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Historias Nocturnas

¿Por qué tan solo?

Dulce Adeline me cuenta que trae puesta ropa interior muy sexy y que se vería bien en las fotos. Le dije que era buena idea y que quería ver, saqué los $25 dólares de mi bolsillo y le pagué por adelantado.

Scot Sothern es un fotógrafo con base en Los Ángeles y es gran fan de las prostitutas. Ha interactuado con ellas y las ha fotografiado desde 1960. Ha logrando exhibir sus imágenes en galerías de Estados Unidos, Canadá y Europa. Las fotos de Scot provocan una reacción visceral entre el público y genera muchas preguntas, por esto decidimos darle a Scot una columna regular para conocer las historias detrás de algunas de sus fotos. La idea es simple: presentamos una imagen del archivo de Scot junto a su explicación sobre lo que estaba pasando en el momento en el que la tomó. Bienvenidos.

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Acabo de fotografiar a una prostituta travesti, alta y delgada, en una habitación de un motel en MacArthur Park y por eso estoy de buenas. Está nublado y el aire es frío. Voy de regreso al coche por el camino equivocado, tratando de maniobrar con mi bastón y mi cámara a través de una colina de asfalto. Una puerta se abre y la Dulce Adeline, un dulce en busca de un Don Juan, sale de una habitación. Los dos nos detenemos y nos miramos el uno al otro.

Ella pregunta: “¿Por qué tan solo a las 4 de la madrugada?”

“Bueno, hace un momento me perdí, pero ya encontré el camino. Tengo $25 dólares que me encantaría darte si me dejas entrar contigo a la habitación y tomarte fotos”. “Estás de suerte”, contesta.

“Sí, creo que todo pasa por algo.”

“Mi hermana y su novio están en la habitación, ¿importa?” “Si a ellos no les molesta, por mí está bien”. Es tarde. Debería de regresar a casa pero aún tengo dinero y no lo he gastado. Aún quedan un par de horas antes del amanecer. Ella me pide que la llame Dulce Adeline y yo le dije que me llamara Scot. Abre la puerta y antes de que pudiéramos entrar, un chico sale. Es un hombre negro fumando un puro. Me ve y se sigue. Ella me dice que él es el novio de su hermana. El cuarto tiene dos camas dobles y una televisión antigua. En la televisión está una película de Liz Taylor, James Dean y Rock Hudson. La hermana de Dulce Adeline está sentada en la cama fumando un cigarro. Dulce Adeline me presenta con ella. “Él es Scot y ve me va tomar algunas fotos. Ésta es Nancy, mi hermana.”

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“Hola, Nancy”.

“Hola”.

Dulce Adeline me dice que trae puesta ropa interior muy sexy y que se vería bien en las fotos. Le dije que era buena idea, y que quería ver, saqué los $25 dólares de mi bolsillo y le pagué por adelantado. En la cama, Nancy nuevamente prende otro cigarro. Hay una silla de ruedas plegable apoyada en la pared, es vieja y parece que necesita una buena limpiada. Dulce Adeline me muestra su ropa interior sexy. Lanza sus pantalones al otro lado de la habitación y me dice: “¡TA DA! ¿Cómo me veo? Muy bien, ¿no?”

Le digo que se ve muy bonita y pregunta: “¿Pero qué tal sexy?” “Bonita y sexy,” contesto y Nancy está de acuerdo. “Muy bonita y sexy.” “¡Claro!” dice Dulce Adeline mientras se nalguea con la mano. Sube a la cama y dice, “OK, cinco fotos. Cinco fotos donde salgo mostrando mi ropa interior, en otras palabras cinco dólares por foto, así que prepárate.” Tomé un lugar en la cama.

“Una”, dice ella y tomo foto de su rostro.

“Dos”, se pone de perfil.

“Tres”, levanta una pierna al aire.

“Cuatro”, se pone en cuatro y muestra sus nalgas.

“Cinco”, se para en la cama y pone las manos en sus rodillas.

“Ésas son todas las fotos que dejaré que me tomes, pero si tienes más dinero te dejo que te metas conmigo en esta cama, a Nancy no le importa”. “No hay problema”, dice Nancy. “Tú y ella pueden hacer lo que quieran, yo sigo viendo la tele”.

“Hoy no, pero gracias. Ya me acabé mi dinero. Antes de irme, ¿puedo tomarles una foto juntas?" “Sí, claro. Una foto con Nancy.” Nancy accedió y Dulce Adeline se sentó junto a ella en la cama, mejilla con mejilla y tomé la foto. “Mi hermana y yo somos muy unidas, creemos que no hay nada más importante que la familia. No nos vimos por nueve años porque no podíamos, ya sabes. Pero no haremos eso de nuevo. Dejaré que nos tomes otra foto juntas porque quiero que veas lo unidas que somos.” Se recarga en la cama y abraza a Nancy, recarga la cabeza en el hombro de su hermana. Nancy coloca su mano en la pierna de Dulce Adeline, y ambas se quedan viendo fijamente hacia la camara, por un momento sentí que íbamos a llorar. Prende el flash, tomo la foto y el momento terminó. Me estaba retirando de la habitación cuando Dulce Adeline me preguntó que haría con las fotos. Le dije que las pondría en línea y escribiría una historia para explicar lo que sucedió. Le pregunté si esto estaba bien con ella. “Claro, está bien”, ella dice, “¿Y cuál es la historia?” “Se trata de cómo conocí a una mujer sexy llamada Dulce Adeline y fui el hombre más afortundado.”