FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

“Teníamos más sexo por compromiso”: Cómo cambia tu vida sexual cuando te vas a vivir con tu pareja

¿Cómo afecta la vida hogareña en la vida sexual de una pareja? ¿Acaso se pierde toda la tensión entre las discusiones sobre lavar platos y lo mundano de escoger de qué color pintar las paredes de la cocina?

Estos dos no viven juntos y tampoco salen en el artículo. Son dos personas que entrevistamos hace años justo cuando acababan de coger. (Foto: Ed Zipco).

Cuando te vas a vivir con tu pareja significa que la relación es sólida. Es el momento en que afirman su compromiso con el otro y proclaman al mundo que su relación es oficial. Es la etapa de transición entre esas noches que salen y terminan en el sillón viendo algo en Netflix, y los días que se sientan juntos frente a la compu para comprar jabón de manos por internet.

¿Pero cómo impacta la vida hogareña en la vida sexual de una pareja? ¿Acaso se pierde toda la tensión sexual entre las discusiones sobre vaciar el lavaplatos y lo mundano de escoger de qué color pintar el zoclo? ¿Los humanos pueden copular en cautiverio?

Para averiguarlo, entrevistamos a algunos humanos.

"Teníamos más sexo por compromiso'"

El sexo era muy raro. No sé si mejor o peor, sólo diferente. Era menos frecuente pero la "calidad" mejoró porque estábamos "haciendo el amor en nuestro nido". Además, como ya no teníamos roomies, podíamos hacerlo en cualquier momento y en cualquier lugar sin miedo a que alguien entrara y nos viera. Vivir juntos también significaba que no era necesario tener sexo cada que dormíamos en la misma cama, por lo que empezamos a sentirnos más cómodos con la etapa "sin sexo" de la relación. También empezamos a experimentar más.
Relacionado: Así es empezar a vivir con tu pareja
Por otro lado, era muy obvio cuando teníamos problemas por la falta de sexo. Y teníamos más sexo por compromiso, de ese que solamente sirve para llenar los requerimientos. Carla, 30 años de edad

"Desde el año pasado tenemos una relación abierta y es un poco inestable"

Creo que hicimos todo al revés, porque ya vivíamos juntos desde antes de empezar a salir. Me acababa de mudar a una ciudad nueva. Planeaba quedarme a dormir en el sillón pero nos gustamos y me pasé directo a su recámara. Al principio, yo era muy joven e inmaduro, y siempre que teníamos sexo estábamos muy borrachos o drogados. Pero cuando superamos esa etapa, era como un festival interminable de amor e intimidad. Eso fue hace dos años. Como los dos teníamos horarios muy locos, casi no nos veíamos y eso causó resentimiento. Se siente la ausencia porque vives con una persona pero nunca pueden hacer planes juntos. Cuando vives con tu pareja, comparten la cama todas las noches y el sexo puede sentirse como una obligación. Nuestra vida sexual es mejor ahora que ya no vivo con él. Dormimos juntos por decisión, no por necesidad. Además, desde el año pasado tenemos una relación abierta y es un poco inestable. Él es del sur de Europa y es súper romántico, por eso le costó mucho trabajo acostumbrarse. Necesitábamos revaluar nuestra relación con un poco de distancia y ahora que ya no vivimos juntos, me siento más unido a él. Me mudé hace dos semanas y hasta ahora todo va bien, no le molesta (tanto) hablar de eso. Davis, 24 años de edad Estuvo bien que se haya ido a vivir conmigo desde el principio para poder tener todo el sexo que quisiéramos e hizo más intensa la experiencia de sentirse como una pareja. Algunas parejas nuevas dicen que lo hacen como siete veces al día pero nosotros no éramos así. Aunque, para mí, el número de veces que lo hacíamos era perfecto.
Relacionado: Departamentos de solteros en la Ciudad de México
Como casi no estábamos en casa, el tiempo que pasábamos juntos era muy especial. Ahora las cosas evolucionaron de forma en que necesitamos más espacio y dejar de vivir juntos ayudó en la forma de relacionarnos física y emocionalmente. Ahora el tiempo que pasamos juntos es más romántico y nuestra relación es más fuerte. Tenemos nuestros altibajos pero en general hay buena comunicación. Nuestra vida sexual nunca ha sido mala. Él es contorsionista y yo soy maestro de yoga. ¿Qué tan malo puede ser? Paulo, 24 años de edad

"Me hizo coger con ella frente al espejo para poder verse a ella misma y a mí atentamente frente al espejo"

Tuvimos una relación complicada por años pero todo se fue a la mierda cuando mi casero decidió que no iba a renovar mi contrato después de tres años. Como era imposible encontrar un departamento que costara los 8,000 que estaba pagando, se me ocurrió que sería buena idea que viviéramos seis personas en un departamento. Tres recámaras, tres parejas. ¿Qué podría salir mal? En el año que vivimos juntos, nuestro resentimiento creció. Desde el primer día en que empezamos a vivir juntos, nos dimos cuenta lo mucho que queríamos cambiar el uno del otro. El sexo fue cada vez menos frecuente hasta que llegué al punto de negarle el sexo en momentos cruciales para expresar lo enojado que estaba por otras cosas. Era horrible, la verdad. Ella se dio cuenta de que yo sólo estaba esperando a que se venciera el contrato. Se volvió una situación insoportable. Ella organizó un viaje a otra ciudad para reencender la llama pero a mí me molestó mucho tener que gastar dinero (cuando me hacía tanta falta) en un viaje que hubiera preferido hacer con personas que sí me caían bien. Ese fin de semana no tuvimos sexo.
Relacionado: Cómo hacer que el sexo con tu pareja funcione cuando sólo a uno le gusta rudo
Todo explotó una noche en la que tomé mucho, me di una o dos líneas de coca y lancé una botella de vino por la ventana. En los meses que faltaban para que venciera el contrato tuve que dormir en el sillón. Cuando teníamos sexo, era muy bueno. Pero cuando terminamos, el sexo se volvió mejor. Fue cuando experimentamos con más cosas, como groserías y exhibicionismo. Lo hacíamos por placer y también como una forma de intimidar al otro. La última vez fue la mejor. Me llevó a su departamento, que era mucho más bonito que el mío y tenía un espejo que iba del techo a piso. Me hizo coger con ella frente al espejo para poder verse a ella misma y a mí atentamente frente al espejo. Cuando me salí, ella arqueó la espalda un poco más y susurró "No me lastimes mucho", la invitación para tener sexo anal. Pese a que nuestro tiempo juntos fue un completo desastre, mi mejor recuerdo de ella es la imagen de su reflejo en el espejo. Ya no le tengo resentimiento. Jamie, 26 años de edad

"Ahora que tenemos nuestra propia casa podemos experimentar más"

Nuestra vida sexual cambió drásticamente porque el espacio se volvió nuestro, por lo que podíamos hacerlo en todas partes y no sólo en la recámara. Lo hacíamos en la cocina, en la sala, en la regadera y en el sillón. Odiaba su departamento anterior y a sus roomies. Ahora que tenemos nuestra propia casa podemos experimentar más. Además, como viajamos mucho, cuando podemos estar juntos, el departamento se vuelve un lugar increíblemente íntimo. Cuando llegamos a casa, todo es más intenso y especial, es nuestro momento de conexión. Jenny, 27 años de edad

"Tú tocas esto, yo aquello y nos venimos"

Estuve con Giuliana por cinco años. Fue una relación a larga distancia por seis meses, después compartimos una recámara por año y medio y después rentamos un departamento para los dos. Creo que todas las relaciones empiezan con mucho sexo y poco a poco va disminuyendo, ya sea que vivan juntos o no. Pero ésta era la primera vez que vivía con una chica y era interesante ver el ritmo que desarrollamos: entre semana no pasaba mucho pero el sábado por la mañana siempre lo hacíamos. Era cuando teníamos tiempo para estar juntos sin sentirnos cansados. Aunque se volvió un poco rutinario. El sexo en sí siempre fue bueno pero se volvió una rutina: tú tocas esto, yo aquello y nos venimos. Aunque siempre buscábamos formas para renovarnos, como el sexo tántrico, que era muy excitante. Hay que ser creativo y no subestimar a tu pareja. Después Giuliana se mudó y como casi no nos veíamos, sentíamos que teníamos que aprovechar al máximo el poco tiempo que estábamos juntos. De hecho, eso fue lo que provocó todos los problemas. Stefan, 31