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El número del decreto real

Meados y cerveza de raíces

Entrevistamos a Marcel Dzama con Raymond Pettibon pintando al lado.

Ocho fuertes vientos, 2005

Dependiendo de lo familiarizados –o intrigados– que estéis con el actual estado de las artes visuales, los nombres de Raymond Pettibon y Marcel Dzama os resultarán familiares o no. Raymond Pettibon es un gran artista. Marcel Dzama es un gran artista. Yo me llamo Nicholas Gazin y me gustaría ser un gran artista, pero por ahora me conformo con ser un gran oportunista.

Hace unos meses, alguien me dijo que estaba a punto de publicarse una gran monografía sobre Marcel. El título era Marcel Dzama: Sower of Discord, lo publicaba Abrams en noviembre y Raymond Pettibon escribía el prólogo. Yo, de forma egoísta, vi en esta información una excusa para pasar un rato con dos de mis ídolos, así que propuse una entrevista a tres bandas como un sutil método para interrogarlos y, con suerte, conocer algunos de sus secretos. Y ellos accedieron.

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La entrevista tuvo lugar en la David Zwirner Gallery, en la calle West 19th de Nueva York, donde Raymond estaba trabajando en unas obras nuevas. Había mesas cubiertas de pintura, restos de comida y botellas de licor por aquí y por allá, y un par de perros correteando de un lado al otro entre las caras obras de arte depositadas en el suelo de la galería. Imagino que mi pinta sería de tener hambre, porque Raymond, con toda amabilidad, me dio un perrito caliente extra que había pedido antes de mi llegada. Poco después llegó Marcel y yo pulsé el botón de grabación de mi teléfono. Hablamos mucho de meados de perro y no sé si debería disculparme por ello, pero oye, si tus héroes quieren hablar de orina canina, ¿tú qué vas a hacer

El autor, Marcel Dzama y Raymond Pettibon en la galería David Zwirner, rodeados por los trabajos inacabados de Raymond. VICE: Raymond, una cosa que me gusta de tu trabajo es que no lo sobreestimas. La última vez que te entrevisté, un perro
orinó sobre uno de tus dibujos y tú te quedaste bastante igual.
Raymond Pettibon: Bueno, tampoco es que me encantara, pero me ha pasado unas cuantas veces. No hace mucho dije en Twitter que mi perro se había meado en mis dibujos y su valor subió más del doble.
Marcel Dzama: Yo tenía un conejo que acostumbraba a rociar mis pinturas con su orina. A mí me parecía que las mejoraba. Mi abuelo pintó un retrato de familia para una amiga de mi madre, y había un problema con lo que ellos creían que era barniz que goteaba, cuando en realidad era que uno de los gatos lo había rociado.
Marcel: Cuando tengo dibujos alineados, mi gato les araña los bordes como si fueran un poste de rascar.
Raymond: Cuando los perros sueltan un chorro en un dibujo, es tan ácido que no tienes más remedio que tirarlo o cortar el trozo manchado de orina. No quiero ponérselo difícil a la gente que se ocupa de la conservación. De algunos artistas no cabe duda su arrogancia. Como los expresionistas abstractos, poniéndoselo difícil a la posteridad a propósito empleando pintura doméstica, sin pararse a pensar cómo se conservaría con el tiempo. Yo no quiero que la gente que compra mis obras se preocupe de cómo conservarlas. Mi madre guardaba los dibujos que hice cuando tenía tres, cuatro, cinco, seis años. Los hacía en la parte de atrás de láminas mimeográficas, y están en una condición impecable. No es tan difícil conseguir papel totalmente libre de ácidos… A menos que quieras dibujar sobre un papel secante impregnado de ácido, que es una cosa totalmente diferente. ¿Cuántos años tenéis?
Marcel: 39 años.
Raymond: Yo tengo 39. He cumplido 39 muchas veces. ¿Os pone nerviosos acercaros al final de la treintena?
Raymond: Yo seguiré teniendo 39 por un tiempo.
Marcel: Me parece bien. El año pasado tuve un hijo. Creo que no lo habría tenido si hacerme más mayor me pusiera nervioso. Muchos amigos y parientes míos murieron el año anterior, y yo me deprimí mucho. Raymond, ¿es tu hijo, ése que sale en tu camiseta?
Raymond: Sí, es Bob cuando era más pequeño. Ahora tiene el cabello muy rizado. Raymond trabaja en una de sus muchas pinturas que alfombran el suelo de la galería.

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¿Por qué escribes de forma tan rara en Twitter?
Raymond: Es algo bastante irrelevante. ¿Por qué no añadir una y al final de cada palabra? Ralentiza la experiencia de leer las palabras, hace de ellas no sólo útiles de comunicación, sino objetos. No le hace daño a nadie, y aun así provoca indignación en la comunidad de Twitter. Recibo broncas en cada grupo de Soulja Boy o Lil Wayne por mi forma de escribir, pero me critica gente que, en su mayoría, es bastante analfabeta. Tengo en mi cabeza la historia de la literatura occidental. He leído a los mayores narradores y poetas que hayan existido. Creo que sé un poco de literatura. Fíjate en la escritura de James Joyce en Finnegan’s Wake, en todas las palabras que inventa. Utiliza combinaciones de palabras que van del inglés Chauceriano al islandés, y a mí me dan lecciones porque escribo Lil Wayne con dos íes en vez de una. Hay razones por las que hago las cosas, y no porque no sepa escribir. Pero no lo encuentro tan importante porque en realidad me importa un carajo. Marcel, ¿tú estás en Twitter?
Marcel: No, no tengo tiempo para esas cosas, pero Raymond es un poeta.
Raymond: Lo hice por el desafío. Me metí al principio sólo para
tuitear eslóganes de Burma-Shave. Me parece que en este punto debería centrarme en Marcel.
Raymond: El estilo de Marcel abarca muchas cosas, no sólo el papel. Hace teatro, cine y escultura, pero siempre puedes distinguir un trabajo suyo desde el primer momento. [Aquí Raymond nos deja para trabajar en sus pinturas y sigo entrevistando a Marcel solo]. Marcel dibuja un murciélago para el autor de la entrevista. Raymond ha mencionado el teatro. Gran parte de tu obra me recuerda a El cascanueces.
Cuando dibujo, lo veo como una representación teatral. Los animales son en realidad personas con disfraces. Cuando estaba en Canadá dibujaba composiciones muy minimalistas con dos personajes. Después de venir [a Nueva York], mis imágenes se volvieron mucho más claustrofóbicas. Me gusta imponer el orden en el caos y convertirlo en una grandiosa ópera. ¿Es así como generalmente ves tu proceso creativo?
Sí. Muchas veces dibujo de forma automática y al principio no sé lo que estoy haciendo. Ya hacia el final trato de encontrarle un sentido.

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¿Se basan algunas de tus pinturas en sueños que hayas tenido?
Sí, pero ya no tanto desde que tuve a mi hijo. Ahora vivo a base de café. Solía tener un bloc de dibujo al lado de la cama. No es que me despertara y me abalanzara a poner el sueño sobre el papel, pero me llegaban ideas en los momentos de duermevela. Haces muchas cosas. Hay estatuas, luces, saleros, pimenteros y figuritas Uzama basadas en tu arte.
Bueno, todo eso surgió más o menos al mismo tiempo, cuando me mudé a Nueva York. Tiendo un poco al coleccionismo. En Canadá vivía en una casa más grande. Tenía una gran colección de discos y de figuritas de plomo. ¿Puedes hablarme un poco de tu interés en el color marrón? Está en todo tu trabajo. A mucha gente no le gusta el marrón, pero tú lo utilizas muy bien.
Sí, me gusta ese color. Una vez, a mediados de los 90, estaba haciendo cerveza de raíces y derramé un poco de jarabe base sobre mi
bloc de dibujo. Me puse a juguetear con él. Llevo desde entonces pintando con jarabe base de raíz. No tiene ácido ni azúcar, sólo la base de raíz, así que no se decolora ni deja frágil el papel. Y también tuvo su impacto ver los cuadernos de Leonardo da Vinci, con todos esos dibujos hechos con líneas marrones. Por alguna razón, el marrón parece importante. El libro de Marcel aparece el 5 de noviembre a través de Abrams. ¿A que es bonito?

Alchemy, 1998

It’s My Nature, 1999

Untitled, 1999

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Untitled, 1997

Que Mata Sombra de Leones en la Pradera or Who Kills the Shades of Lions on the Plain, 2007

Mind Games, 1996

Detail of On the Banks of the Red River, 2008 ARTE GRÁFICO DE MARCEL DZAMA

FOTOS DE CHRISTIAN STORM

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