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Música

En defensa del Big Beat, el género de los 90s que los "conocedores" aman atacar

El momento musical más menospreciado que nos dio a grupos como The Prodigy, The Chemical Brothers y Fatboy Slim.
Fans at a Prodigy concert (Photo via Vladimir Petkov/Flickr)

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Este artículo se publicó originalmente en THUMP EUA.

Nada sobre la música estadounidense comercial de finales de los 90s fue particularmente muy bueno. Incluso nos gusta recordar esos años a través de lentes raves pintados de rosa—fue un momento sombrío. El rock y el grunge dieron una inevitable zambullida cuando charlatanes como Bush y Live se hicieron cargo del rock alternativo en 1995. El club pop de Mickey Mouse iba de subida con el aumento de popularidad de NSYNC y Britney Spears y la batalla entre Blur y Oasis y todo el lodoso desfile de britpop estaba despegando. El nu metal estaba burbujeando como soundtrack de la nueva era suburbana de la ultra-violencia. El minimal y el progressive house estaban a la vuelta de la esquina. Si un fatalista escuchaba música conforme se acercaba el milenio, podía pensar que el ciclo de la humanidad se había quedado sin ideas y estaba destinado al fin.

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El big beat, otro género musical masivamente popular que ayudó a definir los 90s, es en ocasiones recordado con pena colectiva. Tanto los críticos como las cabecillas de la música electrónica de aquellos días gustaban de tratarlo como un cliché, pensando en él como una grandiosidad para arenas al estilo del rock que amaba los drops eufóricos, con estilo pegajoso y predecible—el equivalente a las "boy band" del subgénero electrónico, como lo mencionó un usuario en el foro abierto de Ars Technica en el 2001. Como fenómeno pop, el big beat sólo duró algunos años como una rebanada sustancial en el pastel de la música pop en Estados Unidos. Se argumenta que el género alcanzó su punto más alto entre 1995 y 1999—con actos como The Chemical Brothers y The Prodigy recibiendo nominaciones y premios Grammy conforme vendían millones de álbumes en todo el mundo—antes de su eventual declive. "[El big beat] comenzó como un respiro de aire fresco, excitante y liberador", comentó Damian Harris, el fundador del sello Skint, a the Guardian en el 2008, "y terminó siendo tan molesto como el ruidoso grupo de borrachos que quieres que se vayan de la fiesta".

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Pero incluso cuando el big beat es recordado en ocasiones como el punto más bajo de la evolución de la música dance, o como un cínico movimiento de mercadeo, el género tiene un significativo lugar en la historia de la música electrónica popular estadounidense. El big beat ayudó a abrir con fuerza la puerta y demostrar que había un interés en la música electrónica en el contexto comercial de Estados Unidos. Su éxito de ventas representó la primera iniciativa exitosa por parte de un gran sello discográfico de empaquetar y exportar a Estados Unidos una versión destilada de la música electrónica que ellos mismos habían creado, solidificando la idea en los 90s de que los DJs y productores podían ser altamente rentables en los Estados Unidos fuera del contexto del trance. Actos de estadio como The Chemical Brothers y Fatboy Slim también establecieron la música electrónica como un formato creíble para arenas para la siguiente generación de niños que crecerían haciendo beats en sus sótanos para tocarlos en los principales escenarios de los festivales de todo el mundo.

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Entonces, te estarás preguntando, ¿qué es el big beat? El sonido big beat surgió en Inglaterra a inicios o mediados de los 90s en el contexto de la escena rave británica, con artistas como The Chemical Brothers y Fatboy Slim arrojando todo en una licuadora—el rock, el techno, el rap, el pop, el punk, todo—para crear una extraña mescolanza. Fiel a su nombre, los beats eran realmente chonchos—eran una verdadera carrera por ver quién llegaba con las construcciones, beats y drops más macizos y rimbombantes.

La mayoría de los éxitos del big beat como "Block Rockin' Beats" de The Chemical Brothers y "Praise You" de Fatboy, estaban en un tempo promedio de entre 90 y 120 BPM—más veloces que la mayoría del hip-hop y el trip-hop, pero más lentos que las lineas de bajo del house y techno a 120 BPM. El big beat también le debe mucho a Coldcut y otros héroes británicos de la tornamesa con sampleos de breakbeat en su núcleo. No hubo una tonelada de vocales originales, pues fue un sonido muy basado en el sampleo.

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Sellos como Skint Records, Wall of Sound y City of Angels fueron importantes al definir la escena, tanto como la noche club de Fatboy Slim, Big Beat Boutique, la cuál él comenzó en Brighton en 1995 con Damian Harris de Skint. Lo que comenzó como unos cuantos tipos merodeando un género pronto se convirtió en todo un grupo de artistas británicos como Lo Fidelity Allstars, Propellerheads, Death In Vegas, Bentley Rhythm Ace, The Prodigy y Wiseguys—así como el neerlandés Junkie XL y los estadounidenses de The Crystal Method.

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El big beat estaba más enfocado en algo divertido y sin cerebro—una mezcla post-moderna de agradables sonidos independientes de significado profundo. Aunque algunos de los sonidos y estilos se encimaban, el big beat era como la antítesis pop al intelectualismo del críticamente amado IDM, y una respuesta a los DJs puristas que dominaban la escena dance británica a mediados de los 90s. Sin tratar de hacer algo más que ser torpe y funcional, fue una forma de "levantar las narices de la vieja guardia y molestar a los 'conocedores' de la música", comentó Harris a the Guardian en el 2008.

En otras palabras, el big beat fue música de fiesta basada en sampleos que apelaba al escucha casual. La fórmula del big beat era esencialmente: 1) Agarra un ritmo breakbeat y comprímelo liberalmente. 2) Corta y pega extractos de discos funk y soul. 3) Toma una vocal ("get busy child") y esparce algunos sampleos de viejos discos para niños o de bandas sonoras. 4) Llena algunos huecos con una o dos lineas de sintetizador. 5) Añade un giro de agresión rockera, psicodelia o influencia rave. 6) Enjuaga y repite.

Cuando la fórmula funcionaba, subía muy alto (ve: básicamente cualquier canción de los primeros tres discos de The Chemical Brothers). Cuando no, era vertiginosamente mala. Seré el primero en admitir que el big beat es responsable de diversas piezas de música que no deberían existir en el mundo, y debido a su actitud de samplear "lo que sea que quede", es punto de referencia para diversas abominaciones como el electro swing.

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Toma "Rockafeller Skank", el éxito de 1998 de Fatboy Slim, como uno de los más grandes delincuentes del big bet. Quizá sea su tonto sampleo de guitarra. Quizá es el sampleo mal colocado de Lord Finesse diciendo "right about now, funk soul brother" que se siente vacío y arbitrario. Pero esta canción se mete bajo mi piel de forma que pocas cosas pueden. No hace falta decir que, de algún modo este track fue todo un éxito.

"El big beat comenzó como un respiro de aire fresco, excitante y liberador y terminó siendo el grupo de tipos borrachos que quieres que abandonen la fiesta"—Damian Harris, co-fundador de Big Beat Boutique

De hecho, el big beat también representó el primer intento exitoso de un gran sello discográfico de empaquetar y exportar a Estados Unidos una versión destilada de la música electrónica que habían creado—house, techno y un giro de hip-hop—a través del lente británico del post-rave. Otros, como el sello WHT LBLS de Rick Rubi, habían llegado antes para intentar de comercializar el techno y habían fallado. El big beat, sin embargo, recargo el arma algunos años después. El hecho de que coincidiera con la invasión britpop de la segunda mitad de los 90s tampoco es una coincidencia, ya que ambos son ejemplos de los ingleses tomando las raíces musicales de Estados Unidos, limpiándolas y vendiéndoselas de vuelta a los adolescentes estadounidenses por veinte dólares. No hay forma de negar el hecho de que era música hecha por británicos de la clase media alta, destinada a jóvenes estadounidenses de la clase media alta—y que muchos de los más grandes actos del big beat eran hombres blancos heterosexuales.

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Yo era un adolescente en Deep South cuando llegó el big beat. Me di cuenta de su existencia por 1996 al mirar un divertido video conceptual de The Chemical Brothers en MTV. Folk, jazz, brass, blues, rock y rap eran los sonidos dominantes de mi niñez donde crecí y las opciones eran limitadas cuando tratabas de encontrar techno y house por debajo del radar. En esos días, aún era muy joven para los raves, pero fui llevado al exotismo del techno, el cual sonaba como si viniera de mundos lejanos a mi área provincial. Después, me obsesioné con The Prodigy. En su punto más alto, The Prodigy eran una parte importante y con credibilidad de la escena big beat, capaces de mezclar sonidos disparatados como sampleos de Ultramagnetic MC, chonchos riffs de guitarra y lineas de sintetizadore pegajosas. Aunque The Prodigy ha dejado de hacer música que se conecte conmigo en días actuales, fue el popular mixtape de 1999, _The Dirtchamber Sessions Vol. 1 (_tristemente nunca hubo un vol. 2), el que considero como la mejor muestra del estilo del big beat. Es un megamix de discos de hip-hop y rock con clásicos de Celluloid, "King Kut", new school, Sex Pistols, Babe Ruth y otros grandes artistas del big beat—y es veloz y divertido.

El momento de popularidad del big beat llegó a su fin en el 2000, aunque a diferencia de otras micro escenas, dio origen a otros subgéneros como el brostep y el trap a finales de la década del 2000. En su entrevista con the Guardian, Harris comenta que la escena se colapsó en si misma. "La cocaína se volvió más predominante—nunca es sano para una escena", comentó. "El éxito significa que nos movemos de pequeños clubes a enormes arenas y los DJ sets se vuelven predecibles. Así que la gente se alejó en diferentes direcciones y el big beat se convirtió en una palabra sucia". De acuerdo con Harris, el sonido del big beat también perdió todo sentido tras ser escuchado hasta la muerte en trailers de películas de acción, anuncios, videojuegos y eventos deportivos. Con la sobre exposición, la música se volvió repetitiva y menos inspiradora, y los éxitos llegaban difícilmente. Incluso The Chemical Brothers vieron disminuir su creatividad en un lapso de la década pasada, y ellos estaban entre los mejores y más aventurados escritores de canciones. Nadie pudo descubrir a dónde moverse así que se movieron a otra cosa.

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Aún así, durante su vida, el big beat produjo varios artistas de gran nombre y también discos: actos como Crystal Method, The Prodigy, The Chemical Brothers y Fatboy Slim han estado de gira por Estados Unidos de forma continúa desde entonces. Incluso si "Skank" nunca fue de mi agrado, "Praise You" de Fatboy probablemente marcó el punto más alto del big beat estadounidense, antes del declive del género.

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El big beat también estableció a The Chemical Brothers como la primera banda de música electrónica popular de las arenas. Mucha de las cosas que hace Daft Punk—gigantescos shows en vivo, temáticas de alto concepto, lanzar un LP como si fueran estrellas de rock—las hicieron primero The Chemical Brothers y, de muchas formas, mejor. Incluso podrías decir que el primer disco de Daft Punk es esencialmente un álbum de big beat dividido con algún histrionismo del rave. Mira "Da Funk", por ejemplo—ese enorme mid-tempo no estaría fuera de lugar en un disco de Chemical Brothers. Lo único que ha evitado que sean etiquetados como big beat es su nacionalidad francesa, pero si Homework no es big beat, entonces no sé qué es.

Finalmente, el big beat puso el camino para géneros como el blog house y, después, el brostep y el trap. Esas grandes construcciones y drops, el estilo de "samplear lo que sea", la idea de salir en grandes festivales e incluso su superficialidad, fue pavimentada por DJs y productores de big beata. El Big beat ayudó a limpiar el camino para todos, desde Justice hasta Diplo, hasta dioses como Jamie xx—y te guste o no, su espectro permanece en la música electrónica hasta nuestros días.

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