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Comida

Comer carne requiere matar más animales de lo que piensas

Todos (espero) sabemos que la carne viene de los animales. Pero viendo cuántos animales son asesinados para tener una dieta alta en carne, puede ser muy angustiante.
Hilary Pollack
Los Angeles, US
Foto von Neil Howard via Flickr

Es fácil no pensar en logística cuando le estás clavando el diente a un bistec particularmente jugoso y en su punto; o cuando estás devorando una cubeta enorme de pollo Búfalo; o cuando masticas el tocino del desayuno. Estas comidas vienen de los restaurantes. Antes de eso, de los abastecedores. Y antes de eso, de los carniceros. ¿Y quién está pensando más allá?

La carne tiene dos caras. Una es la hermosa y sangrienta creación colocada en medio de dos panes y puesta frente de ti en un plato. La otra es el mamífero de 600 kilos con pezuñas, cabello y –lamento recordártelo— una cara. Lo mismo pasa con el salmón de tu sashimi (escamas y aletas) o el pollo de tu estofado (plumas, pico, patas). Aún cuando mantienes eso en mente, es difícil imaginar cuántos animales están muriendo por alimentar nuestro pecaminoso amor hacia las hamburguesas de queso y tocino.

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La calculadora vegetariana es una nueva herramienta creada para contabilizar la cantidad de seres vivientes que son sacrificados para abastecer tu dieta omnívora. Ser vegetariano por dos años, por ejemplo, podría salvar a 404 animales —y bajar tu cuenta personal de consumo carnívoro en un promedio de 180 kilos de carne.

Las implicaciones de ser omnívoro son aún más asombrosas si se toma en cuenta toda una vida. Si comes carne regularmente desde la niñez hasta la vejez, te habrás comido 7 mil animales. Si investigas un poco más, verás que tu cementerio personal incluye 11 vacas, 27 cerdos, 2 400 pollos, 80 pavos, 30 ovejas, y 4 500 pescados.

Quizás once vacas no parece un número tan grave, pero es que calcular el consumo de carne de vaca por persona es un negocio complicado. Una sola vaca puede ser transformada en 540 kilos de carne, pero una sola hamburguesa puede contener carne de cientos de vacas diferentes. La calculadora basa su información en la cantidad de carne consumida por un americano promedio, quien según información de la USDA de 2008, come tres hamburguesas a la semana.

Además de sacar a luz el número de animales afectados por una dieta, la calculadora también muestra el impacto ambiental. Dejar de comer carne por cinco años, por ejemplo, evita —en teoría— la liberación de 3 600 litros de dióxido de carbono en la atmósfera.

Aunque es fácil ponerse a la defensiva ante estas acusaciones de asesinato masivo y polución indiscriminada, no debería ser una noticia sorprendente que la carne viene de los animales. (Vale la pena mencionar que un estudio alarmante del 2012 descubrió que más de un tercio de la población total de jóvenes en el Reino Unido no sabía que el tocino viene de los cerdos; y sólo 41 por ciento sabía que la mantequilla se hace con leche de vaca.)

Con los peligros ambientales en el horizonte, un reporte de las Naciones Unidas instó en 2010 a un cambio global hacia una dieta basada en plantas. "Se espera que el impacto ambiental de la agricultura aumente sustancialmente debido al crecimiento de la población —por ende, al aumento de consumo de carne", dice el reporte. "Una reducción sustancial de dicho impacto sería posible con un cambio radical en la dieta de todo el mundo. Esta debe estar lejos de los productos de origen animal".

El reporte también nota que la ganadería es responsable del 70 por ciento del uso global del agua potable, así como de una significativa emisión de gases de efecto invernadero.

¿Alguien va a arrancar ese sándwich French Dip de tu mano? Por supuesto que no. Pero antes de tachar a la calculadora como una tontería propagandística, pensemos que puede ser, para nuestra ventaja colectiva y la de los animales, una forma de ponerle cara a nuestra comida.