FYI.

This story is over 5 years old.

Viajes

Disparar granadas contra piratas somalíes es lo más divertido que he hecho

Y como no me mataron, pude matar mis neuronas en un bar.
Jamie Clifton
London, GB

Stephan con sus amigos, Gail y Betty.

Mi amigo Stephan es capitán de barcos y tiene su propio negocio de alquiler de barcos en las Seychelles. Un trabajo impresionante. Sin embargo, hace un par de años, a Stephan le pidieron que fuera capitán del buque desde las Seychelles, hasta una pequeña isla cerca de Somalia. (Básicamente tenía que capitanear un barco y llevarlo del punto A al punto B sin ningún accidente mayor). El problema con las aguas somalíes es que están infestadas de piratas (si no lo sabías, no importa, no es como si llevara en las noticias los últimos cinco años), como Stephan descubrió en persona.

Publicidad

Lo contacté por Skype y le pedí que me contara cuánto se había divertido con los piratas somalíes del mar Arábigo.

Stephan con Fyodor, el marino predicador.

VICE: Hola, Stephan. Cuéntame cómo terminaste involucrado con piratas.
Stephan: En agosto de 2010, unos rusos me reclutaron para llevar un viejo aparejo cuadrado de madera (un hermoso barco construido en 1928) de las Seychelles a Socotra, una pequeña isla junto a la costa somalí. Fueron muy ambiguos sobre sus planes de viaje, y cinco días después de iniciado nuestro viaje ellos me dijeron, de la manera más casual, “Ah, por cierto, realmente queremos ir a Montenegro", que está mucho más lejos que Socotra.

¿Quiénes son "ellos"?
Teníamos a un güey llamado Valim, el sobrino del dueño, Fyodor Konyukhov, un famoso marino ruso que también predicaba y se parecía a Jesús; además de un diplomático ruso y su equipo. Él fue el que movió las cosas para que nos permitieran llevar armas a bordo.

¿Por qué quería que llevaran armas? ¿Por los piratas?
Sí, sólo porque sabía que pasaríamos frente a la costa somalí. Ya teníamos a tres Spetsnaz (fuerzas especiales rusas), y todos estaban armados hasta los dientes. En fin, eventualmente llegamos a Socotra y tuvimos que hacer muchas reparaciones porque el motor era una desastre para ese momento.

Stephan con los tres güeyes de las fuerzas especiales rusas y una pequeña parte de su arsenal.

¿No tuvieron ningún problema hasta ese punto?
No, todavía no. Pero ahí fue donde nos encontramos con los dos barcos que nos escoltarían el resto del camino; Peter the Great, este gigantesco y viejo buque de guerra ruso, y el SP36, un enorme remolcador. Fui a saludar a los güeyes del SP36 y dos tipos uniformados me agarraron y me arrastraron hasta el barco. Me senté a platicar con el capitán, en un inglés muy entrecortado, sobre nuestra ruta, cómo nos protegerían y qué armas tenían, todo con un trago de vodka. Un gran trago de vodka.

Publicidad

Suena divertido.
Sí, después intercambiamos regalos. Yo le di una bandera de las Seychelles, y creo que le escribí alguna estupidez, algo como "De las Seychelles, con amor", y el me dio un chaleco antibalas. Después entró este cabrón gigante con ropa camuflada y una metralleta pendejamente grande; debía pesar al menos diez kilos. La apodamos Gail.

Genial. Es bueno nombrar tus armas.
Exacto. Entonces le pregunté al capitán si yo estaría armado, si debería conseguirme una pistola o algo. Me dijo: "Nyet. Pistola, nyet" y pensé, Está bien, tenía que preguntar. Pero entonces el mismo gigantón regresó con una AK-74, no era una 47, era una 74, y me la entrega como mi arma de defensa personal.

¿Cómo le pusiste?
Le puse Betty.

¿Habías disparado un arma antes?
Sí, soy de Sudáfrica, así que iba de cacería, pero nunca nada automático, así que eso era algo nuevo. Justo después de que me dieron el AK, este güey regreso y me dio un RPG desechable como regalo y me dijo que lo guardara en mi abrigo para poder subirlo al barco.

Stephan con su RPG desechable.

Vaya.
Sí, en fin, zarpamos con estos dos barcos en nuestros flancos y nos adentramos en aguas internacionales. Nos detuvimos y algunos de los güeyes que había conocido se subieron a nuestro barco con un putero de armas y todos nos sentamos a platicar un rato. Parecía un bar de armas; pistolas, balas, casquillos, cascos, vodka, cigarros, todo. Entonces escuchamos un fuerte estallido; alguien había disparado un RPG desde uno de los otros barcos.

Publicidad

¿Contra los piratas?
No, era cumpleaños de alguien en la tripulación, así que hicieron un pequeño show. Disparaban bengalas al aire y alguien más les disparaba. Después el SP36 pasó junto a nosotros y toda su tripulación traía un arma en las manos y estaban vaciando sus cartuchos en el agua. Después decidimos acompañarlos con nuestras armas. Fue genial.

Sí, suena genial.
Lo fue. Disparar armas de alto calibre, en especial cuando tienes unos tragos encima, te da ese sentimiento de invencibilidad, así que fue divertido. Empecé a pensar: “Oh, nada saldrá mal en este viaje. Vamos a estar bien”.

Parte de la tripulación.

Entonces recordaste que los piratas también tienen armas.
Exacto. A la mañana siguiente, cuando nos acercábamos a Yemen, este pequeño barco nos alcanzó por atrás, armados con Kalashnikovs, un par de AK y, lo que parecía ser un güey con rifle de francotirador; todos nos pusimos nuestros chalecos. No teníamos permitido disparar a matar, pero abrimos fuego con Gail, y todas las balas que caían en el agua formaron una enorme columna de agua frente a su barco. Nunca he visto a alguien dar una vuelta en U tan rápido.

Apuesto que fue emocionante.
Sí, nunca imaginé estar tan cerca de piratas como para verle el blanco en los ojos, ¿sabes? Y no quiero sonar como un pendejo, pero no te asustas cuando estás en esa situación. Ninguna droga en el mundo te da ese tipo de adrenalina.

Publicidad

Está bien.
Sí, me senté a contar con mi reloj, a esperar mi siguiente dosis: "El sol está bajando, es hora de más piratas".

Ja. Y tuviste otro par de dosis, ¿cierto?
Sí, esa tarde, después de terminar mi turno, estaba tomando unos tragos con uno de los oficiales rusos, y escuchamos que otro barco se acerca desde atrás. Ya llevábamos unos 45 kilómetros, pero patrullan toda la costa. No se alejan demasiado ni toman riesgos, excepto contra aquellos que transportan heroína de las costas de Yemen; les ordenan atacar cualquier barco a toda costa.

El SP36,una de las escoltas.

Está bien.
Sí, a estas alturas ya estaba oscuro, y como sus barcos están hechos principalmente de fibra de vidrio, no los detectas en el radar, y buscarlos con un farol es revelar tu posición exacta. Los vimos en el radar unos kilómetros después, y minutos más tarde los teníamos sobre nosotros; dos en frente y tres atrás.

¿Fuiste directo por Gail?
El bote ruso y el SP36 los interceptaron y comenzaron a disparar bengalas blancas para que pudiéramos ver lo que ocurría. Y déjame te digo algo, en cuanto los ves, empiezas a disparar.

Sí, me imagino.
El SP36 estaba lidiando con los dos de enfrente, así que agarré a dos güeyes y corrimos a esperar a los demás. Quieres que ellos disparen, porque en cuanto ves el flashazo, atacas con todo. Se acercaron bastante, a menos de 400 metros de nuestra popa. Lo que mucha gente no sabe es que estos ataques están muy bien coordinados; tienen teléfonos satelitales para comunicarse.

Publicidad

¿Tuviste algún tipo de entrenamiento para lidiar con este tipo de situaciones antes de zarpar?
Aprendí a armar una AK en menos de dos minutos, 36 segundos, pero no tenía porqué estar armado para empezar, así que no, no recibí ningún entrenamiento. Los tres Spetsnaz debían manejar la situación.

Dios. ¿Cómo lidiaron con el ataque?
Una vez que los ubicamos, usamos uno de nuestros reflectores para cegarlos; siguieron disparando a ciegas, pero teníamos la ventaja, así que desistieron.

¿Ese fue el último ataque?
No, por supuesto que no. Al día siguiente, otro barco se nos acercó, pero ese fue el más vergonzoso de todos. Venían a toda velocidad, y estaba este pendejo parado al frente, pero SP36 disparó un par de veces como advertencia y el cabrón se tiró al piso y dieron vuelta en U en ese momento.

Jaja. ¿Después qué?
Hubo mucho silencio hasta la siguiente tarde, ¡esa fue la tarde más divertida de todas! Detecté un barco pirata en el GPS, pero parecía que se estaba alejando, así que no me preocupé demasiado. Estaba apagando mi cigarro, y esto nunca se me va a olvidar, cuando veo una luz roja volando sobre nosotros. Volteé a ver a uno de los rusos y el güey sólo gritó: “¡Aah! ¡RPG!"

Luchando contra piratas en sandalias.

Mierda.
Pero no son nada precisos. Tienen una precisión de unos 30 metros, y después de eso caen donde sea. El problema era que nuestras escoltas estaban muy lejos. Uno estaba a tres kilómetros, y el problema con el SP36 es que siempre daba vueltas alrededor de nosotros, y justo en ese momento estaba en el punto más lejano, muy lejos. Pero eso fue todo. Los piratas nos dejaron en paz después de eso.

Publicidad

¿Fue un viaje tranquilo desde ahí hasta Montenegro?
Sí, básicamente. Aunque un día nos detuvimos a cargar combustible, y uno de los guías dijo: “Vayamos a disparar una de las metralletas submarinas mientras esperamos”. Obviamente les dije que sí. Hicimos eso un rato, después saqué mi lanzagranadas y lo disparé desde el frente del barco, y fue genial. Todo el mundo desaparece frente a ti y el sonido es indescriptible; el oído derecho me zumbó durante tres días.

Tu trabajo suena increíble, excepto por lo de los piratas.
Sí, es increíble, pero ese es el viaje más peligroso que he tenido. Después de detenernos en Egipto, entramos al Mediterráneo, donde tuvimos que lidiar con olas de nueve metros que casi destruyen el bote, para después atravesar un campo minado cerca de Albania, lo cual fue muy divertido, y por último una tormenta de arena y granizo antes de llegar a Montenegro.

Me imagino que fue muy reconfortante.
Sí. Lo chistoso es que después de un viaje de eso, lo único que quieres es un trago, ¿sabes? Terminamos en un bar de la costa llamado Bar. Estuve ahí cinco días, matando neuronas como retrasado mental.

Sigue a Jamie en Twitter: @jamie_clifton

Más piratas en altamar:

El callejón pirata en el barco galleta

Pirate radio