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Historias Nocturnas

La erección pensativa de Batman

'¿Qué te pasa, Batman, la tienes bien parada?'.

Tomo la calle Western y bajo hacia Melrose para volver a subir por Santa Mónica con dirección a La Brea y de ahí hacia Sunset y luego otra vez a Western para empezar de nuevo. Veo a una chica en el autolavado y doy vuelta en U para preguntarle si quiere ir a dar una vuelta. Dice que sí y se sube. Antes de presentarnos o negociar, me pregunta si puede conectar su iPhone al enchufe del coche.

"Claro. ¿Cómo te llamas?".

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"Becky. Espera, te atiendo en un minuto". Está conectada y mandando mensajes, probablemente diciéndole a algún cabrón que se acaba de subir con un viejo canoso. Termina y deja su celular cargando. Se abrocha el cinturón y me dice, "Perdón, hola. ¿Qué quieres hacer?".

"Eres muy bonita. Te quiero tomar una foto".

"¿Me querrías tomar una foto si no fuera bonita?".

"Sí, probablemente, pero además eres bonita. ¿Tienes a dónde ir?".

"¿Solo quieres tomar fotos, de mi cara? Conozco un motel".

"Sí, fotos de ti completa. ¿Ese motel tiene tarifas por hora?

"Claro, guapo. Veinte dólares. ¿Cuánto me vas a pagar?

"Cuarenta dólares".

"Guapo, gano 200 dólares la hora, pero como solo son fotos me puedes dar 60".

"Dejémoslo en 50, porque tengo que pagar el cuarto".

"Ok, guapo. Date vuelta aquí. ¿Quieres tomar fotos de mis chichis y mi culo?"

"Absolutamente".

"¿Te gustaría tocarlos? No te costaría mucho más".

"Me gustaría bastante, pero voy a pasar".

"Traes una cámara grande".

"Bueno, el tamaño no importa".

"¿Sabes como quién hablas?".

"No, ¿como quién?".

"Como Batman, con tus susurros y así".

"Genial".


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Entramos a un motel que nunca antes había visto. El estacionamiento está lleno de gente caminando para todos lados. Una prostituta latina con peluca rubia le sonríe a todos desde la entrada del cuarto seis.

Becky me dice que la prostituta no es una chica de verdad.

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"Sí, bueno, es obvio".

"La mayoría de los hombres no lo sabe".

"Es cierto". Un coche se estaciones en el lugar frente a nosotros. "Mira a esos dos tipos", me dice. "¿Qué crees que estén haciendo?".

"Se están conociendo, supongo".

Hay dos espacios vacíos. Ellos toman uno y nosotros el otro. El chofer se queda en el coche mientras el otro tipo entra a la recepción en la esquina. Me quito el cinturón y Becky me pide dejar el coche encendido.

"¿Qué? ¿Por qué?".

"Para cargar mi teléfono".

"Pensé que vendrías conmigo".

"A la recepción no, guapo. No te van a dar el cuarto si te ven conmigo".

"Está bien. No te lleves mi coche".

"¿Crees que me voy a escapar?".

"No, supongo que no".

Camino a la recepción y el gerente me dice que no tiene más cuartos. El tipo antes de mí se quedó con el último. Le digo groserías y vuelvo al coche. La cara de El teléfono de Becky ilumina su rostro mientras sus uñas bailan sobre el alfabeto. Me mira y sonríe.

Le digo que no hay más cuartos pero que conozco un lugar por aquí, un parquecito con un túnel.

"¿Un parque?".

"Sí".

"Traigo tacones", me dice. "No puedo caminar en el parque; llenaría de lodo y mierda mis tacones".

"Está bien. Vamos al túnel; es mejor que el parque".

"Me quieres llevar a un túnel".

"Sí, esta bien, pasa por abajo de la autopista de Hollywood".

"Si vamos al túnel, guapo, tal vez me puedas dar el dinero que ibas a gastar en el motel".

"Sí, esta bien".

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Unos minutos después le digo que mire los aspersores que tienen en el parque, están encendidos, "¿quieres ir a correr por el agua?".

"Estás loco, guapo. Ve tú a correr todo lo que quieras. Yo aquí te espero.".

"Mejor no. Mira, ahí está nuestro túnel". Parece apretado. Tiene una capa gruesa y pegajosa de pintura y sobre la entrada está grabado "1950". Está más oscuro que la última vez que estuve ahí; las luces de la entrada están apagadas.

"Está oscuro", apunta Becky. "¿Te acuerdas del tipo de Miami Beach que le comió la cara a una puta? Este parece un lugar en el que él podría estar. Me tienes que prometer que no estás loco. No necesito esa mierda".

"No hay problema, lo prometo. Está un poco oscuro, pero puedo ver unas luces ahí. Vamos a ver".

El túnel está limpio y bien iluminado. Tomamos algunas fotos y lo disfrutamos. De vuelta en el coche la veo abrocharse el cinturón y me dice que tiene piel hermosa y yo me le quedo viendo un poco más del tiempo que debería.

"¿Qué te pasa, Batman, la tienes bien parada?".

"Más o menos, no lo sé. Solo estoy pensativo". La llevo de vuelta al lugar donde la recogí y suspiro mientras se aleja. Todavía tengo dinero, así que regreso al motel y le tomo unas fotos a la rubia del cuarto número seis.

Lee más historias de Scot en nuestra columna Historias Nocturnas.