FYI.

This story is over 5 years old.

Actualidad

La guía para que las chicas sobrevivan en sus peores momentos sin perder la dignidad

Cómo vestiste cuando vayas a comprar droga o a que te succionen un feto.

Vemos que seguisteis nuestro consejo y os habéis estado acostando con hombres mayores a diestro y siniestro. Muy bien, pero seducir a pensionistas pronto se queda anticuado, mientras que las enfermedades (especialmente las mentales o venéreas) puede que os acompañen durante el resto de vuestras vidas. Así pues, decidimos que esta vez asumiríamos un poco de responsabilidad social y abordaríamos el elegante savoir faire que se requiere para visitar aquellos sitios cuya población consiste de un montón de gente que preferiría estar en cualquier otro lugar: ¡los hospitales! (o cualquier otro sitio lleno de gente con batas blancas y actuando como si fuese superior porque se ha pasado diez años estudiando cadáveres).

Publicidad

Solo para que quede claro, no estamos hablando de ir a visitar a la tía Muriel después de su quinta operación de cadera. Estamos hablando de cuando hay que ir al hospital porque tenéis verrugas ahí abajo o porque os tienen que sacar un pequeño feto gelatinoso con una aspiradora enana. ¿La última frase os ha puesto la piel de gallina? Bien, eso significa que a pesar de los esfuerzos de Google Imágenes, vosotras todavía sois humanas, y si sois humanas, sois débiles, lo que significa que los siguientes consejos son de incalculable valor para vosotras.

Sabemos que es difícil tratar estos “asuntos personales”, pero aún es más difícil lidiar con ellos cuando vais fatal vestidas. Arreglaos y guardáoslo para vosotras mismas.

LA CLÍNICA ABORTISTA

En el sentido de las agujas del reloj, desde arriba a la izquierda: camiseta de Zara, sombrero de Topshop, leggings de Topshop, bufanda de Vivienne Westwood, vestido de ASOS.com, zapatillas Reebok, alfileres de corbata de ASOS.com, jersey de Cos, tapaojeras de Kiehl.

Imaginad lo siguiente: os despertáis; os ponéis unos tejanos J Brand, os pasais por cirugía, os distraéis con algo que veis por la ventana y salís de compras. Mientras estáis revolviendo los estantes de Topshop, el desastre llama a vuestra puerta: de repente, el mar rojo os está saliendo por la vagina y pringando los pantalones. ¡BAM!

En fin, esto le pasó a una amiga mía. Y los pantalones teñidos ni siquiera estaban de moda aquella temporada. Un asco, en palabras mayores. Para ayudaros a evitar este error de principiante y que no perdáis vuestra reputación de santas, hemos elaborado unos cuantos modelitos e ideas.

Publicidad

Para empezar, lo último que queréis hacer es llevar algo apretado e incómodo. Yo nunca he abortado, pero imagino que será, a) horrible, y b) dolerá que te cagas, así que nada de pantalones de cintura alta, aunque sean los que mejor os queden o vuestros favoritos, ¿vale? Y los jeggings son un NO absoluto. No podéis ir a abortar con jeggings. ¿Quién os creéis que sois, Maxine Carr? Nunca olvidéis quiénes sois, porque si lo hacéis, seréis igual que uno de esos nazis negros.

En lugar de ropa colorida que podría resultar… de poca ayuda, intentad enfatizar vuestra imagen de santa llevando ropa solemne. Algo de Prada, Karl, un toque de glamour. Nada en plan peregrino, no querréis que parezca que os estáis esforzando demasiado en que Dios os perdone. Los peregrinos tiraban a los pozos a las mujeres que abortaban.

No, tenéis que llevar algo sobrio, algo que roce lo mojigato. Y no os olvidéis: por cada acción hay una reacción, y la reacción que buscáis en este caso es un montón de gente cabreada que cree que la razón por la cual los hombres se matan los unos a los otros en la calle cada día es porque una serpiente le susurró a un tío desnudo hace miles de años.

CENTROS DE SALUD SEXUAL

En el sentido de las agujas del reloj desde arriba a la izquierda: suéter de Ashish, salva-slip Always, gorrito condón de peluche, vestido de Cos, Rimmel super volumen de The Body Shop, vestido de lana de Cos, chaqueta de Barbour, pintalabios de Obsessive Compulsive Cosmetics, pack de braguitas de Oysho, botas con cordones escondidos de Cos.

Publicidad

A menos que seáis unas grandes capullas, os habréis encontrado en esta situación más de una vez ya (si no, dejad de leer esto y haced clic aquí, está todo muy limpio y hay un montón de chicos gays que no os juzgarán por nada).

Vale, una vez dicho esto voy a pasar directamente a hablar del moco verde que puede (o no) que os cuelgue de la vagina y la ropa que mejor lo acompaña. ¿Vale? Vale.

Para empezar, los centros de salud sexual tienen un poder extraño que convierte a la zorra más segura de sí misma en una masa jorobada de vergüenza y arrepentimiento. Y esto pasa a pesar de que sea uno de los lugares donde puedes estar 100% seguro de que todo el mundo que está ahí ha hecho lo mismo que tú. Aparte de la mujer que está detrás del mostrador, que lleva un burka.

Todos los de la habitación están asumiendo que vuestra polla/vagina se parece a Simon Weston después de tomar el sol, así que deberéis confundir a esos cínicos pareciendo que os encontráis cómodas con vuestras acciones y que aceptáis sus consecuencias.

Si queréis que no se os desconfigure la cara durante la pregunta del sexo oral/anal (a ver, ¿quién cojones usa condones cuando se come una polla?), tendréis que despojaros de cualquier sexualidad que podáis tener. Así que escoged ropa hecha a medida con cortes limpios y evitad cualquier cosa ajustada en la entrepierna u os pasaréis un mes meando en la ducha para aliviar el dolor. Unos pantalones un poco caídos y una camiseta blanca (conjuntados con unos zapatos negros de cordones) y el anorak de vuestro hermano pequeño, por ejemplo, podrían hacer maravillas. Lo que sería perfecto es un vestido recto que os permitirá esperar un poco tapaditas los 20 minutos que el doctor necesita para charlar con las enfermeras antes de examinarte. Con las bragas bajadas pero la cabeza bien alta.

Publicidad

Y por lo que más queráis: ni se os ocurra poneros algo de cuerpo entero, porque el hecho de que vuestras piernas estén colgando y que haya tres doctores mirando vuestros genitales intentando averiguar si lo que tenéis es una verruga o un pelo interno ya es suficientemente raro como para que encima tengáis que estar completamente desnudas.

Poneos unas bragas de algodón. Lo repito por enésima vez, lo de ahí abajo tiene que respirar, y también un gorro de un condón para que parezca que habéis aprendido la lección y ¡voilà! Puede que los labios de vuestra vagina se estén desvaneciendo, pero vuestras ganas de quedaros en el país se mantendrán intactas.

EN EL PSICÓLOGO

En el sentido de las agujas del reloj, desde arriba a la izquierda: jersey de H&M, calcetines de Joules Allsorts, bolsa de Olympia Le-Tan, tejanos de Cheap Monday, anillo de Pamela Love, gorro de Ugg, bufanda de Mulberry, camisa de JW Anderson X para Topshop, botas de Ash.

Cual personas bastante idas, estáis caminando por la delgada línea que hay entre hacerle saber a vuestros psicólogos que queréis acostaros con ellos (lo cual es una cosa bastante deprimente) y convencerles de que no necesitáis que os vigilen las 24h del día ni que os hagan tests ni os den tranquilizantes. Para lograr esto, tenéis que lograr pensar como el psicólogo de la edad media que tenéis sentado enfrente vuestro, averiguar dónde compran y cómo se expresan a sí mismos a través de su ropa. Apuntad a su ego: si os vestís como ellos cuando están de bajón, acertaréis.

Publicidad

Algo un poco beatnik les mostrará que vuestra enfermedad mental ha transformado vuestro alma en algo oscuro y poético. Imaginaos cual Winona Ryder reformada, un poco raras, pero incapaces de hacer daño a nadie. Robáis productos de belleza de hombre, pero no vais a hacer volar por los aires un hotel. Vale, ese es el rollo, ahora a por ello: poneos una camisa lisa de botones y el tipo de falda que llevaría una bibliotecaria, y unos pendientes generosos.

Una alternativa podría ser unos pitillos negros (no muy ajustados, y que no tengan cosas para resaltar los bolsillos, lo digo porque estáis locas y podéis pensar que eso es aceptable, pero no lo es). Unas botas negras inofensivas, un jersey suave. La yuxtaposición entre lo duro y lo suave hará que vuestro psicólogo piense que sois personas equilibradas y que poseéis un estado mental que funciona perfectamente. Vaya ingenuo. ¡Qué tengáis suerte follando, locas!

CLÍNICA DE REHABILITACIÓN

En el sentido de las agujas del reloj, desde arriba a la izquierda: bolsa de Comme des Garçons, abrigo de Topshop, botas Ugg, jersey con dibujo de perro de Muveil, mitones de ASOS.com, zapatillas New Balance, bufanda-gorro de SpiritHoods.

Hace un par de años, mi amiga Bonni estaba en la cola del check-in en el aeropuerto cuando un oso gigante la abrazó por detrás. Ella gritó, lo cual hizo que el oso se quitase rápidamente la máscara y revelase que no era un oso real, sino su novio del instituto, Pete. Pete acababa de salir de rehabilitación por tercera vez y trabajaba en el aeropuerto vestido de oso porque se había arruinado la vida siendo un idiota. Moraleja de la historia: las drogas son muy divertidas, pero hay un límite y una vez lo cruzas, es absolutamente esencial que tengas tanto estilo como para no volver a cruzarlo nunca más. Nadie quiere acabar como Pete, que además ahora está muerto.

Publicidad

Lo que estoy pensando es que se supone que los centros de rehabilitación están para crear un ambiente holístico y relajado que permita a sus pacientes ser ellos mismos y librarse de la ansiedad de tener que encajar o hacer las cosas “bien”, ¿no? Esto significa que ha llegado el momento de dejar que toda vuestra inestabilidad mental brille a través de vuestro septum. Vestíos con lo que os de la gana, especialmente si es algo de lo que la gente de vuestro pueblo se cachondearía. Esas dilataciones que vuestro jefe os pidió que os quitaseis y los Levi’s de pernera ancha de los que se reían vuestros novios. Volved a ponéroslos con orgullo, añadid algunas capas de locura y maquillaje y un montón de accesorios que no peguen. Como mínimo llevad algo con pelo. Ponedle la guinda al pastel con unas botas Ugg o unas New Balance, o alguna bolsa/bolso espantoso. Vestíos con todo eso o metéoslo por el culo, no me importa. Os enfrentáis a un mes de tener a un montón de gente quitándoos cosas y diciendo cómo tenéis que actuar, así que es el momento de adornaros con aquel complemento tan feo que tenéis y que nunca os ponéis, y estar absolutamente horribles. ¿A quién le importa? Y si acabáis acostándoos con vuestro abogado, entonces es una película de Disney.

Sigue a Elektra y Bertie en Twitter: @elektrakotsoni / @bertiebrandes

Más guías para chicas:

La guía para follar con hombres mayores

Guía para señoritas para comprar drogas con estilo

Lo que las chicas necesitan saber sobre mear al fresco