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España y la UE dan la espalda a las Ciudades Refugio, pero ellas no se rinden

Ante el incumplimiento del acuerdo europeo de reubicación de refugiados y el preacuerdo de la UE con Turquía, Barcelona presenta nuevas medidas, Valencia reenfoca su esfuerzo y Madrid se plantea cambios inminentes para seguir con su lucha solidaria.
Refugiados y migrantes tratan de alcanzar suelo macedonio desde Grecia cruzando un río. (Imagen por Yannis Kolesidis/EPA)
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Lo dijeron en septiembre y lo vuelven a decir ahora: queremos ayudar a los refugiados que huyen de la violencia y, en muchos casos, de la muerte.

Desde entonces, los ayuntamientos españoles de la Red de Ciudades Refugio han estado esperando la supuestamente inminente llegada de un numeroso contingente de refugiados que España se comprometió a acoger. Ellos y ellas huyen de conflictos armados o de la persecución por motivos políticos, de raza, religión, nacionalidad o pertenencia a un determinado grupo social, y proceden sobre todo de Siria, pero también de otros países como Afganistán e Irak.

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Se trataba de una pequeña parte de aquellos que habiendo alcanzado suelo europeo, en la mayoría de los casos a través del Mar Mediterráneo, debían beneficiarse de las cuotas de reparto de refugiados establecidas por la Unión Europea (UE) el pasado septiembre ante la situación de emergencia humanitaria.

El acuerdo llegó para dar respuesta a la dimensión de los flujos de desplazados forzosos en 2015, los mayores desde la II Guerra Mundial, que se tradujeron en las masivas llegadas de migrantes a países como Italia y Grecia. Hoy siguen llegando y en mayores cantidades.

España debía asumir unos 17.680 refugiados, pero seis meses después sólo han llegado 18 personas. Europa, un total 160.000 refugiados, de los que apenas 900 se han podido beneficiar hasta el momento.

Pero en este contexto de parálisis y tras el reciente preacuerdo de la UE con Turquía para expulsar los refugiados a este país, la solidaridad ciudadana no tira la toalla. Los ayuntamientos españoles de las Ciudades Refugio continúan dando muestras de su perseverancia y de su compromiso para dar salida a la solidaridad de sus ciudadanos.

Así, Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, volvía este martes a liderar el movimiento solidario municipal anunciando su compromiso de destinar 300.000 euros a la tareas de las ONG que trabajan en los puntos más calientes de la llegada de refugiados por el Mar Mediterráneo. La jefa del ejecutivo municipal anunciaba, además, un convenio de colaboración para ayudar con asistencia técnica a Lesbos, en Grecia, y Lampedusa, en Italia, dos de las ciudades que soportan una mayor presión migratoria.

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Durante la presentación de las nuevas medidas enmarcadas en su plan Barcelona Ciudad Refugio, Colau recordó los primeros pasos de esta iniciativa: "Hemos alzado la voz, hemos escrito al presidente español Mariano Rajoy, hemos destinado 600.000 euros adicionales al servicio municipal del SAIER [que atiende a los peticionarios de asilo en la ciudad], hemos impulsado la web Barcelona ciudad refugio que recibe centenares de ofrecimientos ciudadanos".

Ciudades Refugio para solicitantes de asilo en España — ¿Solo si el Estado lo quiere?. Leer más aquí.

Pero la UE y España no están respondiendo a la crisis humanitaria, sostuvo Colau. Sus palabras fueron duras: "Están fallando, son cómplices de la muerte de los refugiados…El pacto con Turquía es inmoral y vulnera el derecho de asilo y el derecho internacional en materia humanitaria".

Los nuevos pasos anunciados por el ejecutivo municipal no podrán aliviar sustancialmente la tragedia que viven los refugiados que abandonan su país para sobrevivir [solo en 2016 lo han hecho más de 150.000 personas por vía marítima a Europa], pero pretenden actuar como un revulsivo ante la "inacción" de España y la Unión Europea, ejerciendo presión e inyectando un nuevo impulso al papel de los municipios.

El mensaje es claro: ante un nuevo escenario, nuevas medidas. Si el ayuntamiento no puede traer a los refugiados, habrá que ir allí donde están los migrantes más necesitados.

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Barcelona, que con este anuncio ha logrado aplacar las dudas sobre el verdadero alcance del plan Ciudad Refugio, dada las nulas competencias municipales en materia de asilo y la fracasada política de las cuotas, no es la única ciudad que está en marcha.

Roberto Jaramillo, concejal de Cooperación al Desarrollo y Migrantes de Valencia, explica a VICE News que ante el fracaso del acuerdo de la UE para reubicar a los refugiados, este municipio ha optado por reforzar el apoyo a los desplazados forzosos que ya residen en el municipio.

A finales de septiembre, Valencia aprobó una moción para reivindicar su condición de Ciudad Refugio y poco después lanzó un crédito de 200.000 euros destinado a campañas de sensibilización, a dotar de mayores recursos económicos a las organizaciones que gestionan la acogida como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Accem o Cruz Roja y a alimentar y canalizar la red municipal de solidaridad mediante una web donde se apuntan aquellos ciudadanos que quieren ofrecerse como voluntarios.

"Los refugiados que debían venir con el sistema de cuotas no han llegado, así que hemos paralizado el equipo de trabajo que debía desarrollar la acción municipal para preparar esta acogida [que se preveía inminente y numerosa]. Pero ya tenemos refugiados en nuestra ciudad y los estamos ayudando", dice Jaramillo.

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"Las iniciativa de las llamadas Ciudades Refugio tiene mucho sentido. Sólo en la ciudad de Barcelona atendimos a 1.000 migrantes en esta situación en 2015. Los refugiados siguen llegando aunque por otras vías y rutas como Melilla en la frontera sur y La Junquera, por el norte", explica a VICE News Óscar Barbero, director de intervención social de Cruz Roja Catalunya.

El mensaje de las Ciudades Refugio ha movilizado a muchos municipios, sostiene Barbero, quien define la ayuda como el apoyo de las ciudades al sistema de acogida estatal. "Este apoyo [que en algunos casos también se traduce en partidas económicas adicionales] facilita el acceso de los refugiados a los servicios y recursos sociales. Se trata de servicios como el padrón, recursos de formación como los cursos de normalización lingüística o asesoramiento jurídico o psicológico. Todo esto ya existe pero cuando tienes un interlocutor claro en cada ayuntamiento la ruta de integración de estas personas funciona mejor", precisa.

Madrid, Zaragoza, Pamplona, Huelva o Córdoba también forman parte de la Red de Ciudades Refugio y han mostrado su compromiso con la causa.

La adaptación de estas ciudades a la nueva realidad es la clave. El ayuntamiento de Madrid habilitó una partida de 10 millones de euros para recibir la importante llegada de los inmigrantes reubicados. Un montante que, de acuerdo con el plan de refugiados, debía destinarse a la construcción de nuevas viviendas y al acompañamiento de estas personas durante el proceso para obtener el derecho al asilo ofreciéndolos, por ejemplo, asesoramiento administrativo, ayuda en los procesos de matriculación escolar de sus hijos, apoyo psicológico.

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Ahora, fuentes del ejecutivo de la capital española, se muestran decepcionados porque "se ha dado la espalda al esfuerzo y a la solidaria de la gente". El ejecutivo madrileño esperaba acoger a 250 personas y el dinamismo inicial del equipo de gobierno, impulsado por la voluntad colectiva, se plasma en las más de 10 toneladas de enseres donados como ropa, zapatos, mantas y calefactores que todavía aguardan la llegada del anunciado contingente de refugiados.

"Estamos desconcertados y tristes y, si no hay novedades próximamente, tendremos que reajustar nuestro plan", afirman las mismas fuentes.

"Pese al preacuerdo con Turquía, la consigna sigue siendo la misma, que nos tenemos que preparar para la llegada", explica a VICE News Estrella Galán, secretaria general de la CEAR. La realidad, asegura, es muy diferente.

"Nos sorprende que el gobierno español se haya dotado de un presupuesto, nos inste a abrir plazas de acogida y no lleguen", lamenta Galán. De acuerdo con el ejecutivo, añade, "los motivos se deben a que la situación en Grecia es complicada porque no se identifica a las personas debidamente y eso incide en cuestiones de seguridad". Pero las personas, continua, siguen intentando llegar a su destino con o sin ayuda de las autoridades.

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