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Este hombre tuvo sexo con 365 hombres en 365 días por un proyecto de arte

Hace dos años, Mischa Badasyan, un artista de origen Ruso que vive en Berlín, se impuso un reto: tener una cita cada día del año.

Fotograma del video Mischa Badasyan que acompaña a su proyecto artístico "Save the Date".

Hace dos años, Mischa Badasyan, un artista de origen Ruso que vive en Berlín, se impuso un reto: tener una cita cada día del año. El punto era tener sexo todos los días, sin importar si había una cita antes o no. Aunque suena como una forma muy conveniente de cumplir una fantasía, para Badasyan, el proyecto —llamado Save the Date— fue una experiencia horrible la mayor parte del tiempo .

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El concepto era perfecto para encabezados y Badasyan recibió mucha atención de la prensa estadounidense al principio, tanto buena como mala. (Escribí sobre su proyecto para Mic en ese entonces.) Pero ningún medio siguió interesado en Badasyan después de que finalizó su proyecto. Un año más tarde, después de mucho reflexionar, probablemente lo más interesante de su proyecto fue la forma en que cambió su forma de ser. El artista de 28 años, que nunca antes había estado una relación, dice que ahora tal vez nunca pueda tener una relación seria.

Al principio del proyecto, parecía que el resultado iba a ser una reflexión sobre lo fácil que es el consumo de sexo gracias a la revolución de la apps para conocer gente dependiendo de tu ubicación, como Grindr y Scruff, que ayudan a encontrar personas cerca con quién platicar, salir y coger más fácil que nunca, y que han cambiado gran parte de la cultura gay.

Sin embargo, Badasyan asegura que las respuestas que recibió en las apps, donde la gente no solo rechazaba sus invitación a salir sino que lo atacaba, eran demasiado hostiles y no pudo soportarlas. Por eso decidió cambiar a un enfoque más tradicional: ligar en los parques y en las calles de Berlín. En poco tiempo, la experiencia se tornó en algo horrible. "No me gustaban las citas, no me gustaba el sexo, no me gustaba nada", dijo para VICE.


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Badasyan también estaba consciente de lo parecida que era su obra —que se estaba convirtiendo en una ocupación— al trabajo de las sexoservidoras. Empezó a entrevistar gente en Kurfuerstenstrasse, en el distrito rojo de Berlín, y a tener encuentros sexuales con escorts locales. Con el tiempo, empezó a trabajar como escort ahí mismo, aunque nunca pidió dinero a cambio.

Descubrió que sus encuentros sexuales, como era de esperarse, se volvieron rápidos y carentes de emoción. El sexo ordinario se volvió rutina y empezó a buscar formas de intensificar la experiencia. "Tenía que recurrir a la violencia para disfrutar la sexualidad", dijo. "Golpeaba a la gente. Me convertí en una máquina".

Algunos hombres que conoció en Kurfuerstenstrasse también se tornaron violentos. "No me golpeaban pero sí me gritaban y, una vez, un tipo estuvo apunto de atropellarme y otro me aventó una botella de cerveza", explicó. También recibió una amenaza de muerte en línea por parte de un neonazi y justo antes de terminar el proyecto, un hombre le roció gas pimienta en la calle sin razón aparente.

Aunque también surgieron cosas positivas: "Algunas de las personas con las que salí se volvieron mis amigos y hasta encontré socios en el mundo del arte", dijo. Mantiene contacto con varios y ha logrado incorporar a algunos de ellos en proyectos artísticos.

Una de las últimas citas que tuvo Badasyan fue con Ahmed Baldr, un estudiante de 20 años de edad que se identifica como heterosexual.

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"Nunca había tenido una relación con otro hombre y me daba curiosidad salir con Mischa porque no tenía idea de cómo iba a ser. Quería ser parte del proyecto", dijo Baldr para VICE. Su cita consistió en una cena, un rato en un antro y el acto sexual necesario. De ahí en adelante, se dedicaron a discutir el proyecto de arte casi todos los días.


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Badasyan durmió con personas muy distintas en esos 365 días y noches, desde un periodista de 76 años hasta un instructor de yoga escocés y una estrella porno serbia. Durante ese año, Badasyan viajó para coger con gente en Suecia, Dinamarca, Holanda, República Checa y Polonia.

También tuvo varias parejas que tenían VIH. Ya había participado en activismo sobre el VIH y una organización alemana dedicada al VIH le regaló condones para el proyecto. Sin embargo, nunca había dormido con un hombre con VIH hasta el proyecto. "Me daba miedo tener contacto sexual con alguien VIH-positivo", escribió en Facebook. " Save The Date cambió mi vida y mi realidad".

Badasyan dijo que no quería que la gente hiciera interpretaciones alternativas de su proyecto. "Para unos, se trata se sexualidad; para otros, se trata de libertad; para otros más, se trata de soledad", señaló.

En definitiva, la soledad fue parte de su experiencia. En un diario detallado que cargó con él todo el año, me enseñó cómo sus recuentos pasaron de ser párrafos detallados a una sola oración.

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Quedó impresionado con la respuesta que recibió su proyecto.

Otros artistas pintaron hicieron retratos de él. Un chico escribió su tesis sobre él. Kevin Lopez, un estudiante de danza originario de Los Ángeles, creó una pieza inspirada en Save the Date y luego viajó a Berlín para tener una cita con Badasyan.

"Los ojos de Mischa no ven más que arte y belleza", dijo López para VICE, pero también vieron cómo el proyecto le pasó la factura. "Sentí como si quisiera conocer mis secretos más oscuros antes de saber algo más sobre mí", dijo López.


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Badasyan ha trabajado arduamente desde que terminó el proyecto. Me dijo que se fue a trabajar al campo de refugiados más grande de Alemania y ofrece apoyo a los refugiados queer. También está trabajando en un nuevo proyecto, TOUCH, "un intento para reconstruir la conexión entre otras personas y yo. Para entender algo, tienes que tocarlo".

"Mi sexualidad es muy extraña ahora", dijo. "Ya no salgo con gays. La única forma en que puedo disfrutar del sexo es espiando en los baños de hombres y ligando heterosexuales, bisexuales e indecisos en las calles de Berlín".

Cuando hablé con Badsayan en agosto del año pasado, me enseñó un póster conmemorativo que le hicieron: tenía una silueta que representaba cada hombre con el que había dormido en todo el año. "Es casi imposible… tuve que concentrarme mucho y ser muy disciplinado todo el año", dijo. "Cogí con tanta gente… Estuvo muy loco".

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