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De cómo un entrenador de fútbol llevó a la cima al nuevo presidente de Argentina

Mauricio Macri, hoy presidente de la República Argentina, jamás habría llegado a la cima si no hubiese sido por el entrenador que le salvó la cabeza en Boca Júniors: Carlos Bianchi.
Foto vía La Nación

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Que el fútbol en Argentina es una religión lo sabe hasta el Papa mismo —mejor que nadie, de hecho. Que Boca Júniors es uno de los equipos más populares de Sudamérica, y que el poder que ofrece puede impulsar a una persona hasta la presidencia del país, lo sabe Mauricio Macri —también mejor que nadie.

Mauricio Macri, el dirigente que acumuló más títulos en la historia de Boca Júniors, es ahora el nuevo presidente de la República de Argentina. El 'Kirchnerismo', la corriente política que dirigía el país desde 2003, termina con la llegada del actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: un hombre cuya carrera no puede desligarse del mundo del fútbol.

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Macri no es ni de lejos el primer presidente argentino aficionado al balompié. De hecho, sería difícil encontrar uno que no lo fuera. Juan Domingo Perón era fan de Boca Juniors; Carlos Saúl Ménem, de River Plate; Néstor Kirchner, de Racing. Sin embargo, nunca antes había llegado a la Casa Rosada un hombre con pasado en un club deportivo.

Mauricio Macri nació un 8 de febrero de 1959 en Tandil, Buenos Aires. Graduado en Ingeniería Civil por la Universidad Católica Argentina, ingresó en el mundo de la política en el año 1995, cuando tenía tan solo 36 años. Su candidatura no fue para para un puesto gubernamental, sino para algo con quizás aún más influencia: la presidencia de Boca Júniors.

El cargo no es precisamente banal. Ser presidente de Boca te puede destruir en cualquier instante —o bien llevarte al cielo, como le ha pasado a Macri. En un inicio, parecía que sucedería lo primero y que el periplo de Macri en Boca terminaría como el rosario de la aurora… pero ahí estuvo un señor a quien apodaban el 'Virrey' para solucionarle la vida y ayudarle a subir hasta lo alto de la pirámide.

Mauricio Macri celebra su triunfo en las elecciones presidenciales de Argentina. Foto vía TVN2.

Los inicios de Macri en Boca Júniors, como decíamos, fueron muy complicados. Silvio Marzolini fue el primer entrenador de su gestión, pero la aventura terminó en fracaso. Su segundo técnico y primera gran apuesta, el legendario Carlos Bilardo, fue una decepción aún peor. Después aterrizaría Héctor Veira, pero los resultados siguieron sin llegar.

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Tras la salida del 'Bambino', sin embargo, Macri tomó su mejor decisión. El mandatario 'xeneize' apostó por el entonces entrenador de Vélez Sársfield, un hombre que ya había cosechado grandes éxitos a nivel local e internacional: Carlos Bianchi.

Con el aterrizaje del 'Virrey', Macri encontró los triunfos y los títulos que necesitaba para auparse en la sociedad argentina. Los pésimos resultados previos de Boca —el club había estado seis años sin levantar un título— habían convertido la entidad en un hervidero: justo antes de la llegada de Bianchi, el fuego cruzado entre jugadores, directivos y afición había estado a punto de quemar definitivamente al presidente.

En realidad, el camino se había complicado por decisiones del propio Macri. Antes de incorporar a Bianchi, el actual presidente argentino llegó a estar tan perdido que a un paso estuvo de contratar ni más ni menos que a Daniel Passarella, antiguo capitán y leyenda de River Plate. La polémica cercana a la locura que desató la mera mención de esta posibilidad entre los fans de Boca disuadió rápidamente a Macri… y probablemente le salvó la carrera política.

Carlos Bianchi, pues, llegó a Boca en 1998 y se dedicó principalmente a ganarlo todo. Su etapa es sin duda una de las mejores de la historia del equipo 'xeneize'. En el segundo semestre del propio 1998, Boca conquistó la liga seis años después del último título; en el 2000, el equipo auriazul consiguió la llamada 'Triple Corona' al vencer el torneo Apertura, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental. Un año más tarde repetirían triunfo continental ante el Cruz Azul mexicano.

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Bianchi, que había llegado casi como salvavidas, se convirtió en el as de Macri. Pese a sus triunfos, el cansancio agotó al 'Virrey': tras no poder vencer al Bayern de Múnich en la Copa Intercontinental de 2001, el técnico prefirió tomarse un descanso lejos de Boca Júniors. Fue una separación temporal, pero no definitiva.

Bajo la presidencia de Macri se le realizó un partido de homenaje a Diego Armando Maradona en La Bombonera. Foto vía Infobae.

Tras un breve periodo, durante el cual Óscar Tabárez —actual seleccionador de Uruguay— se hizo con las riendas de Boca, Bianchi volvió al banquillo 'xeneize' en 2003. Su regreso fue un éxito sonado: el 'Virrey' conquistó su segunda 'Triple Corona'. Macri, en el palco, sonreía de oreja a oreja.

El hoy presidente de Argentina sumó hasta 17 títulos al frente de Boca Júniors hasta abandonar el cargo en 2005 para, entonces sí, dar el salto a la política.

En líneas generales, el trabajo de Macri como máximo mandatario de Boca solo puede catalogarse como muy bueno. A pesar del inicio titubeante, Macri logró devolver el club a la senda de los triunfos mientras saneaba su economía en el proceso, un hito muy complicado dada la tensa etapa económica que vivió Argentina en el cambio de siglo.

También la cantera de Boca se benefició de su gestión; muchos jóvenes futbolistas salieron de los campos de entrenamiento con rumbo bien al primer equipo bien a Europa o México a cambio de pingües sumas de dinero. Juan Román Riquelme o Carlos Tévez son seguramente los casos más sonados y los mejores ejemplos de este periodo. También destacaron, por supuesto, jugadores fichados de otros clubes como Guillermo Barros Schelotto —recomendado por Diego Maradona— o el legendario Martín Palermo, así como los colombianos Óscar Córdoba, Jorge Bermúdez o Mauricio Serna.

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Se dice que la relación entre Macri y Riquelme nunca fue del todo positiva; aún así, liderados por el '10', Boca se convirtió en una máquina de ganar títulos. La Copa Intercontinental del año 2000, donde los 'xeneizes' se impusieron ni más ni menos que al todopoderoso Real Madrid de los Galácticos, fue el ejemplo más sonado de esta época gloriosa.

Si Bianchi y Macri fue claves en en el éxito de Boca Juniors, a Juan Román Riquelme deberíamos considerarle su tercer mosquetero. Foto vía EFE.

En Argentina, el futbol es una religión y la pelota es la Biblia misma. La etapa de Macri al frente de Boca le convirtió en un personaje muy popular en el país de la albiceleste. Los triunfos en el deporte de algún modo sanan las heridas que provoca la vida común; fue a partir del profundo conocimiento de esta característica —típica de Argentina… y de la Humanidad entera— que Macri construyó su personalidad pública y su futuro político.

Seguramente nadie conocería a Mauricio Macri si éste no hubiera gozado de éxitos al frente de Boca Júniors. Sin los goles de Palermo, los pases de Riquelme y la dirección de Bianchi, probablemente Macri jamás habría llegado a la alcaldía de Buenos Aires… y menos aún a la presidencia de la Argentina. Al fútbol se lo debe.

Sigue al autor en Twitter: @Andrescorona