hacer mi trabajo todos los días. Pero déjame decirte, cuando entraba a los edificios y pateaba puertas me cagaba por dentro. Quería estar en casa jugando FIFA.

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Kenny con su medalla por la campaña afgana en noviembre de 2007, cuatro meses antes de dejar el ejército.

Por supuesto. ¿Me podrías contar sobre la primera vez que mataste a un soldado enemigo? 
El primer hombre al que maté aceptó, como soldado, que podía morir. El conocía los riesgos y yo conocía los riesgos. Si no hacía lo que hice, el lo habría hecho. Te sientes una mierda, ¿sabes? Es duro. Pero cuando la gente me pregunta: “¿Puedes dormir por las noches?” Sí, puedo dormir por las noches. Eso no quiere decir que nunca piense en ello, pero el hecho es que la vida sigue. Es como cuando alguien pierde a su madre o a su padres, lloran y lloran, y eventualmente, aunque no los han olvidado, aprenden a seguir adelante sin ellos.

Casi todos los países le piden a la gente que haga esto por ellos, y cuando dejan el ejército, y eso es algo que pasó con tu padres y su trastorno de estrés post-traumático, los abandonan.
Si el público británico supiera lo que está pasando allá afuera, te garantizo que ayudarían. Uno de mis buenos amigos regresó de Afganistán, se encabronó y se paró a la mitad de la calle porque ya no quería vivir. Ese hombre necesita ayuda para regresar al camino correcto, o al menos deberían hacer algo por él. Aquellos que no tienen la fortaleza para seguir adelante son abandonados, y es por eso que hay tantos suicidios.

Sí. Y existe el problema de haber matado a alguien. Cuando regresas a casa, cuando estás haciendo fila en el supermercado o algo, ¿esto te viene a la vente? ¿Sientes que valió la pena?
Me hago las mismas preguntas. Creo que apenas empiezo a asimilarlo. Estaba viendo una foto con un amigo que murió en Afganistán, y esta este güey quejándose porque salió del trabajo diez minutos tarde. Pensé: ‘Dios, probablemente vayas a casa en la noche, te des un baño caliente y cenes algo rico. ¿Y te quejas porque tienes que trabajar diez minutos más?’ Me vuelve loco, pero después intento ver las cosas desde la perspectiva de alguien más. Es difícil hablar de todo esto.

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¿Tienes flashbacks de tu estancia en Afganistán?
Sí, ya no los tenía, pero están de regreso. Tuve un par el día de hoy, pero no son tan largos; uno o dos segundos. Ayer por la noche estaba tapizando mi pasillo cuando escuché un cohete y me metí debajo de la mesa. Creí que me estaban disparando. Pero lo que me pareció chistoso es que sabía que había cohetes. Estoy bien cuando los veo, pero cuando suena uno aislado, me agarra desprevenido.

¿Sientes que cargas con cosas de la guerra que nunca te podrás quitar de encima?
Nunca me podré librar de ellas. Intentas sacarlo de tu cabeza, pero es difícil cuando te esfuerzas tanto por tener una vida normal al mismo tiempo. Una vez estaba manejando y no me podía sacar la provincia de Helmand de mi cabeza. No veía el camino, sólo veía Helmand; me revolvía la cabeza, me hacía enojar. Lo primero de lo que hablo con alguien es de Helmand, pero no debería andar por ahí hablando de la maldita guerra, ¿cierto?

Kenny en una trinchera en Sangin en la provincia de Helmand, agosto de 2007.

En el libro, hablas de cuando tenías 14 años y fuiste con el oficial de reclutamiento para preguntar que necesitabas. No dijo nada, ¿cierto?
Sí, y le dije: “Eso es todo lo que necesitaba escuchar”. Pero, al día de hoy, amo lo que el ejército británico representa. Creo que es increíble y me encanta ser parte de ellos: el equipo más profesional del mundo. La gente dice que el ejército británico es una mierda por ciertas razones, y con algunas cosas tienen razón, pero extraño los vínculos que formas. En lugar de preguntarle a la señora si puedes ir al bar, todo salen juntos, ¿sabes? Ir a la guerra es la aventura más emocionante que puedes tener, pero cuando llegas al lugar lo único que quieres es nunca haber ido.

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¿Qué se siente escuchar como las balas pasan literalmente junto a tus oídos?
El padre de uno de mis amigos, Ian Harvey, me dijo cuando tenía 14 años: “Sabes que la libraste porque escuchas el crujido. Si escuchas el crujido”, me dijo, “no estás muerto”. Es la bala rompiendo la barrera del sonido, pasando junto a tu cabeza haciendo “clic clic”. Si escuchas eso sabes que estás bien.

Uno de los pasajes más difíciles en el libro es uno en el que cargas un cuerpo desmembrado cerca de la línea de fuego.
Sí. Estábamos en nuestras bolsas para dormir una noche cuando una bomba estalló a lo lejos. Llegamos al lugar de la explosión y no había ninguna pelea, sólo una pequeña zona acordonada con un par de tropas y una mujer que habían volado en pedazos. Después había un güey al que estaban tratando en la parte trasera de una camioneta y un sargento, un cabrón que por lo general daba mucho miedo, se veía triste. También estaba otro güey limpiando pedazos de piel del cajón de la camioneta. De repente, las balas empiezan a llover sobre nosotros. Los estrategas dicen que debes olvidarte de todo y disparar de regreso, pero como ser humano, como soldado británico y camarada, sentía que tenía que poner a este pobre hombre en una bolsa y enviarlo de regreso a su familia. Tuve que recoger partes de su cuerpo y meterlas en la bolsa.

¿Estabas metiendo pedacitos de un cuerpo en una bolsa?
Recogí los pedazos más grandes. El sargento estaba recogiendo los restos, o lo que fuera. Es algo muy jodido. Recogía los pedazos y pensaba: ‘Dios mío, esto es horrible’.

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Dios. Hay una linda escena en la que encuentran mucha mota. ¿Se drogaban cuando estaban en servicio?
No fumé nada mientras estuve ahí y sé que mis amigos tampoco. No digo que ningún soldado británico fumara un poco de mariguana. Si no lastima a nadie y lo haces en tu tiempo libre, entonces buena suerte. Pero si alguien te agarra fumando cualquier droga en la línea de fuego o tomando alcohol o consumiendo cualquier droga que afecte tu mente, no sólo tendrías problemas con el ejército, decepcionarías a todos los demás.

Kenny el día de su boda.

En términos de relajación, técnicamente no tienen permitido tomar, ¿cierto?
Obviamente, si llega una caja de cervezas, la tentación para algunos va a ser más grande que para otros. Y a veces el sargento llegaba con una caja de cervezas y la compartía con todos. Pero creo que si alguien hubiera puesto un cartón de cerveza frente a nosotros en Afganistán en 2007, nadie las habría tocado.

¿Porque es muy importante estar en sus cinco sentidos?
Cada día, amigo, lo juro por dios. Estuve ahí seis meses y sólo hubo cuatro semanas en las que no tuve que usar mi rifle; dos de esas estaba de visita en Inglaterra. Tenía mi rifle conmigo casi todos los días. ¿Alguna vez has estado en una pelea? ¿Conoces esa adrenalina que corre dentro de ti, el miedo? Estás asustado pero te sientes fuerte. Es el mismo sentimiento allá afuera.

¿Tienes ese miedo y esas emociones todo el tiempo cuando estás peleando?
Sí, y eso es lo que lo hace tan difícil. Y después te drena. Es un infierno, hermano, tienes que levantarte al día siguiente y a veces tienes que hacerlo tres veces en un día. Te levantas en la mañana, después un rato de calma. Y después otra vez en la tarde. Y después más calma. Y una vez más en la noche. El talibán lo hacía a propósito para intentar rompernos.

¿Crees que el talibán pueda ser derrotado?
Nunca vamos a derrotar al talibán porque no es nuestro trabajo derrotar al talibán. Nuestro trabajo es dar a la policía y al gobierno afgano la fuerza para defenderse. Esa es la única forma de derrotarlos. Necesitas tener patrullas con policías limpios en las calles y agarrar a todas esas personas, y eventualmente dejarán de existir porque la gente dejará de apoyar su causa.

¿Cómo fue tu experiencia trabajando con tropas afganas?
Estuve en un par de batallas junto al ejército afgano. En general, están locos. Después los entrenas y son unos tipos muy buenos. La verdad es que siguen estando locos. Una vez estábamos en una balacera y uno de ellos… como en esa parte de Rescatando al soldado Ryan; te juro que vi algo así, el ejército afgano corriendo contra el talibán con granadas al hombro. Son hombres muy religiosos, así que piensan que van con Alá. Quizá tengan razón, pero yo prefiero ir con él cuando tenga 70 años, no a los 18.

Gracias por hablar conmigo, Kenny.

Puedes leer la entrevista con John, el padre de Kenny, aquí.

Sigue a Oscar en Twitter: @oscarrickettnow