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Conoce a los fanáticos del futbol turco con conciencia política

Los seguidores del Besiktas fueron quienes robaron una excavadora abandonada frente al estadio Inönü, y la usaron para sacar los cañones de agua de la policía de su territorio; ellos quieren luchar sin violencia, quien luchar con humor.

Hombres con máscaras quirúrjicas y cascos de seguridad, persiguiendo a la policía y ondeando banderas turcas sobre una excavadora que acaban de robar. Ésa es una de las imágenes más sobresalientes, y definitivamente más entretenidas, de estas sombrías dos semanas de disturbios en Turquía.

El grupo detrás de esto fue Çarşi, fans hardcore del equipo de futbol Beşiktaş (o “el club del pueblo”). En su mayoría, los miembros de Çarşi comparten una ideología anarquista, antirracista, así como un amor por el que es considerado el tercer equipo de futbol más importante en Turquía, después de los equipos de Estambul, Galatasaray y Fenerbahçe. La noche del 2 de junio, el tercer día de una guerra entre policías y manifestantes, los miembros de Çarşi encendieron una excavadora abandonada en un sitio de construcción frente al estadio Inönü, de Beşiktaş, y la usaron para sacar los cañones de agua de la policía de su territorio.

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“Que todos sepan que también estamos en contra de la demolición del estadio; esa es otra razón por la cual tomamos la excavadora esa noche”, me dijeron Ayhan Güner, Cem Yakışkan y Kemal Ulhal, miembros de Çarşi, cuando les pregunté porque los fans de Beşiktaş decidieron tomar prestada una excavadora esa noche. “El dueño de la excavadora resultó ser nuestro amigo. Llegó con nosotros y nos dijo: ‘Hermano, veo que tomaste mi excavadora’”.

Los

Çarşi

en y su excavadora prestada en las calles de Estambul.

El miércoles pasado, en Miraç Kandili, una de las cinco noches sagradas en el islam, los miembros de Çarşi organizaron un evento en el mercado central de Beşiktaş (de donde toman su nombre y donde está ubicada su base), Çarşi. Ahí, regalaron bagels Kandil (una especie de bagel miniatura hecho para los noches sagradas Kandil) y declararon públicamente que están en contra de la violencia, mientras levantaban una pancarta sobre una ilustración de un bagel santo en forma de un signo de paz que decía: “Que Alá acepte nuestra resistencia”. Fue una movida bien pensada entre acusaciones del gobierno de que todos los manifestantes son “marginales, ladrones y extremistas”; o, en palabras del primer ministro Recep Tayyip Erdoğan y sus seguidores, “gente sin dios”.

Aunque se negaban a hablar con los medios turcos, con la intención de permanecer aislados, logré hablar con los miembros de Çarşi a través de Skype el día después de su evento. Esperé de mi lado de la cámara mientras ellos hacían arreglos de su lado: Ayhan, Cem y Kemal se sentaron en el centro, rodeados de su compañeros de menor antigüedad (para que no se sintieran excluidos); un arreglo que les pareció imperativo para mantener las costumbres de Çarşi.

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Los miembros de Çarşi regalan bagels de paz Kandil.

Pronto descubrí que los miembros de Çarşi estaban preparados para levantamientos sociales sin precedentes. Ya conocen el gas lacrimógeno y varias de las técnicas represoras de la policía. “Tenemos experiencia con el gas lacrimógeno”, me dijeron. “Por eso podíamos estar al frente con nuestro estandarte. Comemos gas lacrimógeno al menos dos veces a la semana. Nos enfrentamos al gas en otros juegos, en juegos de pelota, en juegos de básquetbol…”

El último choque entre sus defensores y policías fue hace algunas semanas, antes del último juego de la temporada, cuando la policía arrojó gas en la zona alrededor de Çarşi. Para distanciar a fans rivales y evitar un caos en los torniquetes antes de los juegos, la policía turca se toma la libertad de lanzar latas de gas en dirección de cualquier persona con la camiseta de un equipo, como si estuvieran matando avispas con una lata de Raid. “El gas pimienta es el perfume de un fan de Beşiktaş”, me informan los miembros de Çarşi con un sonrisa llena de orgullo.

El incidente con la excavadora encaja perfecto con la personalidad de los Çarşi, o en efecto, con el resto de los fans de Beşiktaş en general. En una ocasion, antes de un juego entre Beşiktaş y Fenerbahçe, unos cuantos fans de Beşiktaş se acercaron a los fans de Fenerbahçe afuera del estadio. Les dijeron que habían hecho un estandarte para Ariel Ortega, el jugador estrella de Fenerbahçe en aquel entonces, pero que no encontraban boletos para entrar al juego. Así que le pidieron a los fans de Fener si podrían alzarlo por ellos durante el partido, y dijeron que sí.

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Minutos antes de la patada inicial, el estandarte se alzó en las gradas de Fenerbahçe, hasta que los fans se percataron de que tenían en sus manos un letrero que decía: “Cobarde Gallina Ortega”. El mensaje tenía connotaciones políticas, pues criticaban la decisión de Ariel Ortega de regresar a su país natal, Argentina, si estallaba una guerra en los países vecinos de Turquía; este miedo lo expresó en febrero de 2003, justo antes de que las fuerzas aliadas invadieran Irak.

Pero detrás del sentido del humor de Çarşi hay un apego profundamente romántico a su amado equipo, el cual suele expresarse en poesía. Uno de sus himnos: “Veremos días hermosos, niños; veremos días soleados”, es una cita del poeta Nazim Hikmet, quien pasó buena parte de su vida en prisión o en el exilio por sus creencias políticas.

Fundado en 1982 por Optik Başkan (pseudónimo de Mehmet Işiklar) y Cem Yakişkan en el centro de Beşiktaş, Çarşi tiene sus orígenes en un grupo socialista formado de una clase trabajdora tradicional. Los miembros con los que hablé de Optik Başkan, también conocido como “El último hooligan”, quien falleció en 2007, revelaron un profundo amor y reverencia por su persona. Başkan era un hombre de izquierda que se convirtió en maestro de historia en Ankara luego de la universidad, antes de dejar su puesto porque no podía soportar estar lejos de su amado Beşiktaş.

Y aunque durante los partidos todavía hay una cierta cantidad de beligerancia en el aire, la gente ha comenzado a asociar al grupo con un cierto nivel de ternura. Es una sensación de seguridad que se manifiesta en bromas como: “¿Hay algún problema en el barrio? No llamaré a la policía, llamaré a Çarşi”.

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Irónicamente, existe una lógica similar cuando los musulmanes que cuidan de él dicen que Erdogan es un líder carismático; los mismos ciudadanos oprimidos por la élite secular en el pasado. Pero Çarşi es demasiado consciente para dejarse llevar por su poder ciudadano, además de que sus creencias socialistas evitarían que actúen.

En Skype, me dijeron: “Durante años teníamos un actitud: ‘Çarşi está en contra de todo'. Después decidimos que Çarşi también está contra sí mismo, porque queríamos mostrar, y demostrarnos a nosotros mismos, que tenemos una democracia interna fuerte. También estamos contra nosotros mismos”. Esa actitud tan modesta fue la que llevó a la dispersión temporal del grupo en 2008, cuando sintieron que su popularidad y el interés en los enfrentamientos en Çarşi, opacaban al club de futbol que amaban.

Aseguran no tener ninguna agenda política particular, pero Çarşi es sin duda políticamente consciente. “No tenemos una postura política, no estamos afiliados con ningún partido político; nuestra postura es ser Beşiktaşli", me dijeron. "¿Qué quiere decir ser Beşiktaşli? Protegemos a los oprimidos, aquellos que necesitan alzar la voz. Apoyamos a los jóvenes, queremos una transición hacia una democracia más moderna, una democracia más fuerte”.

¿Pero qué nos dice su participación en la resistencia? Primero que nada, esta no es la primera vez que Çarşi opina públicamente sobre un acto de "renovación urbana", como se llamó a los planes para el parque Gezi. En 2007, protestaron contra la demolición de otro sitio histórico en Estambul: el Teatro Muhsin Ertugrul. Durante la temporada de futbol 2005/2006, colaboraron con Greenpeace para oponerse a la instalación de una estación nuclear en Sinop (un ciudad turca cerca del Mar Negro), tomado parte en las manifestaciones y organizando sus propios shows en el estadio Inönü. Así que su presencia en las protestas no fue sorpresa para muchos.

Su participación en la etapa inicial, y la participación de fans de otros clubes, y de varios grupos socioeconómicos diferentes, también confirmó que este movimiento se empeñaba en ser el movimiento del pueblo, una resistencia secular en busca de libertad y derechos básicos, libre de una visión política mayor. Lo cual los distingue de las alianzas nacionalista-secularistas del pasado.

Este movimiento se siente como un fenómeno popular, imposible de reducir o confinar a cuerpos políticos, lo que hace que a los políticos les cueste más trabajo controlar o entenderlo. Y esa voz única de Çarşi es considerada como necesaria para el movimiento por algunos. Lo cual explica por qué Cem Yakışkan y otros 23 miembros de Çarşi que lo admiran, fueron arrestados hace dos días.

Fueron detenidos por la policía, supuestamente por “organizar un amotinamiento” y “cometer crímenes con la intención de robar”. De inmediato, el grupo organizó un plantón pacífico, pidió a los miembros que usaran el sentido común y se rehusó a confrontar a la policía; una actitud reconciliatoria y no violenta que mantienen desde el primer día. “Mientras tengamos un fuerte sentido del humor, no dejaremos de existir, vamos a prevalecer”, me dijeron los miembros antes de colgar. “Este es el movimiento del pueblo; queremos tener voz, queremos enseñar a pelear sin violencia, como luchar con humor”.