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Cultură

La guía VICE de Siria. Parte 3

Algunos de los temas más importantes para empezar a entender las complejidades del conflicto en Siria.

Ilustraciones de Mike Taylor

Hemos confeccionado esta guía con la intención de condensar los hechos extraídos de las miles de páginas de libros de consulta, biografías, textos religiosos, informes de primera mano, reportajes y otras fuentes de información que hemos consultado para realizar nuestro número Especial Siria, que pronto tendréis en vuestras manos. Podríamos haber incluido varias docenas de entradas más, pero, en nuestra opinión, los temas tratados aquí abajo son los más importantes a la hora de empezar a entender las complejidades del conflicto.

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PRENSA CLANDESTINA

En el panorama sirio de medios de comunicación controlados por el Estado, puede resultar difícil para quienes están dentro del país tener acceso a información que no haya sido convertida en un picadillo misterioso por el Ba’ath. No obstante, el monopolio de las noticias que tiene el régimen ha provocado que surjan un número de periódicos clandestinos contrarios al Gobierno, hechos en casa con impresoras domésticas y fotocopiadoras. De carácter abiertamente partisano, estas publicaciones hacen de contrapeso a la información sesgada y los hechos tergiversados que presentan los medios mayoritarios sirios, y dan a voz a la oposición. Nos pusimos en contacto con Kareem Lailah, editor jefe del Hurriyat, una publicación fundada en agosto y, según él, primera de sus características. Kareem nos contó que Hurriyat se distribuye de mano en mano por activistas –los chicos de los periódicos con más huevos del mundo–, difundiendo su mensaje puerta a puerta en Damasco, Homs y Alepo. La forma estándar de proceder es dejar un ejemplar en el felpudo de la puerta, llamar al timbre y salir pitando de allí antes de que te vea nadie. Aunque el éxito que ha alcanzado es impresionante, nos cuenta Kareem que “Dos de nuestros valientes periodistas fueron detenidos… Uno estuvo en la cárcel varios días, y el otro tres meses”.

Aunque el grueso del contenido editorial de estas publicaciones artesanales consiste en reportajes y artículos de opinión, algunas incluyen caricaturas políticas y artículos sobre la cultura local. Zeina Bali, una periodista siria que hizo un trabajo sobre estos periódicos para Syria Today, nos contó que uno de estos, el Surytina, publica críticas literarias cuyo texto enlaza con los acontecimientos de la guerra civil.

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Cuando le preguntamos a Zeina qué recibimiento creía ella que estaban teniendo estos periódicos, su respuesta fue sucinta: “Creo que presentan el movimiento antigubernamental de una manera muy pacífica. En mi opinión, sobre todo teniendo en cuenta que se siguen haciendo, esto es algo muy positivo. Demuestra que este alzamiento tiene también un lado civil. Creo que mucha gente simplemente ha perdido la fe”.

VIDA URBANA VS. VIDA RURAL

Como la mayoría de las revueltas surgidas al calor de la Primavera Árabe, la revolución en Siria se incubó en áreas rurales y semirrurales tras las protestas en Daraa. Esto no es una coincidencia. El batiburrillo de activistas y combatientes del ELS rápidamente se ha convertido en el equivalente en el país del movimiento Occupy; esto es, si Ocuppy tuviera pistolas, lanzagranadas y un objetivo claro. La gente está confusa y cabreada y, como siempre, es a los urbanitas ricos a quienes se está responsabilizando.

Aproximadamente un 54 por ciento de la población siria reside en las ciudades, por un 44 por ciento que vive en el campo –incluyendo la considerable población de beduinos que recorren la vasta extensión desértica del país. Como podréis imaginar, esta polarización genera una abismal diferencia de clases, pero el conflicto ha producido un efecto inverso en la pauta migratoria: huyendo de la violencia en Damasco y Alepo, muchos sirios están regresando a sus aldeas ancestrales, mientras que los pobres de las zonas rurales van a buscar refugio en los superpoblados, depauperados barrios suburbanos. El Centro de Control de Desplazamientos Internos ha informado de que, en lo que se lleva de conflicto, han tenido que emigrar alrededor de un millón y medio de personas. De acuerdo a un informe conjunto de la ONU y el gobierno sirio, al menos tres millones de residentes precisarán de ayudas adicionales para asegurar los suministros agrícolas y ganaderos durante el transcurso del año que viene. La mitad de esas personas estarán cerca de la inanición en un plazo de tres a seis meses.

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El conflicto ha agravado los problemas derivados de la sequía padecida en los últimos años, y el sector agrícola perdió durante 2012 más de 1.466 millones de euros. Los economistas afirman que, a consecuencia de la guerra, la economía siria podría caer un 14%, si no más. Negocios y empresas en todo el país están notando los efectos de las estrecheces –aquellas, al menos, que no han sido reducidas a un humeante montón de escombros.

CIUDADANÍA

El carnet de identidad sirio incluye el nombre ancestral de su poseedor y “lugar de origen”; es decir, el vecindario y ciudad más asociados al apellido de su familia. Antes del levantamiento, el carnet de identidad era la causa de muchos de los pequeños quebraderos de cabeza relacionados con viajes a los que estamos acostumbrados en occidente. En los últimos 20 meses, sin embargo, se ha convertido en una poderosa herramienta para investigar y hacer desaparecer a sospechosos de pertenecer a la oposición. Si eres detenido en un control, tu procedencia de una ciudad o vecindario rebelde puede significar la diferencia entre vivir o morir. Y aunque la religión de cada uno no figure de forma descarada en el documento, la mayoría de policías puede hacer una suposición bastante acertada en base a la información que sí aparece.

Siria tiene una larga historia de empleo de restricciones para decidir quién es ciudadano y quién no. En 1962, el Estado revocó arbitrariamente la ciudadanía a 120.000 kurdos. A estos kurdos y sus descendientes se les consideró ajanib (apátridas) hasta el pasado mes de mayo. A los ajanib no se les permite casarse, poseer coches, alquilar casas ni tener carnet de identidad. Por debajo de los ajanib están los maktoumeen (ocultos), que viven en un limbo: no tienen derecho legal a dejar Siria, pero también se les prohíbe tener un empleo.

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Tras oprimir a los separatistas kurdos durante décadas, tres semanas después del alzamiento Assad declaró una amnistía, concediéndoles la plena ciudadanía: una ostentosa, cínica maniobra política para evitar que kurdos armados se unieran a la oposición. Y funcionó. Los kurdos se han convertido en la tercera fuerza en esta partida, sentando calmadamente las bases de su propia y autónoma revolución kurda en el norte mientras el ELS y el régimen se aniquilan mutuamente.

Incluso aunque no estés en contra del régimen, tu documento de identidad puede usarse como excusa para castigarte si no te portas bien. Este otoño, el régimen liberó a 267 personas que habían sido encarceladas por tener roto el carnet de identidad. En meses recientes, un alborotador sheikh sirio ha estado instando a los ciudadanos a romper sus carnets en protesta por el régimen. Un hombre le explicó a la Agence France-Presse que fuerzas de seguridad le dieron el alto de camino a su casa y descubrieron que su carnet estaba roto. Otra desafortunada alma le contó a AFP: “Me golpearon y obligaron a confesar que estaba siguiendo las instrucciones del sheikh, que yo ni siquiera sabía que existía”. Cuando estos sirios fueron puestos en libertad, les habían afeitado las cabezas y mostraban señales de torturas. ¿La lección que se extrae de todo esto? Que debes cuidar bien tu permiso de conducir, sobre todo si vives en tiempos de guerra bajo un régimen esquizo-paranoico.

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ARMAS QUÍMICAS

A finales de julio, el Gobierno admitió públicamente poseer armas químicas. Después se retractaron inmediatamente de esta declaración. En realidad, Turquía y Occidente saben desde hace décadas de las armas químicas que almacena Siria: gas sarín, VX y hasta gas mostaza de la 1ª Guerra Mundial. Los sirios poseen una enorme colección de municiones atroces y así se ha denunciado en múltiples ocasiones en el mundo civilizado.

Siria importaba los productos químicos necesarios para fabricar sus gases nerviosos, pero hacia los años 70 se desarrolló en el país una industria química de tamaño moderado pero suficiente para que ahora puedan desarrollar allí mismo esos productos. Sigue sin estar claro si Siria posee asimismo armas biológicas; los procesos para desarrollarlas pueden realizarse bajo el disfraz de una legítima investigación en materia defensiva. Sean cuales sean las armas, Siria puede desplegarlas mediante misiles Scud de fabricación rusa, cuyo rango de alcance de casi 500 kilómetros alcanza fácilmente Jerusalén.

Por suerte para el mundo, cualquier intento de Siria de utilizar sus armas de destrucción masiva es muy probable que agriara sus cómodas relaciones con China y Rusia. Sin embargo, una de las mayores preocupaciones de la comunidad internacional es que, cuando Assad caiga, las armas caigan en manos de Al Qaeda y sus afiliados, convirtiéndose el conflicto local en un escenario mundial digno del infierno. Suceda lo que suceda, lo que está prácticamente garantizado es que el próximo Gobierno sirio utilizará el arsenal químico del país como un contrapeso político a la capacidad nuclear de Israel.

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DOMINIO AÉREO

La Fuerza Aérea Siria está compuesta casi exclusivamente de aviones de fabricación rusa, pero la mayoría son aviones de los tiempos de la Guerra Fría obsoletos o en mal estado. Los informes indican que la mitad de los aparatos son incapaces de levantar el vuelo. Gran parte de la flota son aviones MIG, pero existen vídeos que prueban que el régimen en ocasiones ha empleado aviones de entrenamiento de fabricación checa para atacar bases enemigas, lo que se presume como un signo de aún mayores deficiencias en su fuerza aérea.

Aunque circulan vídeos grabados con móvil que muestran a los rebeldes derribando aviones y helicópteros de Assad, el régimen mantiene aún una supremacía total del espacio aéreo, sembrando constantemente de bombas y explosivos las áreas rebeldes desde helicópteros de combate. Una ataque aéreo sobre Maarat al-Nu’man el 9 de octubre dio como resultado la muerte de al menos 40 civiles.

Los rebeldes han pedido repetidamente que la comunidad internacional imponga una zona de exclusión aérea como la impuesta en Libia en 2011, que socavó de forma significativa los intentos de Gadaffi de aplastar la rebelión armada y contribuyó en buena medida a su caída. La OTAN y los EE.UU han rehusado hasta ahora a esta petición.

APUESTAS

El Corán es terminante en lo que se refiere a los juegos de azar –lo considera un “gran pecado”, a la altura de emborracharse– y por tanto no es sorprendente que los casinos prácticamente no existan en muchos países de Oriente Medio. Aunque el régimen de Assad es de carácter secular, el poder de los clérigos musulmanes en las esferas del gobierno es suficiente como para que impusieran, allá en los años 70, una prohibición oficial del juego y el cierre de los casinos existentes. Los sirios en busca de placeres prohibidos han tenido desde entonces que cruzar la frontera con Líbano o buscar juegos clandestinos.

En 2010, el empresario sirio Khaled Hboubati desafió abiertamente la prohibición abriendo el Ocean Club, un casino cerca del aeropuerto de Damasco. Aunque el Ocean Club carecía de licencia de juego –tal licencia no existe en Siria– el periódico The Guardian citó a una fuente que decía que el gobierno había dado al casino “un permiso tácito”. Algunos vieron en esta tolerancia una señal de que Siria se estaba convirtiendo en un país occidentalizado y más moderno.

Sin embargo, como la mayoría de indicios de liberalización en Siria, el Ocean Club se fue al garete en tiempo récord. A mediados de febrero, menos de dos meses después de su apertura, el Ministerio de la Administración Local clausuró el lugar. Miembros musulmanes del ala dura del Parlamento habían estado exigiendo su cierre.

Un par de meses más tarde, el alzamiento sirio estaba en pleno apogeo en Daraa y el de la legalidad de los juegos de azar era un tema sin un interés práctico o inmediato. No se puede saber si otros empresarios tratarán de abrir casinos una vez termine la guerra y emerja un nuevo Gobierno, pero podemos apostar por una prohibición total y permanente si los elementos extremistas se hacen con el control del país.

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