El final de Totti encarna el miedo de un país entero
John E. Sokolowski-USA TODAY Sports

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el símbolo de un pasado mejor

El final de Totti encarna el miedo de un país entero

La retirada de un mito del fútbol italiano como Francesco Totti parece próxima, y el abismo no solo afecta al jugador: de alguna forma, es como si todas las incertidumbres que afronta Italia se encarnaran en su figura.

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Francesco Totti es un icono de la AS Roma y del fútbol italiano en general.

Y también es un imbécil.

A siete meses de su cuadragésimo cumpleaños, el capitán romanista sigue encendiendo toda Italia con su tradicional mezcla entre ambas características. Es como si no fuera capaz de evitarlo… o mejor dicho, como si la polémica fuera una parte inevitable de su carácter.

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La edad ha suavizado el carácter de Totti. Cabe recordar que estamos hablando de un hombre que fue expulsado en un partido de la Euro 2004 por escupirle en la cara a Christian Poulsen; Francè es un tipo capaz de patear a Mario Balotelli en una final de Coppa y de inspirar una compilación en YouTube titulada Francesco Totti: The Bad Side.

Sí, Totti puede ser un bad boy orgulloso y engreído, listo para montar berrinches y polemizar cuando un entrenador decide desafiar su papel en su querida Roma —el único club que ha conocido en su carrera, por cierto—.

Luciano Spalletti no tenía pinta de ser el hombre que causaría el choque definitivo. Fue precisamente bajo Spalletto cuando Totti protagonizó su mejor temporada a nivel goleador, la 2006-07: en esa campaña, el '10' romanista anotó hasta 26 goles en la Serie A y se llevó la Bota de Oro.

Francesco Totti haciéndose un selfi con los fans del Olímpico de Roma. Foto de Alessandro Bianchi, Reuters.

Spalletti es un técnico con preferencia por los jugadores creativos, algo que Totti posee a raudales incluso cuando no es el principal protagonista. En esta segunda etapa de Luciano en el banquillo giallorosso, sin embargo, Totti solo ha jugado dos partidos… y ambos saliendo desde el banquillo. En su haber solo hay media hora ante el débil Frosinone en la Serie A y algunos minutos de la basura en la derrota de la Roma frente al Real Madrid.

El bajón de minutos parece inevitable para un futbolista de 39 años que perdió su ritmo hace tiempo, especialmente si tenemos en cuenta que la Roma ha logrado su mejor racha de resultados de los últimos meses sin el concurso de Francè… y que Spalletti propone un fútbol dinámico donde la velocidad es un factor clave.

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Totti, sin embargo, es quien es. En lugar de cerrar su carrera con una despedida feliz, el capitán romano decidió sacar los cañones a la cubierta y disparar unas cuantas salvas como amenaza. Con Spalletti cerca, Totti rechazó la petición de comentar el partido contra el Madrid: "¿Quieres entrevistarme?", le dijo a un periodista español. "Pero si yo ya ni cuento".

Al día siguiente, Totti explotó y concedió una entrevista contradictoria y frustrante. Francè empezó asegurando que nunca había exigido minutos y terminó amenazando con irse gratis. El capitán romanista primero declaró que confiaba en Spalletti, pero seguidamente explicó que su relación con el técnico se reducía a "decirse buenos días y buenas tardes" y acabó insinuando que Luciano filtraba historias suyas a la prensa.

Francesco Totti supera al portero Stefano Sorrentino, de la US Città di Palermo. Foto de Tony Gentile, Reuters.

En la práctica, lo que le está ocurriendo a Totti es algo muy humano: sencillamente, una persona que hasta ahora había sido clave pasa a ser secundaria. Por mucho que no deba extrañar a nadie que un jugador de 40 años empiece a quedar relegado a un segundo plano, desde el punto de vista personal es muy difícil de encajar. Futbolistas de la talla de Raúl González o Xavi Hernández han pasado por este proceso… y es de todo menos sencillo.

Totti, al fin y al cabo, es una figura generacional del futbol italiano. Es el jugador más grande que haya llevado la camiseta de la Roma en décadas —quizás el mejor de todos los tiempos— y el futbolista italiano más talentoso desde Roberto Baggio. Francè heredó el brazalete de capitán de la Roma a los 21 años: en su día, fue el capitán más joven de toda la Serie A. A los 25, llevó a la Roma hacia su primer campeonato de liga desde 1983. A día de hoy lleva más de 300 goles, 244 en partidos de liga.

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Desde la óptica del público, también es comprensible que la nostalgia gane a la razón cuando hablamos de personajes con historiales así. Cuando Spalletti dejó fuera a Totti en el partido contra el Palermo como castigo tras la entrevista, parte de los aficionados abuchearon al técnico y entonaron el "solo hay un capitán" hasta que el propio Francesco se lo agradeció desde las gradas.

John Arne Riise, que fue compañero suyo en Roma, llamó a Totti "dios y rey" de la capital italiana; el mítico Zdeněk Zeman salió en defensa del capitán giallorosso y repitió el refrán favorito de todos: "Francesco Totti es Roma". Carlo Mazzone, que fue entrenador de Totti en sus primeros años con el primer equipo romanista, incluso arremetió contra Spalletti porque según él "solo va en busca de la gloria".

Totti, tirando un penalti frente al Atalanta BC. Foto de Tony Gentile, Reuters.

La idolatría por sí sola, sin embargo, no explica la enorme cantidad de defensores que le han salido a Totti. La verdadera explicación de la fascinación que provoca no es tanto él mismo como lo que representa. Una vez Andrea Pirlo decidió dar el salto a la MLS, Totti y Gianluigi Buffon quedaron como los últimos vestigios de una época en la cual Italia dominó el fútbol mundial.

Al fin y al cabo, Totti fue la estrella de la Roma que ganó el scudetto cuando la Serie A era la mayor liga de Europa, el lugar donde se concentraban el dinero y los cracks en mayor abundancia del continente. Totti también fue una pieza importante de la selección azzurra que se alzó con el Mundial de 2006: es un símbolo, más que un futbolista.

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El declive de Totti no fue el catalizador de un gradual desmoronamiento de la Serie A o de la selección italiana: los culpables fueron más bien la crisis económica que diezmó el país y el fracaso de una generación talentosa que un gran entrenador como Cesare Prandelli no pudo llevar a la gloria.

El fútbol, además, no fue lo único que cambió en Italia. Los índices de nacimiento han caído de forma tan alarmante que el gobierno no ha titubeado en calificar al país como "una nación moribunda". La inmigración es el factor principal del crecimiento de la población, y sin embargo una importante proporción del país aún la ve con reticencias. Todo esto, por desgracia, se ha filtrado al deporte rey.

Pancarta con la cara de Francesco Totti y la leyenda "Il Capitano", 'el Capitán'. Foto de Darren Whiteside, Reuters.

Con este telón de fondo, Totti sigue erigiéndose como un sello distintivo del carácter italiano. Francè es el hijo devoto que rechaza a los nuevos clubes para quedarse en casa, cerca de su madre; es el hombre que perdió su virginidad a los 12 años, y que se casó con una corista en una boda transmitida en directo por televisión nacional.

Totti es talento, un talento infinito: un talento que solo aparece una vez cada mucho tiempo. ¿Cuántos prodigios más como él aparecerán en el momento justo, exactamente cuando Italia los necesite para ocupar el trono mundial?

Esta pregunta es muy incómoda y nadie quiere hacérsela, porque la respuesta suele ser preocupante. Mientras Totti siga vistiendo la camiseta con el '10' en la Roma, sin embargo, no será necesario formularla, y eso es muy cómodo. Aunque el capitán romanista no sea el mismo de antes, sus pinceladas siguen siendo suficientes para reconfortarnos.

Francesco Totti pugna por un balón con el defensa juventino Leonardo Bonucci en una imagen bastante metafórica del cambio generacional en el fútbol italiano. Foto de Giampiero Sposito, Reuters.

El mejor truco de Totti ha sido permanecer tanto tiempo en la Roma, intentando mantener su mejor nivel y a la vez adormeciendo tanto a su club como a Italia entera. Hoy, sin embargo, la retirada parece inminente: a pesar de su belleza física y futbolística, todo se ha vuelto feo y oscuro alrededor del otrora glorioso capitán romanista. El final aún no ha llegado, pero está claro que ya no hay futuro.

Sabiendo como es Totti, sin embargo, no parece que haya una forma sencilla de solucionar la ecuación que no incluya una potente dosis de dolor y lágrimas. Al fin y al cabo, cuando Francè está cerca, la polémica es algo sencillamente inevitable.

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