¿Quién consume porno necrófilo?

La necrofilia es exactamente lo que oyes. En ella, como en el porno normal, los actores practican sexo. La diferencia es que uno de ellos finge estar muerto. Desde luego que no es para todos.

Y tampoco es snuff, ese género de porno casi mítico en el que los hombres matan "de verdad" a mujeres para el placer sexual de los espectadores. La necrofilia es una fantasía creada para los espectadores con fetiches relacionados con la muerte, con un gusto por las simulaciones de asesinato. Aunque es legal, los principales sitios de porno como Pornhub, Redtube y xHamster prohíben este tipo de contenido (un representante de este último incluso me dijo que lo encuentran "repulsivo").

Aunque a muchos les pueda parecer enfermizo o algo marginal, existen varios estudios fetichistas que producen montones de vídeos de simulaciones de necrofilia al año. De hecho, son tan populares en sitios de chat tabú como Dead and Sexy, KinkBomb y Nicheclips que incluso los puedes ordenar por tipo —las estrangulaciones y los disparos son muy populares— y según si las escenas solo muestran muerte o también hay violación e incesto.

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Las películas incluso consiguen atraer a talentos populares del género, estrellas que empezaron pronto como Moka Mora y nombres ya consolidados como Melissa Moore y Stella Cox. Surge así una pregunta inevitable: ¿para quién es esta mierda y por qué abunda tanto?

En términos generales, este tipo de contenido es para gente a la que los psicólogos llaman "necrófilos", aunque ese término no significa lo que probablemente creas. Nos hemos acostumbrado a pensar en los necrófilos como asaltadores de tumbas que se follan los cadáveres que se encuentran o como asesinos que practican sexo con sus víctimas.

Pero según Anil Aggrawal, autor del estudio actual más exhaustivo sobre necrofilia, publicado en 2009, el fetiche puede subdividirse en diez tipos distintos: desde la gente a la que le excita el concepto de la muerte (tipo I) o que quieren follar junto a un ataúd hasta los asesinos (tipo IX) y los que no quieren practicar sexo con los vivos (tipo X).

Aggrawal dice que la mayoría de las personas que tienen esta parafilia con la muerte son necrófilos de tipo I. Es poco frecuente, añade, que la misma persona presente más de un tipo de necrofilia, así que duda que "esas personas llegaran a cometer actos necrófilos en la vida real".

Nadie puede dar una estimación suficientemente precisa de cuántos necrófilos de tipo I hay en el mundo, ya que nunca se ha realizado un estudio demográfico adecuado. Pero basándose en la actividad registrada en los foros fetichistas más importantes y en los cifras de ventas, los productores y administradores estiman que debe de haber unos 100.000 necrófilos en todo el mundo.

Cabe insistir en que hablamos de personas que tiene un fetiche por la muerte pero que no tiene ningún interés en ver muertes reales. "El fetiche no tiene nada que ver con la realidad", dice Geno, quien administra un foro sobre el fetiche de la muerte con un nombre muy apropiado, DeadSkirts.

Según Geno, demasiada sangre falsa puede incluso cortar el rollo a muchos fetichistas de la muerte, que normalmente prefieren heridas o muertes simuladas pero sin sangre. "No quiero ni me gusta la muerte de verdad", explica.

Esta aversión a la muerte probablemente se corresponda con los fetichistas que creen que, en foros como DeadSkirts, han desarrollado su vicio viendo cine clásico de explotación o películas de terror.

Un niño ve a una mujer atractiva —respirando con dificultad, con la cámara posada sobre sus pechos— siendo destripada por un asesino, y entonces se crea una conexión con su emergente sexualidad. "Eso es lo único que se necesita", dice Guda, productor de vídeos fetichistas sobre la muerte en Bitch Slap Studios. "Tener la edad adecuada en el momento adecuado".

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A la mayoría de los obsesionados por la muerte les despierta más interés el forcejeo prolongado que el gore, un poco de dominación y sumisión. Hacen juegos de roles en los que alargan una fantasía de estrangulación durante minutos —en vez de los segundos que tardarías en asfixiar a alguien en la vida real— para después jugar con el cuerpo del compañero "muerto".

Grace X, una de las fundadoras y propietaria del foro del fetiche por la muerte FetNoir, artista ocasional del fetiche y una de las pocas mujeres de este mundillo, me lo explicó como que "en la mayoría de las escenas usamos la muerte como metáfora de la excitación sexual. Las estrangulaciones con frecuencia imitan el movimiento y el sonido del sexo con azotes, convulsiones, jadeos…", por ejemplo.

Los fetichistas solían saciar su apetito encontrando y recopilando escenas de muertes en películas. No importaba que esas escenas raramente incluyeran sexo, antes o después de la muerte, ya que a muchos fetichistas les excita la lucha, la muerte y el poder disponer de un cuerpo. Algunos, como Geno, incluso son reacios a incluir el porno dentro del fetiche.

Pero los vídeos de Hollywood muy pocas veces capturan la intensa emotividad que prefieren los fetichistas. Y tampoco pueden atender los giros únicos de las perversiones de cada amante del fetiche, algunas de las cuales pueden ser realmente específicas.

A principios de los 2000, algunos compañeros se dieron cuenta de que los que tienen un fetiche por la muerte estaban tan desesperados por contenido que pagarían lo que fuera necesario. A veces, los productores desarrollan sus propias tramas argumentales, pero muchas veces dejan que los aficionados encarguen vídeos personalizados para suplir sus necesidades más particulares.

Los que piden vídeos personalizados —un mercado creciente— llegarían a pagar por adelantado entre 300 y 10.000 euros, en función de la complejidad de la producción que tienen entre manos. "Hemos tenido gente que no para de pedir encargos", dice Guda. "Es increíble… En algunos casos, es como una droga con la que la gente entra en quiebra por querer vídeos personalizados".

Las actrices populares me dicen que aceptan este tipo de trabajo porque está mejor pagado que, por decir algo, un gang bang de porno convencional. También dicen que los productores las tratan bien y que no las presionan para que hagan cosas con las que no se sienten cómodas, quizá porque el sector es tan marginal que no resistiría alegaciones de abusos.

"Si puedes ir más allá [de bloqueos mentales sobre la violencia y la necrofilia], es el día más fácil de trabajo que puedas tener", dice Odette Delacroix, actriz popular y productora de vídeos personalizados que ha actuado para varios estudios del sector. "Tengo que entregar un par de páginas de guion y actuar durante 30 minutos, pero después de eso no tengo que hacer nada".

Por muchas razones, los fetichistas de la necrofilia se pueden comparar con aquellos que tienen una parafilia relacionada con mujeres gigantes. Ambas fijaciones quedan grabadas a una edad temprana y es probable que provengan de alguna variante de la dominación y la sumisión. Tampoco tienen que ver necesariamente con el sexo y forman parte de un nicho muy específico.

Lo repito, los fetichistas de la muerte no disfrutan la muerte real, ya que si lo hicieran, se meterían en sitios gore que recopilan imágenes y vídeos de brutalidad humana, como las ejecuciones del Estado Islámico y los asesinatos de estadounidenses negros a mano de policías.

En su lugar, se meten en foros como DeadSkirt y acuden a productores como Guda para saciar un deseo que puede parecer verdaderamente extraño o preocupante para muchos. Para suerte de aquellos que se asustan fácilmente, el porno de necrofilia no es un mundo con el que te vayas a topar a menos que lo estés buscando.