Dentro del mágico mundo de las lolitas

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Dentro del mágico mundo de las lolitas

Los seguidores de la moda gastan decenas de miles de pesos en vestidos importados desde Asia sin importar lo caro que es el envío.

Todas las fotos por Hayley Stewart.

Después de entrar a una de las convenciones de cómics más pequeñas a las que he ido —en la ciudad de London, Ontario— miro a mi alrededor en busca de las pelucas y los vestidos adornados con listones de las mujeres a las que quedé de ver hoy. Después de diez minutos de vagar entre cabinas de comics, figuras y mousepads con chichis de anime, se me ocurrió dónde podrían estar escondidas: el baño. En un baño público que no se vería tan mágico si no hubiera un puñado de chicas vestidas con colores pastel y platicando con entusiasmo, ayudándose la una a la otra con sus atuendos elaborados y maquillándose los ojos frente a un espejo que abarca toda la pared.

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Sí, puede que ya hayas escuchado el término "lolita" antes. Probablemente en un libro escrito por Vladimir Nabokov que exploraba la relación sexual entre un hombre y su hijastra de 12 años. Pero eso no importa, lo que voy a hacer hoy no tiene nada que ver con esa novela perversa. Las lolitas con las que voy a pasar el día son parte de una subcultura que se centra en la moda japonesa que se volvió muy popular en la década de los 90.

Para aquellos que son ajenos a la comunidad, las lolitas son como muñecas de porcelana pero su estilo tiene más matices. Su moda —ellas no utilizan la palabra "disfraz"— tiene influencias de la época victoriana y eduardiana, y los tres estilos principales son: sweet, gothic y classic. Los seguidores de la moda gastan decenas de miles de pesos en vestidos importados desde Asia sin importar lo caro que es el envío. Pero existe una cultura entera dedicada a ser parte de la moda lo lolita y dentro de dicha cultura han florecido comunidades lolita en la sociedad occidental. Como el caso de las Lolitas del sur de Ontario, un grupo que cuenta con más de 500 miembros, y el grupo más pequeño y unido de las Lolitas de London Ontario, con las que voy a pasar el día.

Y no, no es nada sexual. De hecho, es todo lo contrario.

Oasis (izquierda) y Jenna (derecha).

Me arrincono junto del último lavabo en el baño y me siento horriblemente fachosa con mi ropa casual. Coloco mi grabadora sobre el bote de basura y dejo que las lolitas expliquen los problemas y los malentendidos que enfrenta constantemente su comunidad.

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"Escogieron un nombre pésimo para la moda. Los japoneses creyeron que la palabra era linda y femenina", explicó una lolita llamada Oasis (su nombre real) mientras examina su atuendo frente al espejo: un vestido color verde pastel con rosas acompañado de una canasta y flores falsas.

"Incluso nos han dicho 'Ustedes tienen la culpa de que haya pedófilos'", dice Shalane mientras le da los toques finales a su look de kimono. "Llegan, nos levantan la falda y preguntan 'Hey, ¿qué hay ahí abajo?'".


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La extraña sexualización que describieron las lolitas no puede estar más lejos de sus valores reales. Ellas prefieren no enseñar las rodillas cuando usan sus atuendos —o "coords" (coordinados), como les llaman— y un lema común entre la comunidad es "mientras más discreto, mejor". Aun así, las lolitas como Oasis y Shalane están acostumbradas a que la gente las siga y trate de tomarles fotografías.

A pesar de que algunas lolitas utilizan sus atuendos adorables todos los días, las mujeres con las que estoy normalmente sólo los usan para ocasiones especiales como reuniones (para recolectar manzanas, ir al acuario o comer sushi) y hoy se pusieron sus coordinados para un desfile de modas y una fiesta de té.

Valentina (izquierda) y Enith (derecha).

Las chicas terminan de arreglarse frente al baño del espejo, salen al piso donde está la convención y se dirigen a la parte trasera del escenario. Ya ahí, otra lolita del grupo que trae un look clásico llamada Enith, que vino a Canadá desde Panamá como estudiante internacional, me dice lo que le atrae de la moda. "Cuando te vistes de lolita, lo haces para ti: para sentirte elegante y femenina. En esta sociedad, la moda de las mujeres está hecha para el gusto de lo hombres y eso es muy triste". Enith me muestra su coordinado, que consiste en un vestido con rayas color café claro y crema, unas medias que llegan al muslo, y me explica con lujo de detalle por qué escogió cada pieza antes de formarse para el desfile.

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Cuando, Meagan, una de las administradoras y fundadoras del grupo de lolitas de Ontario, termina de anunciar las lolitas en el escenario y de responder la sesión de preguntas del público, me reúno con ella tras bambalinas para hablar de cómo se creó el grupo de lolitas de Ontario.

Meagan (izquierda) y Heather (derecha).

"Mi amiga Sophia fue una de las personas que empezó esta comunidad [en preparatoria] hace como cinco años… yo fui una de las primeras que se dejó llevar por la moda y ayudé a que [el grupo] llegara a ser lo que es hoy", dice Meagan, de 20 años de edad. "Todas las que se unen a nuestra comunidad pasan a ser parte de una familia; siempre nos cuidamos y nos tratamos con mucho respeto". Meagan dice que también tratan de que todo sea apto para niños porque algunos miembros de la comunidad tienes hijos pequeños.

Pero en ocasiones han tenido problemas graves. Después de un incidente camino a una reunión en el acuario de Toronto en verano, tuvieron que expulsar a una chica nuevas porque le gritó un comentario racista a un guardia de seguridad negro.

"Casi la arrestan", dijo Meagan. "Yo ya sabía que esa chica tenía problemas mentales y tuve que hablar con ella después del incidente. Le expliqué que es más que bienvenida en la moda pero que en la comunidad no podíamos tener esa clase de incidentes porque eso atraería la atención de público".

Aunque la comunidad tiene una política estricta de cero drama tanto en internet como en la vida real, a veces las críticas por los atuendos de otras personas puede causar conflictos entre los miembros de la comunidad. Meagan y otros administradores se encargan de controlar el trama que surge en su grupo de Facebook que tiene alrededor de 60 miembros. Victoria, que es administradora y lleva tres años en la comunidad, a veces se encarga de mediar los chats grupales de Facebook entre los miembros.

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"Normalmente todo sale bien pero si no se puede resolver, simplemente pedimos que sean respetuosas", explica Victoria. A pesar del drama de vez en cuando, muchas de las chicas en la comunidad se consideran mejores amigas. Pero a veces hay ciberacoso fuera de la seguridad de sus grupos de Facebook.

Milky Swan.

Milky Swan, una lolita de 28 años de edad que trabaja como asistente de maestra, me invitó a su departamento para ver su impresionante colección de 14 vestidos e innumerables accesorios, que están guardados en un área impecable de una habitación especial para su pájaro mascota y los juegos de computadora de su novio. Nos sentamos a platicar sobre el acoso que ha tenido que soportar en internet.

"Muchas lolitas [fuera de nuestra comunidad] pueden llegar a ser muy agresivas en internet", dice Milky Swan mientras su gato nos acaricia con su hocico. Mencionó el Livejournal, donde las lolitas publican fotos de otras lolitas para burlarse aprovechándose del anonimato. Decirle a alguien "ita" —el término lolita para las "novatas"—es lo más común pero Milky Swan dice que ha visto cosas mucho peores. Una vez, encontró una foto suya en ropa casual con críticas de una persona que evidentemente la odiaba.

Pero justo antes de las 8PM en viernes, mientras que otras lolitas de veintitantos se preparan para ir al antro, la comunidad de lolitas de London está reunida en un salón especial de la Comic Con local para disfrutar de una fiesta de té. No hay drama mientras las chicas —e incluso un par de hombres o "brolitas, como les dicen— se relacionan y ponen triangulitos de sándwiches macarrones rosas sobre sus platos. Durante las próximas dos horas, las lolitas, sentadas alrededor de mesas redondas cubiertas con manteles blancos, se la pasan coloreando muñecas de papel, platicando, riendo y escuchando Jpop de fondo.

Después de pasar un día completo con la comunidad de lolitas de London, Ontario, decidí que ya había tenido suficiente dosis kawaii y estaba lista para ir a casa. Pero cuando la fotógrafa y yo estábamos por cerrar la puerta de la fiesta mágica de té, Victoria nos dijo: "¡Tienen que regresar; a la próxima prometemos disfrazarlas!".

Sigue a Allison Tierney en Twitter. Puedes ver el resto de las fotos en la página oficial de Hayley Stwart.