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Música

El culto del Chivo Negro y su nuevo álbum 'Volume Death'

Uno de los estrenos más emocionantes en la música independiente en México para el año en curso.

Chivo Negro es una banda originaria de Sinaloa, un Estado en el noroeste de México con la tradición de música regional más poderosa en la cultura mexicana actual. De ahí, de entre ese bacanal de sangre, sombrero, droga y alcohol, se desbanda esta manada de cabras brunas para rendirle culto a la oscuridad del maligno. Con una mezcla de sonidos que van del heavy psysch al sludge y el doom, Chivo Negro se abre paso en la espesura de una noche eléctrica, andando por un aquelarre de noise, horror y psicodelia: penumbra total que se manifiesta en todo su esplendor en su primer álbum oficial, recién estrenado: Volume Death.

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No importa lo rápido que viaje la luz, siempre se encuentra con que la oscuridad ha llegado antes y la está esperando. Bajo esta premisa, Chivo Negro experimenta con un sonido completamente inhóspito, casi inclasificable, un shoegaze oleaginoso y profano, un cortocircuito de luz entre dos eternidades de oscuridad. Volume Death, grabado en las Dunas Studio de Monterrey, fue masterizado por James Plotkin (Paal Nissen-Love, Tim Wyskida, David Fonech), en octubre de este año.

Una narrativa espesa recorre los seis tracks cabalísticos del álbum, que ellos mismos definen como una historia de muerte, destrucción y caos en ámbitos como la naturaleza, la religión y la humanidad en general, tanto por la mano del hombre como por fuerzas extraterrestres y sobrenaturales. Oscuridad compuesta por rasgueos furiosos en delicadas afinaciones sordas, distorsiones terroríficas guiadas por una batería espectral e intensa: un ruido en el que se asoman riffs de los años 70 sobre una capa de psych denso como la lobreguez misma.

Quizá los tracks más posesos de su Volumen de la Muerte sean el IV ("Enki") y el VI ("Ascend"), piezas en las que el brillante sol se apaga y los astros vagan extinguiéndose por el espacio eterno, sin rayos, sin rutas, y la helada tierra oscila ciega y oscurece en un cielo sin luna. Una música endemoniada en la que la mañana llega, y se va y llega, y no trae consigo el día, y los hombres olvidan sus pasiones ante el terror de esta desolación, y todos los corazones se congelan en una plegaria egoista por la luz.

Chivo Negro son Ramón Arellano (Guitarra), Fausto Arellano (Guitarra / Bajo) y Abel Lizárraga (Batería). Es mejor que pruebes tú mismo el culto al Macho Cabrío, el Chivo Negro de la eufonía oscura, que puede ya ser auscultado a través de su Bandcamp y dándole play abajo.

Porque estamos todos llenos de dudas, estamos creando la oscuridad. Escucha a Chivo Negro para que vuelva a apagarse la luz, para que entre de nuevo la oscuridad.

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