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Vice Blog

Reseñas Julio I

Estos días reseñamos libros porque la revista va de ficción

Como ya sabréis en este número de VICE la ficción es la protagonista así que en lugar de analizar más putos discos de música moderna y gente alucinante os presentamos críticas de algunos ejemplares del viejo pasatiempo de papel y el favorito del verano: libros y más libros.

UN LARGO SILENCIO

Francisco Gallardo Sarmiento y Miguel Gallardo

Astiberri

Miguel Gallardo recoge y empaca unas notas memoriales de su padre, oficial de la República, prisionero en Francia y civil subyugado entre tantos, que aisladas serían literatura breve y austera, telegrá- fica por momentos y morosa para armar un libro, pero que aquí dispuestas y enriquecidas por las pertinentes intervenciones gráficas del hijo, ya en forma de ilustra- ción o de historieta intercalada, se tornan un poderoso testimonio individual a cuatro manos que nos agarra por las raíces y nos pone a temblar al tiempo que nos fertiliza, pues se trata de una preciosa obra de amor y homenaje filialmilagrosamente exenta de rencor. Un soberbio híbrido entre la literatura y el cómic, publicado por primera vez hace quince años y corregido y ampliado en nueva edición.

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8

RUBÉN LARDÍN

LA MAGNITUD DEL DESASTRE

Oriol Llopis

66 RPM

La escritura de Oriol Llopis se nutre de su vida, si bien no toda su vida ha girado en torno a la escritura. Este Llopis es, por supuesto, ése Llopis, el que hablaba como era y escribía como hablaba en cabeceras como Vibraciones, Star, Disco Express y Rock Espezial; el fan número uno de Golden Earring, usuario de nefandas sustancias para subir y bajar, superviviente nato y hombre que un día, sin darte cuenta, desaparece de aquí para dejar huella en otro lado, de donde a su vez se irá cuando le dé por ahí. Estas son sus memorias; Oriol relata su vivir y su hacer, de forma no cronológica pero nunca errática; parece que se desvía pero luego retoma el hilo, y ese hilo es apasionante. Es un libro de lectura adictiva, y 100% Llopis: te engancha por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Oriol no escribe, suelta frases, y cada frase es como un calambrazo. ¿Cuánto hace que no notas uno con un libro? Pues aquí hay muchos.

8

JESÚS BROTONS

THREATS

Amelia Gray

FSG

Esto empieza como una especie de historia de detec- tives en la que un ex dentista pierde a su esposa en un extraño accidente. El detective Chico, menudo nombre, intenta ayudarle a descubrir lo que sucedió y, sin que te des cuenta, el relato acaba siendo una exploración del dolor, el desconsuelo y la locura que me dejó sin aliento. Me hizo llorar a moco tendido, pero eso tampoco significa nada porque yo me paso el puto día llorando. ¿Pasa algo?

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8

MADALENO

KINGDOM COME

J.G. Ballard

Norton

De pequeño me cabreé con Ballard por dar cancha a su sentido del humor después de sus obras 1000% serias de los años 60. Luego maduré, me dejé de tonterías y tuve que aceptar que el Ballard divertido le da mil vueltas al Ballard para góticos con vision de túnel. Y eso sin dejar de ser aterrador. Este fue su último libro antes de morir y es, sí, divertido y aterrador. Va de una revolución racista de clase media en los suburbios londinenses, presagia el auge de la Liga de Defensa Inglesa en la vida real y el narrador es como una versión más psicótica del personaje de Richard Grant en Cómo triunfar en publicidad. Descansa en paz, maestro. Y fóllate a Reagan allí donde esté.

7

J. RUIZ BALLARDÓN

SKAGBOYS

Irvine Welsh

Norton

Cojonudo, ¡una precuela de Trainspotting! Y sólo una década después de la (supuestamente primera) secuela de Trainspotting. Parece que el señor Welsh sólo sabe vivir de los muertos.

1

QUE TE ACUESTES

TESTIMONIO EN CHICAGO

Allen Ginsberg

Gallo Nero

Hay cosas que no se pueden hacer en un juicio ni antes ni ahora: “Estuve un cuarto de hora cantando el mantra de Hare Krishna y luego recité un poema de William Blake para calmar a la muchedumbre”; “Protesto, señoría”; “Protesta admitida. La alusión del testigo a que leyó o cantó un poema de Blake puede borrarse del acta y se ruega al jurado que no la tenga en cuenta”. No se trata del interrogatorio a Vin Diesel en Declaradme culpable sino del que en 1969 fuera objeto Ginsberg –no fue el único– en el juicio a los organizadores el año anterior de una acampada izquierdista en Lincoln Park, Chicago, en la que por supuestísimo que los cerdos se iban a infiltrar y liarla para así moler a palos a los de las florecitas y el libro rojo. Leer la transcripción de un juicio no lo es (un palo, digo) si el que comparece es ‘Aullador’ Ginsberg, quien recita poemas, le explica la disciplina zen al Hombre y se cachondea de él con elegancia en un libro nada anecdótico.

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6

J-BRO

DÉBORA Y UN HOMBRE MUERTO A PUNTAPIÉS

Pablo Palacio

Barataria

El ecuatoriano Pablo Palacio (1906–1947), que acabó sus días loco perdido, no llegó a ver la recuperación que su breve bibliografía empezó a me- recer en los años 60, considerada ya como clásica de la vanguardia latinoamericana. Hoy sigue siendo un marginal y su literatura, hecha de fogonazos más que de una pieza, va de lo intransitable a lo fragante, sin perder nunca el aroma de la anomalía. Palacio escri- be reformulando su escritura a medida que se le va de las manos, que le brota. El tío se pone las letras en duda y se saca punta hasta lograrse arma blanca o preciso bisturí. Es bueno. Y lo es hablando de pe- derastia, de canibalismo, de brujas, de humor y de otros temas capitales. De deseo siempre. Este libro de cuentos suyos escritos en los años 20 es muy moderno y muy recomendable.

8

RUBÉN LARDÍN

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