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En contraste, en el PAN en general deben estar contentos. Primero, porque se quitaron la imagen del partido que quedó en tercer lugar en el 2018, y que el año pasado fue incapaz de vencer al PRI aun después de Ayotzinapa y de la Casa Blanca. Hoy los panistas saben que hay un sector que ha vuelto a verlos como opción frente al PRI y quien sea que vaya en la boleta sabe que tiene una buena base, incluso de la mano de un PRD que cada vez parece más dependiente del panismo para sobrevivir.Y finalmente, hay también implicaciones para Morena, el partido de López Obrador que quedó como ganador en la Ciudad de México, como segunda fuerza política en Veracruz, Zacatecas y que no obtuvo malos resultados en entidades como Oaxaca y Puebla.¿Esto significa que el 2018 ya está resuelto? No, para nada. Todavía falta mucho pero es claro que después de esto nadie puede decir que esa contienda ya tiene un claro ganador o ganadora y eso es muy sano. Sano para los medios que tendrán que ser más equilibrados, sano para las encuestadoras que tienen mucho que mejorar si esperan que les crea alguien todavía y sano para los gobiernos que tendrán que aplicarse pues ya vieron que no les basta con la compra de votos ni con sus votantes de siempre para ganar las elecciones.El 5 de junio ya pasó, sí, pero las lecciones para lo que sigue ya están servidas. Veremos quién las sabe aprovechar.Sigue a Mario aquí.