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Viajes

Fotografías que cuentan cómo la humanidad ha vivido la guerra

Hablamos con el curador Simon Baker acerca de la exposición "Conflicto, tiempo, fotografía". Un retrospectiva fotográfica que trata de mostrar los efectos a largo plazo de una elemento fundamental en la historia de la humanidad: la guerra.
An-My Lê Untitled, Hanoi 1994-98 From the series Untitled, Vietnam Courtesy of the artist and Murray Guy, New York

Contemplación y un cuestionamiento profundo de qué es realmente recordar algo son aspectos que se han dejado de lado en los actos de conmemoración del centenario de la Primera Guerra Mundial este año. El museo Tate Modern de Londres le intenta inyectar un poco de filosofía al asunto con su exhibiciónConflict, Time, Photography (Conflicto, Tiempo, Fotografía), que reúne a los fotógrafos que han examinado la guerra, desde segundos después de que un tiro fue disparado, hasta 100 años después de que hubiera terminado.

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Las fotos se agruparán teniendo en cuenta cuánto tiempo después del conflicto fueron tomadas. Al hacer esto, el tiempo se convierte en el foco de la exposición. La lista de fotógrafos es larga: Don McCullin, Roger Fenton, Shomei Tomatsu, Simon Norfolk, Chloe Dewe Mathews, Kikuji Kawada, y muchos más. Para saber más acerca de la intención de la exposición hablamos con el curador, Simon Baker.

VICE: ¿Cómo surgió la serie? ¿Fue por el aniversario de la Primera Guerra Mundial?

Simon Baker: No. Es una buena coincidencia pero no hicimos esto para hacer una exposición por el aniversario. Me pareció un muy buen momento. El origen de la exhibición es haber descubierto la relación entre Slaughterhouse-Five, la novela de Kurt Vonnegut, y la dificultad de mirar hacia atrás.

Comenzamos con una pregunta: ¿Por qué entre 15 y 25 años después de la Segunda Guerra Mundial hay tantas fotografías increíbles al respecto? Mientras tratábamos de responderla nos dimos cuenta de que hay muchas fotografías sorprendentes de la Primera Guerra Mundial.

Entonces empezamos a juntar estas perspectivas y pensar en lo que pasaría si se ponen una al lado de la otra un montón de cosas que tienen varias similitudes, pero no comparten el mismo tema o conflicto.

Las famosas fotografías de Don McCullin de un infante de marina estadounidense conmocionado es parte de este show. ¿Cómo este tipo de obras rompen con la fotografía tradicional de guerra?

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Realmente queríamos que la exposición se apartara del fotoperiodismo. Las personas entienden el periodismo de guerra y esto es algo muy diferente. Se trata de alternativas a eso. Se trata de pensar acerca de la guerra a largo plazo y cómo afecta a las personas. Se trata también de artistas y fotógrafos como personas que piensan sobre el tema durante un largo período de tiempo y realmente asumen esa pregunta de cómo recordamos las cosas y cómo reflexionamos acerca de eso.

Hay una gran película sobre Don en la que habla sobre cómo esta imagen no se podía hacer ahora. Para él, ha adquirido más importancia a medida que el tiempo ha pasado, porque cuando la sacó, era solo una de una serie de fotografías. Ahora, este es el tipo de imagen que no se puede hacer porque el ejército estadounidense o británico no permitiría que una imagen de alguien completamente traumatizado saliera a los medios.

¿Sientes que la distinción entre un periodista y un fotógrafo artístico es una línea muy delgada? McCullin, por ejemplo, es difícil de clasificar …

Don está en la exposición tres veces. Está en el principio, con el marino en estado de shock. Luego, 16 años después, está su primera misión en el extranjero, que es cuando se fue a Berlín en 1960. Parece que la guerra siguiera en marcha, aunque esto fue 16 años después de que terminara. Al final, una de las últimas obras es de él. Es su fotografía de la batalla de Somme, que hizo en 2000, y es muy poética y tiene mucho que ver con la memoria. Casi puedes entender toda la exposición solo por las obras de Don, porque son tres maneras diferentes de pensar el conflicto.

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Además, la serie de Berlín es importante, ya que insiste en que los conflictos no terminan cuando se declara la paz. Ellos continúan afectando a las personas durante largos períodos de tiempo. Muchas de las obras de la muestra son sobre el paisaje y los habitantes de lugares donde algo sucedió y donde todavía siguen siendo afectados. No importa si es la radiación en Hiroshima y Nagasaki, la división de la ciudad o la total destrucción del paisaje, esta exhibición está comprometida con los perjuicios a largo plazo.

Sé que has hecho esto en torno al aniversario de la Primera Guerra Mundial, pero las tropas británicas también se están retirando de Afganistán. ¿Es algo que tenía en mente?

Algunas de las primeras imágenes en la exposición son las fotos de Roger Fenton de la península de Crimea en la década de 1850, y de repente Crimea está de vuelta en las noticias. Hay un trabajo al final de la serie de Stephen Shore sobre Ucrania y ahora hay combates en Ucrania. Estas cosas están dando vueltas en círculos y de hecho, el trabajo de Simon Norfolk sobre Afganistán se hizo durante la primera parte de la guerra en 2001 y lo que realmente encontró fue rastros de conflictos anteriores. Incluso en una serie de trabajo, tienes esa circularidad.

Hay una gran cantidad de fotos que son abstractas y puedes mirarlas sin saber que están conectadas con la guerra… como el trabajo de Chloe Dewe Mathews, de los sitios donde los desertores de la Primera Guerra Mundial fueron fusilados al amanecer. Aunque son piezas de paisajes, se proyecta la escena entera sobre ellas …

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Es muy notorio con el paso del tiempo, porque hay cosas menos obvias para fotografiar. Kikuji Kawada, quien hizo The Map (1965), uno de los libros japoneses más famosos del siglo XXI,  fue a Hiroshima con Ken Domon, un fotógrafo documental, y mientras Domon buscaba a su alrededor cosas para fotografiar, Kawada notó esas manchas en el techo de la bodega del hipocentro, que fue donde impactó la bomba. Tenía pesadillas sobre esas manchas extendiéndose y luego decidió fotografiarlas hasta el cansancio.

A lo largo de lo años, las fotos de Hiroshima y Nagasaki se vuelven mucho más gráficas, más difíciles, más determinantes. En la serie Nagasaki 11:02 del fotógrafo Shomei Tomatsu, están las famosas fotos de las cicatrices de queloides, las botellas derretidas y el reloj que se detuvo a las 11:02, cuando estalló la bomba. Los efectos de la radiación fueron tan largos que podrías ser un fotógrafo documental e ir a Nagasaki en 1970 y todavía encontrar personas que luchaban por su vida día a día debido a los problemas relacionados ocasionados por el atentado.

Esto es clave para la exposición. Tienes la idea de un conflicto y tienes la noción de que termina. Y entonces tienes estas cosas que continúan haciendo eco. La mayoría de la gente piensa la fotografía como algo del momento, pero en realidad los fotógrafos participan habitualmente en muchas más prácticas basadas en la investigación y a largo plazo son cosas que se convierten en un libro y no una extensión de cinco páginas en una revista.

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Hablaste de la ira que constituye la obra sobre Hiroshima y Nagasaki. Muchas personas relacionan la ira con la guerra ¿hay mucha ira en este espectáculo?

No estamos diciendo que no haya un juicio por hacer acerca de estos acontecimientos, pero estamos dando un paso atrás y presentando el punto de vista de los artistas. Los artistas tienen una visión particularmente estridente sobre algo, y presentamos eso, en términos apropiados.

Comenzamos con Kurt Vonnegut y Slaughterhouse-Five, que es un libro con un toque de rabia, pero también muy divertido en el que la ira se desplaza en formas muy interesantes. La incapacidad de Vonnegut de escribir el libro es lo más importante al respecto. Le tomó 24 años para hacerlo y él dice que debe haber escrito 5.000 páginas y después las tiró todas. La introducción es muy interesante porque se trata de él tratando de viajar al pasado y recordar, pero en realidad no puede.

¿Qué opinas del memorial de la Primera Guerra Mundial de este año?

Creo que cualquier cosa como esta nos dice mucho sobre el estado actual de la memoria cultural y cómo opera. Ha habido una gran cantidad de memoriales que tienen que ver con las historias de estas personas. Este tipo de memoriales que tiene que ver con el Internet y el rápido flujo de información, y cómo las personas ahora investigan las cosas. No es tanto sobre el proceso real de recordar, sino más bien de que nos da una gran cantidad de detalles e información.

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Pensamos que la fotografía funciona de una manera muy diferente, ya que es bastante abierta y se ocupa de las cosas de una manera emocional y reflexiva. Queríamos pensar en la mecánica de la memoria: ¿Cómo recordamos? Vonnegut dice que las personas no piensan en el pasado. Él dice que si miras hacia atrás te quedas estático como una estatua de sal, pero en realidad su libro es una obra maestra, no es completamente una narrativa estática; es súper innovadora y vanguardista.

Y creo que ese enfoque experimental y artístico esta presente en la exposición porque se ve al conflicto de manera diferente…

Estamos tratando de mostrar diferentes tipos de imágenes sobre los mismos lugares. Una gran cantidad de fotos del inicio de la Primera Guerra Mundial son el turismo del campo de batalla, que es una manera inusual para mirarlo. Estamos pensando en la Segunda Guerra Mundial, principalmente en relación a Hiroshima y Nagasaki, y Berlín. Hay muy pocos cadáveres. Hay muy pocos soldados. Hay una gran cantidad de imágenes que tienen que ver con el efecto en la población civil y los lugares.

¿Es eso porque hemos visto muchos cadáveres?

Creo que es también porque estamos interesados en mostrar artistas y fotógrafos que tienen un gran recorrido. Podríamos haber hecho una presentación de fotoperiodismo, que también habría sido interesante, con los mismos conflictos contados a través de imágenes de acción. Pero eso no es lo que nos interesa. Nos interesa lo que significa mirar hacia atrás y si es posible y cómo las fotografías pueden hacerlo.

​@oscarrickettnow