Historias Nocturnas
La primera vez que estuve en una celda
Tengo 16 años. Estoy acostado boca arriba con los ojos cerrados. La cabeza me da vueltas. Giro hacia un lado para vomitar y cuando abro los ojos me doy cuenta de que estoy en el piso de una fría celda. No estoy seguro de por qué estoy aquí.
Vine y Sunset
La noche es oscura pero alcanzo a ver las estrellas en la acera, las viejas fachadas de tabique que me recuerdan a las novelas de Raymond Chandler.
¿Por qué tan solo?
Dulce Adeline me cuenta que trae puesta ropa interior muy sexy y que se vería bien en las fotos. Le dije que era buena idea y que quería ver, saqué los $25 dólares de mi bolsillo y le pagué por adelantado.
Gatos cogiendo
'Me lleva a un cuarto lleno de basura y juguetes de segunda mano por todo el piso, y hay dos niños en la cama sin cobija. Uno duerme mientras el otro tiene un consolador en la boca y mira a su mamá'.
Sólo es porno
Habana es de México pero llegó a Los Ángeles porque ‘la guerra contra el narco se puso fea’.
Pegando el condón en la pared
Sé exactamente lo que busco, y cuando la encuentro, se sube al coche, me dice que se llama Lolly. Es negra, alta, con gruesos labios rojos, bonita y sexy.
Cerca del dirigible
"¿Quieres ir a dar una vuelta?”, le pregunto. Ella acerca su cara y en cuanto abre la boca, huelo el vino vomitado. "¿Quieres divertirte? Cincuenta dólares por hacerlo, de arriba a abajo, lo que quieras".
¡Qué chichotas!
Hay un dealer en una esquina y una prostituta en la otra. Ignoro al dealer y le hago una señal a la prostituta. Los dos se me acercan. La prostituta llega a mí primero y le ofrezco 15 dólares por unas fotos cerca de aquí.
A la chingada la policía
Bajé la ventana de lado del pasajero, y le hablé a una chica pecosa y pantalón de piel de color blanco con unos tacones de plataforma. “Hey, mija, ¿cómo va todo? ¿quieres ganar dinero?”